Por Miguel Ángel Cid Cid
Pasión y responsabilidad eran las características esenciales de Félix al abordar los temas de su incumbencia. En calma siempre. Fijaba su pensamiento cincelado con la punta de un lápiz en el papel. Sencillez y profundidad iban de la mano en su escritura.
Decía, por ejemplo: Debemos promover el nacimiento de una nueva generación de dirigentes, que se atrevan a coordinar los trabajos de todos, a facilitar con su aporte la participación de todos, sin miedo a ser sustituidos por otros que habrán de llegar y continuar las luchas.
La frase provoca a la mayoría —sin importar la formación— exclaman:
— Wao, eso es como si lo hubiera escrito yo.
Pero no copiar, porque entonces, ¿dónde queda el aprendizaje del lector? Es, por el contrario, cuando se fusiona el acto pedagógico con narrativa contagiosa y el amor. El receptor construye su propio mensaje. El fenómeno va más allá del aprendizaje, más allá de la propia pedagogía.
Y no es para menos. El pensamiento humanista de Félix Castillo sintetiza en la escritura el amor al otro.
Derecho al vuelo
El poemario Derecho al vuelo, es una compilación de las poesías escritas por Félix Castillo. Los editores ordenaron los poemas en cuatro grandes ejes: Poemas sociales, Poemas de la cotidianidad, Poemas infantiles y Poemas de amor.
Pero el autor no era un poeta per se. El lenguaje de Félix, sus ideas, sus conversaciones, etc. se transformaban en poesía. Igual sus notas sueltas. Pero su poesía es una continuidad de su pensamiento social, contiene, además, una creatividad extraordinaria.
Poemas sociales
Este es el primer tema, Poemas sociales es el más extenso de los segmentos temáticos. Se inicia con “Dile a la vida I”.
Dice: Dile a la vida / que sus bramidos / no te asustan: / has construido / diques de amistad / torres de ternura / y barreras invisibles / contra el mal. Pero el poeta traspasa los límites creativos cuando se observa a sí mismo en “Dile a la vida II”, Atrapando cada estrella / con tu risa y tu mirada.
Más adelante, en “Luego será mejor” divisa una sociedad de una sola raza. El amor. Tiñe el amor de color alegría. La alegría, el poeta la imagina sin genero ni edades.
… se enderezan pisadas / hacia puertos / sin más razas / que el amor / sin otro color / que la alegría / sin géneros / ni edades (…) a un mundo / sin señoríos / ni propiedad… El poema guarda coherencia asombrosa con los lideres que deberían surgir para transformar.
Las acepciones volar, libertad y alegría son una constante en la generalidad de los poemas. Sin importar si son sociales, cotidianos, infantiles o de amor. Papeles sin tinta / volando por la ventana., dice en “Que la vida no se vaya”.
Volar consiste en ser uno mismo. Solo así pudo el idiota construir castillos en el aire. Castillos donde, Crecerá el maíz / Crecerá el naranjo / Morirá la maldad / Y crecerá una flor.
La poesía de Félix asombra por las metáforas para referir cada cosa, cada acontecimiento, cada hecho habitual. La naturaleza es análoga al ser humano. El acto de hacer el amor, por ejemplo, consiste en sembrar una semilla, la germinación, igual a la preñez y el fruto sale de entre las dos piernas. Veamos:
América Central / Té sembraste una semilla / Que germinó con el sol / Que ha brotado entre tus piernas…
Poemas de la cotidianidad
Los poemas cotidianos expresan el afecto, el cariño, del amor del poeta por los hijos, por los familiares, por los amigos. A Idearialis María, a Iván, a Félix Alejandro, a la Chiquita, etc.
Teresa, su esposa, tiene su lugar en los poemas de amor. Como tenía que ser.
Poemas infantiles
Solo dos poemas para resaltar el quehacer infantil. Pero sería herrado especular que por ser dos, el poeta descuidó el papel de los niños. Todo lo contrario.
Los dos poemas: “Lo que me gusta” y “A marchar”, conducen a los poemas infantiles de otro trovador santiaguero. El poeta Andrés Acevedo. Pero Acevedo descolló en la lírica infantil poco después. La aparente influencia es solo un paralelismo.
Veamos un fragmento de “Lo que me gusta”: Me gustan las flores / Me gustan las frutas / Verte a ti contenta / Es lo que me gusta.
En tanto que en “A marchar” Coloca en voz de los niños la critica al falso amor, al amor fingido, dice: A cuidar los bosques / A limpiar la ciudad / A querernos todos / Y amarnos de verdad.
Poemas de amor
Los poemas del libro: Derecho al vuelo —fuera de los ejes temáticos delimitantes— todos son de amor. Cultivar la esperanza, un valor para continuar la lucha, propio de un ser “Libre y cautivo”. Que huye de la soledad para atrapar la tranquilidad y el amor.
El amor frenético, colmado de paciencia, escucha la noche cuestionando: La noche loca / Pregunta cosas / Y es porque ignora / Lo que yo siento / Cuando estoy cerca / De tu presencia.
Pero el ser, en el pensar poético, igual que en la prosa conceptual está repleto de dudas. Preguntas que engendran rebeldía —no violencia— en el poeta. Félix, la llevaba por dentro, la llevaba en la sangre. Sofocante, a veces.
En “Libre y cautivo” reprocha la propiedad priva que arrebata la tierra a sus reales dueños: Inundado me encuentro / De versos sin rima, / De paloma mensajera, / De pececillos ingenuos, / De niños hambrientos / De tierra fértil, / Ajena y nuestra.
Félix Castillo falleció en marzo, 1992. Fue víctima de un accidente de tránsito, lo provocó una imprudencia en Pimentel, camino a Santiago. Pero, con Nicolás Guillén, poeta cubano, puede decirse de él: No porque hayas caído / tu luz es menos alta —que es— puro como un niño / o como un hombre puro.
En suma, mientras llega la liberación de los Oprimidos / Que oprimimos / Sin saberlo, les invito a leer los poemas de Félix Castillo compilados en Derecho al vuelo. La Fundación Solidaridad, Av. Francia, #40, Santiago de los Caballeros tiene ejemplares suficientes, sin costo pecuniario. Pase por el suyo.
La lectura y estudio es un aporte para liberarnos / Tu, yo / y Ellos.
Miguel Ángel Cid
Twitter: @miguelcid1