Cuando en la década de los noventas, numerosos taxistas dominicanos caían brutalmente asesinados principalmente en atracos y otros ejecutados de un tiro en sus cabezas, el terror se apoderó de los conductores de bases liveries mayoritariamente dominicanos sin que hubiera una voz que los representara y clamara por justicia.
Surgió entonces el periódico en español “El Taxista” con el lema “La Voz de la Industria del Taxi”, fundado por el empresario y comunicador José Rodríguez quien se había desempeñado como taxista y socio de bases en el Alto Manhattan, además del área de los restaurantes como el prestigio “Sambuca” en la avenida Broadway y calle 178 en el Alto Manhattan.
Junto a este reportero, concebimos la idea de crear un medio que se identificara y publicara el movimiento de los taxistas, sector que emergía como un potencial de gran mercado.
El primer borrón, lo hicimos en 1998 el restaurante “Don Juan” propiedad del fallecido entonces embajador alterno en la ONU, Juan Ramón González en el Gobierno de Hipólito Mejía y prominente dirigente del PRD.
Se lanzó la primera edición con una distribución limitada debido a los escasos recursos pero que por su contenido variado y diseño atractivo, caló entre la mayoría de taxistas dominicanos y latinos de Nueva York.
Con los años y el nuevo nombre “El Taxista”, el periódico se convirtió no solo en la principal voz de esa industria sino también de la comunidad en general.
Rodríguez, atravesando vicisitudes y con poco apoyo, logró romper obstáculos y barreras para convertir el periódico en uno de los medios impresos de mayor influencia en los cinco condados de la ciudad.
Ayer jueves en la madrugada, Rodríguez expiró en el hospital Milstein de la Universidad de Colombia donde fue ingresado de emergencia el 27 de agosto después de recibir un reconocimiento de una facción del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) en Nueva York.
Cayó en coma, fue entubado y varias complicaciones de salud que padecía desde hacía años, se combinaron fatalmente con COVID-19 para llevárselo de este mundo.
Su muerte ha generado gran pesar en los sectores más representativos de la diáspora en Nueva York, incluyendo los lamentos de la comisionada dominicana de cultura, Lourdes Batista Jakab, el director de prensa y comunicaciones del consulado general, periodista Erasmo Chalas Tejeda y el mercadólogo y relacionador público Elías Barrera Corporán, además de numerosos empresarios, periodistas, locutores y productores de programas de televisión.
Una tradición del periódico fue la de entregar reconocimientos a dominicanos y dominicanas sobresalientes en Nueva York.
Uno de los pergaminos fue recibido por este reportero en agosto 2013 en la celebración de los 15 años del periódico.
Rodríguez, antes de migrar a Estados Unidos trabajó en destacados lugares en la República Dominicana, incluyendo el Maunaloa Casino y Night Club en Santo Domingo.
También incursionó en programas radiales en emisoras comunitarias en Nueva York, donde produjo varios espacios relacionados con la industria del taxi y de contenido variado, dejando un irrepetible legado por su versatilidad, amabilidad, caballerosidad y sociabilidad en todos los ambientes en los que hacía presencia y con todos los que compartía.
“El Taxista” también se convirtió en una fuente de proyección para periodistas y columnistas incipientes y fuente de trabajo para muchos veteranos y novatos.
Estaba casado con su esposa Ingrid Imbert de Rodríguez con la que procrearon a su hija Nicole y tenía otros hijos de su primer matrimonio.
Sus restos serán velados este domingo 14 de noviembre en la funeraria “International Cremation Services / Funeral Chapel” situada en el 1761 de la calle 145 y avenida Ámsterdam en el Alto Manhattan entre 4:00 de la tarde y 7:00 de la noche.
Por Miguel Cruz Tejada