Una de las causas principales del estrés es tener los niveles bajos de glucosa en sangre, ya que provocan irritabilidad, falta de concentración y nerviosismo, lo cual hace que nos sintamos aún más estresados. Además en situaciones de estrés producimos más adrenalina, y ésta acelera nuestro metabolismo, lo que hace que aumentemos el consumo de carbohidratos, proteínas y grasas. De manera que si hay un consumo rápido de carbohidratos nuestra glucosa en sangre sufre altibajos constantes y nuestro cerebro lo nota provocando el deseo de comer más alimentos, reacción bien conocida por personas que sufren de estrés. Por ello, debemos ser fuertes y evitar recurrir a alimentos llenos de azúcares y grasas saturadas por mucho que nos apetezcan porque a la larga contribuyen a aumentar nuestros niveles de estrés.
Alimentos con un índice glucémico bajo: cereales integrales, verduras, legumbres… ayudarán a mantener nuestros niveles energéticos estables y a reducir antojos y ansiedad. Además los cereales integrales ricos en triptófano ayudan a mejorar nuestro estado de ánimo. Una dieta rica en hidratos de carbono de asimilación lenta ayuda a alimentar el cerebro y a reducir los niveles de estrés.
Alimentos ricos en vitamina C: en situaciones de estrés nuestro organismo utiliza más cantidad de esta vitamina, por ello, en situaciones de estrés es importante aumentar el consumo de alimentos que la proporcionen: las verduras de hojas verdes como la col y el brócoli son incluso más ricas en esta vitamina que las naranjas.
Alimentos ricos en Magnesio: el magnesio ayuda a prevenir la ansiedad y está recomendado en tratamientos contra el estrés y la depresión. Relaja los músculos del cuerpo y tiene un efecto relajante sobre el sistema nervioso. Podemos encontrar cantidades importantes de magnesio en semillas de calabaza, almendras, avellanas, nueces, soja, garbanzos, perejil…
Alimentos dulces de buena calidad, el sabor dulce relaja y es el que más presente debería estar en nuestros platos: calabaza, zanahoria, cebolla,… son vegetales que aportan un dulzor natural y equilibrado.
En 3 semanas deberías empezar a notar cambios, para entonces tu plasma sanguíneo ya habrá cambiado, y los niveles de alcalinidad se habrán normalizado. En 4 meses habrá cambiado completamente la calidad de tu sangre y podrás notar profundamente los efectos de la nueva alimentación.
Si además te mantienes mental y físicamente activo, cuentas con una actitud positiva y optimista y te ayudas de un buen descanso diario, no solo reducirás el estrés y combatirás la irritabilidad, también beneficiarás tu memoria y ayudarás a tu sistema inmunológico.
Crédito: Diario Libres