Desde el inicio de la pandemia global por el Coronavirus Covid-19 han circulado múltiples rumores y teorías de conspiración. En donde se asegura que en realidad el virus SARS-CoV-2 en realidad habría nacido en un laboratorio.
Este escenario representa necesariamente una situación en donde la enfermedad habría sido resultado de la manipulación genética, con múltiples intereses involucrados de por medio.
Al principio se desechó masivamente esta idea. Pero las declaraciones del Presidente Donald Trump en pleno proceso de campaña de reelección volvieron a posicionar el tema.
Sin embargo la comunidad científica ha refutado esta idea en múltiples ocasiones; y ahora ha surgido un nuevo estudio que contribuye a romper ese mito.
El estudio, publicado en Current Biology, analiza la composición genética de una variante del coronavirus nativo en murciélagos. A esta nueva clase se le ha dado el nombre de RmYN02; y resulta que su composición sería muy similar a la del SARS-CoV-2 que provoca el Covid-19 en humanos.
Lo valioso aquí es que el genoma de esta muestra resulta ser muy similar; y también explica algunas partes incomprendidas de la composición genética del virus que detonó la pandemia:
Desde el descubrimiento del SARS-CoV-2 ha habido una serie de sugerencias infundadas de que el virus tiene su origen en un laboratorio. En particular, se ha propuesto que la inserción de S1 / S2 es altamente inusual y quizás indicativa de manipulación de laboratorio.
Nuestro artículo muestra muy claramente que estos eventos ocurren naturalmente en la vida salvaje. Esto proporciona una fuerte evidencia contra la idea de que SARS-CoV-2 es un escape de laboratorio.
El estudio reafirma que los murciélagos, en particular los del género Rhinolophus, son reservorios naturales importantes para los coronavirus y actualmente albergan a los parientes más cercanos del SARS-CoV-2.
Es lo que señala uno de los principales líderes del proyecto, Weifeng Shi, microbiólogo de la Universidad de Medicina de Shandong First.
A grandes rasgos el RmYN02 se encontró en un grupo de murciélagos de Yunnan, China. Se analizó su composición genética y se encontró que compartía el 93,3% de su genoma con el SARS-CoV-2.
Esto no significa que el RmYN02 vaya a dar el salto a los humanos como ya sucedió con su pariente. Pero sí comprueba que incluso las partes más complejas de su ensamble genético se originó de forma natural.