El jurado decidirá a partir de la próxima semana si el productor es culpable de cinco delitos sexuales
ANTONIA LABORDE
Nueva York.- “Este juicio no es un referendum del Me Too”. Esas fueron las palabras del juez James Burke a los 12 miembros del jurado que decidirán si Harvey Weinstein debe pasar el resto de su vida entre rejas. El juicio al excapataz de Hollywood no es un plebiscito, pero sí el primer y único proceso penal desde el origen del movimiento feminista en 2017.
Tras tres semanas de argumentos de defensa y fiscalía, el jurado comenzará la etapa de deliberaciones el martes. Si todas las mujeres que han denunciado públicamente al productor hubiesen acudido a la Corte Federal del Estado de Nueva York, Weinstein habría tenido que escuchar a 90 presuntas víctimas. Él se declara inocente, alegando que las relaciones sexuales por las que está sentado en el banquillo fueron consentidas. El desfile de testigos que han comparecido busca demostrar lo contrario.
Weinstein ha entrado este viernes a la sala del tribunal, como de costumbre, con la boca entreabierta, con la expresión de alguien que ha sido gratamente sorprendido. Llevaba la corbata mal atada, cojeaba y empujaba un andador. Era la última vez que el hombre que personifica el abuso de poder a cambio de sexo accedía al número 100 de Centre Street antes de que arranquen las deliberaciones del jurado. Ya no hay alfombra roja para Weinstein, pero sí muchísima prensa y expectación. “Esto se trata de cómo el maestro del universo lo dirigía bajo las reglas de abuso y violación”, resumió la asistente del fiscal de distrito Joan Illuzzi-Orbon en los argumentos finales. La sentencia que reciba marcará un precedente para los procesos relacionados al acoso sexual.
La Fiscalía acusa a Weinstein de haber violado a la actriz Jessica Mann en 2013 y de haber forzado a tener un acto sexual a la ayudante de producción Miriam Haleyi en 2006. El caso de Mann ha sido carne de cañón para la defensa. Los numerosos correos electrónicos enviados por la presunta víctima a su agresor después del hecho denunciado han sido presentados como evidencia para tumbar su testimonio. En un extenuante interrogatorio liderado por la abogada Donna Rotunno, representante del acusado, le pidió a Mann que leyese una carta que había escrito donde alababa al acusado. La actriz, a solo unos metros de Weinstein, rompió a llorar mientras leía el texto en voz alta y se suspendió la sesión. Al día siguiente miró a las cinco mujeres y siete hombres del jurado y les dijo, ya calmada: “Sé que es complicado y difícil, pero eso no cambia el hecho de que me violó”.
Durante los tres días de testimonio de Mann, de 34 años, afirmó que tuvo sexo consentido con Weinstein antes y después de las agresiones. No recordó cuántas, pero sí especificó que el productor la violó dos veces, una en un hotel de Manhattan y otra en uno de Beverly Hills. “Me debes una vez más”, le habría dicho él cuando la actriz comenzó a salir con un chico. Una psiquiatra forense explicó que es “extremadamente común” que las víctimas sigan en contacto con sus agresores.
“La ironía de este juicio es que las actrices han escrito un guión. En su universo paralelo, las mujeres no son responsables de las fiestas a las que asisten, de los hombres con que coquetean, ni de las habitaciones de hoteles a las que entran”, afirmó en los argumentos finales Rotunno, abogada de Weinstein, quien ha representado con éxito a unos 40 hombres acusados de delitos sexuales.
Weinstein forzó a Mimi Hailey para practicarle sexo oral, según su relato. “Solo le dije no, no, no quiero que esto suceda. Esto no va a suceder, estoy en mi período”, narró la presunta víctima entre lágrimas. Antes de este episodio, Weinstein se le había insinuado en un hotel en Cannes. “Me sentí extremadamente humillada y estúpida”, confesó la mujer, de 42 años.
“Así es como él quiere que se sientan: pequeñas y humilladas para que no se quejen”, afirmó la fiscal. El productor le dio un trabajo a Hailey, de origen finlandés, en Project Runway. Le pagaban en efectivo porque no tenía visado de trabajo. “El agresor sabía esto”, recalcó la fiscal.
Weinstein se enfrenta cinco cargos, entre ellos dos de violación y dos de agresión sexual “depredadora”. Para reforzar el último cargo testificaron cuatro mujeres que revelaron un patrón común. Él se acercaba a mujeres jóvenes que aspiraban a triunfar como actrices y les decía que serían “perfectas” para una película. Las reuniones supuestamente profesionales acababan en habitaciones de hotel donde Weinstein usaba la fuerza para obtener sexo. elpais.com