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¨Yo le comenté a mi esposo que me sentía algo duro en el seno y le dije que me tocara, él me confirmó que sí, ahí me di cuenta que algo no andaba bien¨, así narró Lissa Pérez, de 37 años de edad, como se dio cuenta que debía ir al médico a chequearse.

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Pérez es una sobreviviente de cáncer de mama, y cuenta como pudo salir adelante con esta enfermedad  gracias a su fe y el apoyo de su esposo Roberto Pascual .

¨Fui diagnostica con carcinoma ductal infiltrante (CDI) en la mama izquierda. Cuando me dijeron que tenía cáncer estaba en la etapa cuatro con metástasis¨, argumentó.

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Roberto, quien en todo momento la acompañó en esta travesía aseguró que nunca pensó dejarla sola y la apoyó en todo momento.

¨Teníamos muy poco tiempo de estar juntos y las personas pensaron que yo iba a salir corriendo. Si yo hubiese salido corriendo nunca habría aprendido de todo lo que me ha pasado, que ha sido bastante, ahora me siento más preparado para la vida¨, expresó.

¨Yo declaré desde el primer día que el cáncer no me iba a matar, es el resultado de que hoy estoy aquí¨, enfatizó Lissa.

Sin embargo, manifestó que solo pensaba en su hija Milagros de 6 años, y qué pasaría con esta sí en algún momento le faltaba en su vida pero de algo estaba segura y es que no se iba a morir.

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¨Me preguntaba qué pasaría con mi hija, esto siempre rondó mi mente pero de algo estaba segura, yo no me voy a morir, el cáncer no me va a matar y esa ha sido la actitud durante toda la enfermedad¨, expresó.

Tanto Lissa como Roberto hacen un llamado a las mujeres a no tenerle miedo a ser diagnosticada con la enfermedad y siempre acudir al médico para tener una temprana detención.

 

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