Papi’s home. ❤️ pic.twitter.com/3VPSVACZQV
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El ex toletero patirrojo y consentido de la afición en Boston, corrió hacia el diamante de la mítica casa de los Red Sox y lanzó la bola al ex catcher de Boston, Jason Varitek, luego de recuperarse de la herida que sufrió tras recibir un disparo por la espalda en un ataque afuera de un bar en Santo Domingo, República Dominicana el pasado 9 de junio.
“Primero que nada, doy gracias a Dios por estar aquí”, dijo Ortiz tras la ceremonia. “Quiero realmente agradecer a mi verdadera familia, la de Medias Rojas, por estar conmigo cuando los necesité. Quiero agradecer a los aficionados que rezaron por mí, a mis ex compañeros por apoyarme.
“A los Yankees por estar pendientes de mí. Gracias. Dios los bendiga”, concluyó.
Tras la ceremonia, en la que Ortiz no dejó de sonreir, saludó a la afición y tomó su asiento en primera fila del lado del dugout de los Red Sox.
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Ortiz, quien fue traslado a Boston en un jet privado de los Red Sox tras el incidente, se sometió a tres cirugías para tratar las heridas que ponían en riesgo su vida y fue dado de alta el 29 de julio del Massachusetts General Hospital.
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El futuro miembro del Salón de la Fama en Cooperstown jugó con Boston de 2003 a 2016, ayudó a los Red Sox a ganar tres Series Mundiales y fue elegido 10 veces al Juego de Estrellas.
Una calle detrás de Fenway Park fue rebautizada con el nombre de “Big Papi”, quien terminó de ganarse el corazón de los aficionados en Boston con un emotivo discurso para animar a la ciudad, luego de que una bomba explotó durante el maratón.