Reynaldo Peguero
Al presidente Luis Abinader, al ministro, Daniel Rivera y las pasadas ministras dominicana, Altagracia Guzmán y nicaragüense Dora María Téllez, en algún momento les escuché una frase paradigmática. Repleta de ética y moralidad: “calculen bien esas tasas, pero sepan que una sola muerte es irreparable, triste y penosa para las familias, el barrio y la nación”.
Debemos saludar los políticos prudentes que saben manejarse sin crear alarmas. Evitan colocarse en las tesis izquierdistas de antes de la caída del Muro de Berlín, en el orden de afirmar que “lo bueno que tiene la coyuntura, es lo malo que se está poniendo la situación nacional”.
Asumamos el control del Dengue como una responsabilidad nacional del gobierno, pero una ocupación ciudadana de todas y todos.
Si la Plataforma de Información en Salud para las Américas (PLISA), indica que desde Cánada hasta Chile en 2023, hay casos numéricamente importantes de Dengue, los políticos deben tener sobriedad. Aportar una narrativa y línea discursiva razonable y propositiva.
Muy en especial cuando todo el mundo conoce que exceptuando América del Norte, el Caribe Latino es la región de menor incidencia de esta patología, con una tasa de 83.2 por 100 mil habitantes. Siendo el Cono Sur la subregión de incidencia mayor con 924.8. En la semana epidemiológica 41 la República Dominicana, muestra tasas que se mueven desde 91.3 en Pedernales hasta 644.6 en Montecristi.
Al menos 19 países entre los que se encuentran Argentina, Colombia, Costa Rica, México y Panamá, tienen tasas superiores al promedio de República Dominicana por el orden de los 102 casos por 100 mil habitantes. En todas las Américas se registran 1,728 fallecidos de los cuales 11 corresponden a República Dominicana, un 0.6% de las muertes.
Cuando se habla de muertes por dengue, las mismas deben estar confirmadas por las pruebas de rigor y la autopsia correspondiente. No son cifras inventadas, si no aquellas ratificadas para incluirse en una tasa de mortalidad y letalidad. Que no se olvide que algunos articulistas de opinión llegaron a plantear falsamente unos 20,800 fallecidos por Covid-19, en vez de las 4,250 muertes confirmadas hasta el año 2021. Nunca se pudieron demostrar las cantidades catastróficas anunciadas.
De acuerdo al canal endémico de República Dominicana, que se construye analizando retrospectivamente al menos 7 a 10 años el comportamiento de esta patología, la zona verde (área de éxito) del comportamiento de esta enfermedad, está delimitada por alrededor de 200 casos en la semana 34. Para esa fecha, habíamos acumulado unos 6,101 casos de dengue, para la actual semana 41 se registran 11,549 enfermos. Es decir de la semana 35 a la 41 se generaron 5,448 casos, unos 778 casos promedio por semana epidemiológica. Estamos en alarma epidemia.
Concluir la planificación estratégica y tener eficiencia para bajar al teatro de operaciones, es la habilidad resolutiva deseada en servidores públicos o gerentes privados. Es en la calle donde se imponen los cambios. Esa es la vocación observada en el ministerio de salud.
La experiencia del Covid-19 lo demostró. Diagnóstico rápido, facilidades de internamiento con nuevas dotaciones de camas hospitalarias y tratamiento oportuno, son piedras angulares para manejar con efectividad, el actual brote nacional de Dengue. Fumigación para eliminar formas adultas del mosquito y eliminación de criaderos, son tareas que impactan. Sin embargo, el secreto está en el manejo de casos.
Como demuestra el Plan Estratégico Nacional de Salud 2030, las enfermedades causadas por arbovirus, transmitidas por Aedes Aegyptis; Dengue, Zika y Chicungunya, resultan del peso específico del cambio climático y la urbanización caótica acelerada.
Pero, la urbanización y el cambio climático no tienen periodo de gobierno, ni son causadas por las buenas o malas políticas de salud.
Médicos, enfermeras, trabajadores y familiares deben hacer las preguntas correctas. Ante el brote declarado, toda persona que llegue a una consulta o sala de emergencias con fiebre, debiera ser considerada sospechosa por Dengue, hasta que se demuestre lo contrario. Inmediatamente debe iniciarse la hidratación vía oral con 8 vasos de agua al menos.
Realizar un examen físico inteligente y ordenar un hemograma con medición de plaquetas está salvando muchísimas vidas. Fiebre más piel enrojecida (erupción), ojos rojos, dolores en articulaciones, huesos y músculos. Dolor de cabeza y detrás de los ojos, sumados a hemograma con evidencias de reducción de linfocitos y plaquetas con aumento del hematocrito, son indicadores graves.
Son signos de alarma, igualmente, dolor abdominal; irritabilidad y somnolencia; sangrado de mucosas en boca (gingivorragia), epistaxis (narices), sangrado vaginal no asociado a menstruación. Así lo observé en Centroamérica, uno de los ambientes continentales más favorables del mosquito Aedes Aegyptis.
Asimismo, acumulación de líquidos valorada por examen físico o imágenes; crecimiento del hígado; vómitos persistentes y aumento progresivo del hematocrito en dos mediciones consecutivas. Los médicos deben asegurar hidratación correcta de cada paciente, estando bien alertas, al momento supercrítico, cuando se reduce de golpe la fiebre y el paciente se “hincha”.
Un país exitoso mantiene la tasa de letalidad por dengue menor de 0.05%. Es decir 1 fallecido cada 2,000 casos. La letalidad se calcula dividiendo los fallecidos confirmados por laboratorio o pruebas post-morten, entre total de casos diagnosticados con esta enfermedad, multiplicando este cociente por 100. Casos y fallecimientos ocurridos en un momento y lugar concreto.
El manejo de la hidratación de los pacientes es un secreto de impacto. Se recomienda utilizar esquema de hidratación oral intensa en pacientes con dengue para disminuir formas graves y complicaciones. Alcaldes y directores de distrito por ley están obligados a involucrarse. Si así se hace, salvaremos muchas vidas.
Se impone promover en la población, solicitar tempranamente atención, en casos febriles. Garantizar un diagnostico precoz y tratamiento oportuno de los casos. Asimismo promover y garantizar la notificación oportuna e integral de lo casos.