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Hoy estamos más cerca que nunca de una guerra nuclear, cuatro naciones con armas nucleares están al borde de un conflicto bélico.

Altice

De un lado está Estados Unidos con 5,600, Francia con 290, e Inglaterra con 225 armas nucleares. Del otro lado está Rusia, con 6,257 armas nucleares. Suman12,372 ojivas nucleares.

Pelearían por los ricos yacimientos de petróleo y gas natural bajo la plataforma marina de la Península de Crimea, Ucrania, en las costas del Mar Negro, frente a Turquía.

Quien controle Ucrania, que nunca ha sido ni será independiente, controlará las principales reservas energéticas europeas.

Hoy Europa depende de Rusia para satisfacer sus necesidades energéticas, pero si logra controlar Ucrania será autosuficiente, y Rusia perderá sus principales clientes. Nadie puede pedir que Rusia se quede de brazos cruzados, cuando le expropiará algo que considera parte de su patrimonio.

Europa apoya a Ucrania, que se declaró independiente en 1991, tras la caída de la Unión Soviética.

La guerra es casi segura, porque Estados Unidos y Europa tienen mucho que ganar y están dispuestos a jugársela.

Todo por Crimea

Si ganan, Europa ganaría su independencia energética.

Al presidente de EEUU, Joe Biden, asediado por la pandemia, la inflación, y la división partidaria, le conviene una guerra, así unificaría el país en torno a su presidencia.

Es cuestión de tiempo para que oficialmente se anuncie el envío de tropas estadounidenses a Europa.

Esa guerra, además, complacería a un sector tan silencioso como poderoso en la economía y la política estadounidense.

La industria armamentista lleva cinco años de “Tiempo Muerto” como decíamos en los ingenios azucareros cuando no había molienda.

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Durante los cuatro años de Donald Trump y el primero de Biden, no hubo guerras, si no hay muchos muertos en las guerras, esa industria está en “Tiempo Muerto”, a ellos les conviene la guerra, para “picar” otra vez.

Tambores de Guerra

En las capitales europeas, y en Washington, suenan los tambores de guerra.

El viernes los jefes diplomáticos estadounidense, Antony Blinken, y ruso, Sergei Lavrov concluyeron una reunión en Ginebra, y terminaron sin acuerdos. El sábado Washington ordenó que todo el personal no esencial de su embajada en Kiev, capital ucraniana, salgan de ese país.

El lunes Biden se reunió con los jefes del Pentágono y evaluaron la posibilidad de enviar tropas a Europa. En el viejo continente, casi todos los países lucen dispuestos a “defender” a Ucrania de una “agresión” de Rusia.

En toda Europa interpretan la danza de la guerra, mueven tropas, armas, de todo, están entregados a la guerra, no admiten disidencias, fusilaron la “libertad de expresión”.

En Alemania, el jefe de la marina, almirante Kay-Achim Schoenbach, puso en duda que Ucrania recupere la Península de Crimea, ocupada por Rusia en el 2014. Y dijo que Vladimir Putin, merece respeto.

Ese comentario le costó su empleo, Schoenbach tuvo que renunciar. En Europa florece la “ruso-fobia” y el hombre más malo de la bolita del mundo, es Putin.

El marido abusador

Rusia y Ucrania tienen una centenaria relación de amor y de odio.

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Su relación “co-dependiente”, como dicen los sicólogos, empezó en 1783, cuando Catalina la Grande le anexó la Península de Crimea al Imperio Ruso, adquirió una salida al Mar Negro.

Los Tártaros que habitaban la actual Ucrania se independizaron del Imperio Otomano, nunca han sido independientes, y se convirtieron en ciudadanos rusos. Kiev, la actual capital de Ucrania, fue capital de Rusia durante muchos años.

Rusia y Ucrania llevan varios siglos separándose y reconciliándose.

Es un pleito de “marido y mujer”, pero los vecinos, interesados en los yacimientos energéticos de la mujer, la defienden de Putin, “marido abusador”.

En el fondo todos están, como diría Walt Whitman en su Canto a mi mismo, “posesos de la mania de poseer” los yacimientos de la plataforma marina de la Península de Crimea.

Asistimos a lo que podría ser el conflicto armado más peligroso de Europa y la humanidad.

Las 12,372 armas nucleares sobran, menos de media docena podrían destruir la vida Europa y gran parte del planeta.

Europa otra vez

Siempre se dijo que la próxima gran guerra sería por energía, creíamos que sería en el Medio Oriente, pero nunca imaginamos que podría ser en Europa.

Los europeos, los más “civilizados” del planeta, escenifiaron las dos grandes guerra del siglo pasado, y parece que iniciarán la tercera gran guerra, la primera de este siglo.

Sabemos cómo, cuándo, dónde, por qué y con qué inician las guerras, que nunca terminan con las armas con las que empezaron. Y nadie sabe cuándo terminarán.

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