Durante su visita de tres días a Francia -que comenzó el viernes y finaliza el domingo- el papa Francisco este sábado 23 de septiembre pidió a Europa sólidas acciones relacionadas con la crisis de la migración, como parte de su discurso de clausura de la conferencia de obispos y jóvenes de todo el Mediterráneo en la ciudad portuaria francesa de Marsella.
“Aquellos que arriesgan sus vidas en el mar no invaden, buscan ser bienvenidos”, aseguró en su alocución de 35 minutos, que fue ovacionada por muchos de sus seguidores y escuchada por líderes europeos, entre ellos el presidente francés Emmanuel Macron y el ministro del Interior de Francia, Gerald Darmanin, quienes estaban presentes, al igual que la presidenta del Banco Central Europeo Christine Lagarde y el vicepresidente de la Comisión Europea Margaritis Schinas.
El discurso del Papa se da en medio de la llegada Europa de una cifra sin precedentes de migrantes en condición de irregularidad. El continente mantiene las alarmas encendidas por la situación de la migración de personas en condición irregular, y sin papeles, avivada por las llegadas masivas de africanos a la isla italiana de Lampedusa la semana pasada.
Desde que comenzó el 2023 hasta la fecha, 120.000 migrantes en condición de irregularidad llegaron a ese territorio, según informó el Ministerio del Interior de Italia. En los últimos días, a la pequeña isla llegaron cerca de 10.000 personas, de acuerdo a esa misma cartera gubernamental y a la agencia de migración de las Naciones Unidas (Acnur).
La isla, gobernada por Filippo Manino, declaró el estado de emergencia a mediados de septiembre. “Hemos reiterado lo que venimos pidiendo desde hace meses, es decir, intentar rodear la isla con barcos en el puerto, ayuda y apoyo a una isla que en los últimos meses está bajo gran estrés”, según el medio italiano RAI News.
Francisco insistió que Europa no vive una “emergencia”
La última vez que Francisco recorrió Francia fue en 2014 y hace 5 siglos que un Papa no visitaba Marsella, por eso esta visita es tan representativa.
El Papa aseguró que, en los discursos de referentes políticos europeos que se pronunciaron en el último tiempo sobre la migración irregular “dos palabras han resonado, alimentando los temores de la gente: invasión y emergencia”, y seguidamente catalogó de “propaganda alarmista” a este tipo de afirmaciones.
De esta manera, el máximo líder de la Iglesia católica, rechazó que en Europa se viva una invasión o emergencia, y pidió a los gobiernos “en la medida de lo posible, ampliar las entradas legales” porque “el rechazo no es la solución”.
“El Mediterráneo ha pasado de ser cuna de la civilización a tumba de la dignidad. Es el grito sofocado de los hermanos y hermanas migrantes”, puntualizó Francisco, y reconoció “las dificultades para acoger, proteger, promover e integrar a las personas no deseadas están a la vista de todos, pero el criterio principal no puede ser la conservación del propio bienestar, sino la salvaguardia de la dignidad humana”.
Entre julio y agosto de este año, a través del Mediterraneo, han llegado cerca de 50.000 migrantes procedentes de países como Guinea, Costa de Marfil y Túnez, junto a otros miles de personas de las que se desconoce su procedencia, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Mientras tanto, esa misma organización, confirmó que más de 2.700 personas han muerto en el intento de llegar a Europa.
El Papa aseguró que “decir basta, por el contrario, es cerrar los ojos; intentar salvarse a sí mismos ahora, se convertirá en una tragedia mañana, cuando las generaciones futuras nos agradecerán si habremos sido capaces de crear las condiciones para una imprescindible integración”.
También, resaltó que el Mediterráneo debe ser “un laboratorio de paz” frente a los “nacionalismos anacrónicos y beligerantes, que quieren acabar con el sueño de la comunidad de naciones”.
Recientes acciones frente a la situación de migrantes irregulares en Europa
El presidente francés, Emmanuel Macron, había presentado propuestas para endurecer el acceso de migrantes en condición de irregularidad a su país. A través de una carta de seis páginas que el pasado 30 de agosto envió a los partidos políticos del país, había reconocido que hay “desacuerdos” ante la aplicación de medidas, pero se justificó al declarar que “no se puede evitar” accionar al respecto.
En ese sentido, el presidente galo aseguró su interés en endurecer las condiciones de acceso para los inmigrantes irregulares, pero proyecta regularizar temporalmente a aquellos que ya trabajan en sectores con falta de mano de obra.
En Alemania, el 13 de septiembre, las autoridades anunciaron la suspensión de la acogida voluntaria de solicitantes de asilo procedentes de Italia, debido a la “fuerte presión migratoria” que vive la región.
En Italia, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, insistió en que la prioridad de la Unión Europea (UE) debería ser trabajar sobre la reducción de la llegada de personas de manera irregular.
La líder ultraderechista, que ganó las elecciones bajo la promesa de acabar con la migración irregular, dijo que la migración es “un desafío común” para la UE y que merece “una respuesta colectiva”.
El gobierno italiano, durante el pasado 14 de septiembre, anunció la aplicación estricta de una normativa aprobada en 2015, que tiene como fundamentos la directiva europea 2013/33, en la que se establece que los inmigrantes que lleguen a Italia pueden evitar su retención en los centros de acogida pagando 4.938 euros, que serán utilizados para abonar un alojamiento adecuado en el territorio nacional.
De acuerdo al Ministerio del Interior, en lo que va de año a las costas italianas llegaron 132.867 inmigrantes, casi el doble que en el mismo periodo del 2022 (69.498) y el triple que en 2021 (43.756), según datos recopilados por la agencia EFE.
Con EFE, AFP, AP y medios locales.