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Claudio Rodríguez Otero

Altice

JAPON.-Todo parece indicar que el cubano Alfredo Despaigne disputó este fin de semana su último partido en la NPB, por lo que no sólo estamos ante el final de su exitosa carrera con los Halcones de SoftBank sino también ante la caída de una de las mayores dinastías en la historia del circuito.
El toletero santiaguero firmó un contrato de una temporada y 2,5 millones de dólares a principios de este año y a pesar de que su rendimiento fue bueno cuando logró ver acción, las lesiones y su avanzada edad sin duda ya le impiden jugar el calendario completo.
En teoría, el club podría intentar renovarlo para 2023, pero tomando en cuenta que ya no hay una dinastía que defender después de haber quedado fuera de la Serie de Japón por dos años consecutivos, entonces lo más probable es que no lo haga.
Después de todo, Despaigne no es el único que va de salida. Su compatriota Yurisbel Gracial, quien ya tiene 37 años y también se ha visto afectado por las lesiones, seguramente quedará en libertad en las próximas semanas, al igual que el estadounidense Colin Rae.
Peor aún, la franquicia está a punto de perder a su mejor abridor de la última década, el derecho Kodai Senga, quien se acaba de convertir en agente libre y ya anunció que intentará dar el salto a las Grandes Ligas este mismo invierno.
Si a todo esto sumamos la natural baja en el rendimiento de veteranos como Yuki Yanagita y Takuya Kai, quienes ya no pueden rendir tanto como antes debido a su edad, entonces no cabe duda de que nos encontramos ante el final de una época en la franquicia.
No será nada sencillo cubrir este tipo de bajas, incluso en el caso del equipo más rico de todo Japón, por lo que es posible que pasen varios años antes de que SoftBank pueda recuperar la solidez que demostró en la última década.
Si ese es el caso, entonces no nos queda otra que mirar atrás con orgullo y celebrar el legado que nos dejaron esos jugadores y ese equipo.
Despaigne llegó a Japón en 2014, que fue el año en que entró en vigencia el actual acuerdo entre la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y la NPB para importar peloteros de la isla a Japón y permitirles jugar profesionalmente en el circuito.
Los Marinos de Lotte fueron su primer destino y a pesar de debutar después de superada la mitad del calendario su rendimiento fue lo suficientemente bueno como para justificar su renovación para la temporada siguiente.
Su actuación en 2015 mejoró bastante y la de 2016 fue mejor aún, por lo que SoftBank no perdió tiempo en sacar su chequera para prácticamente obligar a la FCB a que le diera su contrato para las siguientes 3 campañas, a cambio de un gran desembolso financiero, claro está.
Así, el santiaguero llegó a SoftBank en 2017 y de inmediato procedió a ganar los títulos de jonrones (35) y empujadas (103) de la Liga del Pacífico, además de ayudar a su club a ganar el campeonato del circuito y la Serie de Japón.

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Después de ese momento no pudo repetir esos éxitos individuales, pero eso no le impidió llevar al conjunto de Fukuoka a ganar la Serie de Japón otra vez, en ocasiones por barrida y con total contundencia, en 2018, 2019 y 2020.

Las lesiones apenas lo dejaron jugar en 2021 y 2022, pero eso no le impidió seguir acumulando los destacados números con los que ahora se despide: 184 jonrones de por vida, con 545 empujadas, 786 hits, un promedio de .263 y un OPS de .842.

Se trata, sin duda, de la carrera más longeva para un cubano en la historia del béisbol japonés y también la más exitosa en números totales, si bien no en reconocimientos individuales. Esa distinción todavía pertenece a Orestes Destrade.

Si bien su impacto no fue el mismo, también debemos reconocer el aporte de Gracial, quien llegó a la organización en 2018 y desde el principio fue clave para el éxito de la misma. En 2019, sin ir muy lejos, conectó 28 vuelacercas y bateó para .319.

A principios de este año firmó un contrato de una campaña con opción a una segunda, pero después de disparar apenas 7 estacazos y remolcar 30 carreras en 99 juegos, la gerencia parece haber decidido no ejercer su opción para 2023.

Aunque sus números de por vida son muy modestos comparados a los de Despaigne, igual fue clave para el éxito de SoftBank en tres Series de Japón, especialmente en la de 2019, en la que fue nombrado Jugador Más Valioso después de sumar 3 jonrones, 6 empujadas y un promedio de .375.

La recta de Senga llega a las 101 millas por hora
En lo que respecta a Senga, se despide de la NPB con un récord de por vida de 87-44, 1.252 ponches y una efectividad de 2.59 en 224 aperturas. Su recta llega a las 101 millas por hora y sus lanzamientos secundarios son muy efectivos.
Como se acaba de convertir en agente libre, no hará falta apelar al Sistema de Traspasos para hacer realidad su sueño de jugar en las mayores y eso significa que su equipo tampoco recibirá una compensación por dejarlo ir.
Rumores recientes indican que los Medias Rojas de Boston y los Cachorros de Chicago ya están interesados en firmarlo, por lo que es muy probable que la pelea por adquirir sus servicios se convierta en una de las principales historias del presente mercado invernal.
Finalmente, SoftBank le dice adiós a la tercera mejor dinastía en la historia de la NPB, después de las registradas por los Gigantes de Yomiuri (9 títulos de la Serie de Japón consecutivos entre 1965 y 1973) y los Leones de Seibu (8 títulos entre 1982 y 1992).
Después de dominar la década del 2000 pero sin haber podido transformar ese dominio en títulos, el conjunto de Fukuoka lo ganó todo en 2011 y luego repitió ese éxito en 2014, 2015, 2017, 2018, 2019 y 2020 para cosechar 7 coronas nacionales en un espacio de 10 campañas.
Sus 4 triunfos seguidos entre 2017 y 2020 constituyen la segunda racha más larga en la historia de la Serie de Japón, después de las 9 victorias de Yomiuri entre 1965 y 1973. Los Búfalos de Orix y los Leones de Seibu lograron sumar 3 en fila cada uno, pero nunca 4.
A pesar de haber tenido un exitoso debut en la NPB en las décadas de los 50 y 60, el conjunto decayó mucho en años posteriores y no pudo recuperar su grandeza sino hasta mediados de los 90, cuando el legendario Sadaharu Oh tomó la riendas del mismo como manager.

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La llegada de Oh como manager revivió la historia de los Halcones
Desde entonces, el club fue creciendo paso a paso hasta ganar de nuevo la Serie de Japón en 1999 y 2003. Su mala actuación en la postemporada le impidió cosechar más títulos en 2004, 2005 y 2010, pero a partir de 2011 logró erigir la dinastía que acaba de terminar.
En ese período, el equipo cambió de manager en un par de ocasiones y también reemplazó varias generaciones de estrellas con otras que hicieron un trabajo de tanta calidad o incluso mejor que las anteriores, pero ya no parece posible que puedan extender esa racha.
Sus mejores figuras actuales ya van de salida o están demasiado viejas y a pesar de que la organización ha construido un exitoso programa de desarrollo de jugadores, los nuevos talentos que han surgido en los últimos años todavía no han alcanzado el nivel necesario para poder mantener la dinastía.
Como consecuencia, lo más probable es que SoftBank desaparezca del mapa en el futuro cercano y que no regrese sino hasta que logre ensamblar otra vez una nueva generación dorada que le permita regresar a la cúspide del béisbol japonés.
Es posible que su enorme capacidad financiera le ayude a acelerar el proceso, pero al mismo tiempo no existe garantía de que los nuevos importados que contraten se adapten perfectamente al circuito apenas lleguen a país.

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