Los biopolímeros son sustancias sintéticas que, pese a la promesa de ser absorbibles por el cuerpo, no son compatibles con el organismo, pues por lo regular causan una respuesta adversa conocida como Alogenosis Iatrogénica.
Dicha reacción se traduce en la aparición de dolores, pigmentaciones, fibrosis, infecciones, fístulas, desplazamientos del material, entre otros males, que se convierten en un calvario para quienes los llevan dentro del cuerpo, explica el destacado cirujano colombiano Carlos Ramos, reconocido como “El Cirujano de las Barbies”.
“La vanidad se adueña de peluqueros, masajistas, esteticistas y hasta médicos y cirujanos, que se aprovechan para inyectar sustancias que supuestamente realzan la figura, a precios irrisorios. Muchas mujeres recurren a biopolímeros para rellenarse los glúteos, la cara, las piernas, los senos y los genitales. También hay hombres que se inyectan en el rostro, pectorales, pene y glúteos”, detalla.
Existen varias técnicas para el retiro de biopolímeros: la cerrada, tipo liposucción, con láser o vaser, y la abierta, que tiene como beneficio principal retirar la mayor cantidad de tejido contaminado, partiendo de la base de que nunca se elimina la totalidad de los biopolímeros del organismo.
Según el doctor algunos biopolímeros pueden aparecer detrás de otros nombre, como Biogel, Metacrilato, células expansivas, Dimetil polisiloxano, músculo estriado, Peptonas o Rellenos musculares. Incluso, a veces se apela al prestigio del ácido hialurónico o la vitamina C, pero en realidad no son tales tratamientos.
“En los últimos años, los procedimientos estéticos han tomado cada vez más fuerza en hombres y mujeres. Lo importante es estar bien informados sobre los tratamientos, beneficios y riesgos a los que una persona puede exponerse para evitar problemas en la salud física y emocional”, entiende el especialista.