Por Marcelo Peralta
Santiago Rodríguez, RD.- Alrededor de diez ríos han desaparecidos en el municipio de Sabaneta, capital de la provincia Santiago Rodríguez, Cuba de la Restauración, situada en la agreste Región Noroeste, con más de 108 mil habitantes, y ahora el otro Yaguajal que suple de agua a la población, quienes podrían tener problemas de consumo de agua dulce.
Demandan del gobierno adoptar medidas preventivas y urgentes que conlleven a la protección y conservación de la reserva boscosa en la cuenca alta de la Codillera Central.
De manera lenta se muere la vida del Río Yaguajal que es desde donde se extrae el agua para el obsoleto acueducto que suple de agua a millares de hogares en los barrios y sectores en el municipio de Sabaneta.
Este afluente, podría correr la misma suerte de Periquete, La Pieza, Sabana Larga, Tomines, Maquito, Las Ánimas, Caña de Pan de Azúcar, y otros, que en tiempos pasados, hasta sistema de bombeos eran colocados en sus riberas por ganaderos y productores de tabaco para irrigar sus sembradíos.
Todas esas zonas, han sido seriamente afectadas por la deforestación, con la consiguiente destrucción de sus entornos naturales que albergaban tesoros benditos del planeta Tierra, contribuyendo a alimentar a miles de tareas incorporadas al cultivo de rubros agrícolas y ganaderos.
La deforestación y la falta de voluntad del gobierno, esa situación ha dado pie a la despiadada aniquilación de los afluentes que suplían de agua al Río Yaguajal, el que hoy día languidece y expuesto a la desaparición definitiva.
La salud de los ecosistemas padece de un círculo vicioso en manos de hombres, quienes personificando al capitalismo de la atroz sociedad del actual siglo XXI, ya que ellos no se cansan de derramar la sangre que se ciñe en la raíz, en el tallo y en las hojas de la naturaleza.
Quienes se aprovechan de las bondades que proporciona la Madre Naturaleza, no se dan cuenta que de seguir talando los árboles, la vida humana también es seriamente afectada.
Debido a los altos índices de deforestación que viene desde hace varios años, la que en la actualidad se evidencia un reflejo de la ancestral complicidad de políticos, empresarios, ganaderos, contrabandistas de madera, complicidad de autoridades y la indiferencia de las gentes es que los ríos se han extinguidos.
De no prestarse atención al Río Yaguajal, se expone a correr la misma suerte que los anteriores, ya que la deforestación va más allá de ser un proceso conllevado por la acción humana en el que se destruye la superficie forestal, la tala y quema de árboles para hacer carbón para preparar alimentos y otros para traficarlos a Haití.
El deterioro a la foresta se ha convertido en un problema irreversible e irreparable y se uniría a la delincuencia organizada, el consumismo, el contrabando, la corrupción, el narcotráfico y la inacción total.
Las autoridades no se dan cuenta de que desaprensivos radicados en los diversos campos conspiran a favor de la impunidad ambiental, porque las autoridades competentes nunca hacen caso a las denuncias, tampoco aplican las sanciones y los castigos contra los criminales que engañan y destruyen los bosques.
Aunque la deforestación en la cuenca alta de la Provincia Santiago Rodríguez es una legendaria práctica ilegal que asaltaba los troncos bajo la luz de la Luna, convirtiéndose en una rentable costumbre que se negocia a plena luz del Sol y en las narices de las autoridades, sin embargo, ni se aplicaron en aquellas épocas y menos ahora los correctivos de rigor y los efectivos negativos hoy día salen a relucir.-
Cada día en esta provincia siguen desapareciendo innumerables cantidades de árboles en la geografía mundial, porque a los miembros del partido que esté en el gobierno y a los haitianos hay que permitirle de todo.
El país parece no importarle a nadie, al igual que el destino de la biodiversidad, que implora silencio dentro de sus templos sagrados de supervivencia.
Además de los ríos que han sido aniquilados, las aves, los humanos y los animales, se ven forzados a abandonar su hábitat, antes que éstos se transformen en carretera asfaltada.
Igual que el Río Yaguajal y sus afluentes que antes eran la belleza biológica de los árboles, que protegían el suelo de la erosión, absorbían el dióxido de carbono y liberaban oxígeno que purificaba el aire del entorno, hoy día todo ha cambiado en zonas calurosas.
La presencia de árboles en zonas urbanas, propicia un clima agradable que mejora la relación con el prójimo, al percibir una mayor armonía, empatía y civismo entre los residentes, no obstante, debido al corte despiadado de los árboles, el clima se observa variante y caliente.
Es el refugio, el alimento y la esperanza de vida para seres que ayudan a mantener el equilibrio en los ecosistemas es algo del pasado.
Aunque los árboles son fuente de sabiduría, relajación e inspiración para quienes se atrevan a descubrirlos, no obstante, tras el golpe del hacha y las maquinarias pesadas, hasta eso ha variado.
Esos efectos negativos devienen desde las últimas décadas ya que se viene abusando de los recursos naturales, arrancándolos con violencia para las apetencias personales de políticos y empresarios.
En la provincia Santiago Rodríguez, son frecuentes los daños ambientales originados por dirigentes partidistas dedicados a la privatización de terrenos comprados a precios de vaca muerta a los campesinos, quienes, entonces emigran a los ciudadanos a formar los cinturones de miseria.
A causa de los salvajes desmontes en la parte alta de la Codillera Central que se han venido realizando por décadas para el conuquismo y elaborar carbón en fincas, por disposición de los dueños de las tierras, es una práctica que destruye de forma arbitraria los ecosistemas, sin que desde el gobierno se sancionen a los culpables.
Ecologista consideran que es imposible que la Naturaleza resuelva por completo las problemáticas vinculadas al efecto invernadero, al cambio climático y al calentamiento global prevaleciente en los actuales momentos.
Hay quienes dicen que muchos dirigentes políticos realizan ésta malsana práctica utilizando empresas inescrupulosas, que se aprovechan del marco de ilegalidad ambiental, para continuar con la nociva práctica de la deforestación, sin miramientos a los efectivos negativos que causen.
Haitianos.
Otra razón es la transculturación la que genera una mayor demanda de bienes y servicios que asfixian el discernimiento de la gente en Haití, quienes acabaron con sus reservas boscosas y ahora se han trasladado a República Dominicana para hacer lo mismo.
Los haitianos se internan en las lomas adyacentes a la Cordillera Central y cortan los árboles para elaborar carbón y llevarlo a Haití en donde lo comercializan.
De estas acciones, los violadores de la Ley 64-00 emitida por el ministerio de Medio Ambiente los infractores ni siquiera respetan.
Y lo más triste, es que las familias humildes de campesinos y sembradores, terminan siendo las principales víctimas del eterno complot que existe entre el chantaje de los latifundistas, el oportunismo de las contratistas y los intereses económicos de los empresarios.