Por JUAN T H
La ambición política los dividió y los separó en parcelas distintas. Ahora la ambición por el poder pretende unirlos desvergonzadamente.
Vladimir Lenin, teórico marxista, padre de la revolución rusa, aconsejaba hacer “pactos y compromisos, más no traficar con los principios”, porque no es cierto que en la política no existe la ética ni la moral, que lo único importa es el resultado de la acción misma.
Cualquier pacto o acuerdo debe tener una ética, basada en principios morales que la sustente y le de legitimidad política, económica y social, pues de lo contrario terminará en fracaso, no importan los resultados del momento.
La historia reciente muestra el pacto firmado entre el Partido Reformista y el Partido de la Liberación Dominicana (Joaquín Balaguer, Juan Bosch y Leonel Fernández) para impedir el triunfo del doctor José Francisco Peña Gómez; una alianza racista y perversa que no permitió que el líder del PRD llegara a la presidencia de la República. (El país nunca sabrá lo que perdió al negarle al doctor Peña Gómez la presidencia de la República)
Posteriormente el Partido de la Liberación Dominicana, con Leonel Fernández a la cabeza, capaz de cualquier cosa, firmó el llamado “Pacto de las corbatas azules” con Miguel Vargas Maldonado, en un acto de traición inconcebible que terminó destruyendo al PRD y convertirlo en una entelequia al servicio de los peores intereses nacionales, del que no ha podido levantarse jamás.
Resulta extraño que ninguno de los lideres de las principales fuerzas políticas no acudieran a la rueda de prensa donde se anunció la creación del Pacto, se abrazaran, estrecharan sus manos, levantándolas en señal de victoria. Danilo y Leonel simplemente brillaron por su ausencia, no sé si porque estaban avergonzados, si las rencillas personales persisten, que datan ya de muchos años, se mantienen como el día en que Leonel recogió sus maletas y se fue del PLD, no sin antes denunciar el supuesto fraude de que fue objeto en las primarias y decirle a Danilo cosas que nadie le había dicho durante toda su vida. Lo cierto es que ambos buscaron al lacayo de Miguel Vargas como “vocero”, restándole credibilidad, ya que ellos no pueden ni verse a los ojos o tomarse un “cafecito”, porque los agravios han sido irreparables.
(Lamentablemente la tormenta Franklin, con sus lluvias torrenciales, parece haberse llevado, como el viento del sur, el anuncio de la formación de un Frente inútil para enfrentar al gobierno de Luís Abinader)
El “Pacto de la Corrupción y la Impunidad”, de Maco con Cacata, parece no tener pies ni cabeza, justificado solo por el temor de perder miserablemente las elecciones de febrero ante el PRM y el presidente Luís Abinader, como todo parece indicar que sucederá.
El “Pacto de los corruptos” coloca a cada uno en el lugar que le corresponde en el cuadrilátero electoral de cara a las próximas elecciones: de un lado los corruptos, los que se llevaban todos los años el 5% del Producto Bruto Interno entre las uñas, robándose el presente y el futuro de los dominicanos; del otro lado, la decencia, el trabajo y la honestidad del presidente Luís Abinader, que como todos sabemos, no se ha robado un peso del pueblo dominicano.
La unidad coyuntural del PLD, la PF y el PRD, no está basada en principios ideológicos, políticos o programáticos. No hay diferencias sustanciales entre esas fuerzas políticas, porque son la misma vaina putrefacta. Nada que no sea el interés de asaltar el poder para la corrupción y la impunidad, los unifica…
El “Pacto de los corruptos” es una vergüenza. Pone de manifiesto de lo que son capaces, tanto Leonel Fernández como su archienemigo, y antiguo compañero y socio, Danilo Medina. Le venden su alma al diablo si es preciso, con tal de mantener sus privilegios y no ser sometidos a la justicia y pagar por los crimines que cometieron contra el pueblo dominicano durante 20 años.
El “Pacto de la corrupción” es posible gracias a la indulgencia del “Ministerio Público independiente” que en tres años no ha logrado que sus promotores hayan sido enjuiciados y llevados a las rejas, a pesar de todas las evidencias que los incriminan.
A tres años de gobierno del PRM ninguno de los expedientes instrumentados ha alcanzado el carácter de la cosa irrevocablemente juzgada. Algunos expedientes tienen hasta diez años en los tribunales, que no parecen terminar nunca porque “el debido proceso” e interminable. Sabemos cuándo comenzaron, pero no cuando terminarán.
Si el sistema judicial dominicano no fuera tan débil, tan “blandengue”, incluso inútil, cuando se trata de políticos corruptos, sobre todo expresidentes, los promotores del “Pacto por la corrupción y la impunidad” estuvieran presos, conspirando desde la cárcel. Pero el miedo y la complicidad lo han impedido.
De todos modos, no hay razones para intimidarse, los corruptos unidos en un bloque no llegaran lejos. No ganaran las elecciones municipales, las congresuales, ni las presidenciales. El PRM y Luís Abinader ganaran abrumadoramente tanto en febrero como en mayo, porque así lo decidirá el pueblo, que no está dispuesto a volver al pasado vergonzoso de la Era del PLD. (Para usar una expresión de moda, el acuerdo del PLD, la FU y el PRD, es un pacto alofoke o chatarra)