Bartolo García
Las lluvias registradas entre el 24 y el 28 de septiembre trajeron un alivio significativo al sistema hídrico nacional, al aportar más de 112 millones de metros cúbicos (MMC) de agua a los principales embalses del país.
Con este incremento, la disponibilidad nacional se elevó a 1,118.14 MMC, lo que representa un 61.10 % de la capacidad total de almacenamiento del sistema, cuyo volumen máximo asciende a 1,830 MMC, de acuerdo con el último informe del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI).
El organismo destacó que este repunte en los niveles de agua constituye un respiro para la agricultura, la generación de energía y el consumo humano, luego de semanas marcadas por condiciones irregulares en distintas regiones del país.
Entre los embalses con mayores incrementos figura Montegrande, que subió 4.43 metros y alcanzó un acumulado de 30.27 MMC. Le sigue el complejo Tavera–Bao, que sumó 34.96 MMC adicionales, consolidándose como uno de los más beneficiados por las recientes precipitaciones.
La presa de Sabana Yegua también experimentó un ascenso de 2.34 metros, al captar 21.93 MMC adicionales. Este embalse es clave para la irrigación agrícola del suroeste y su recuperación garantiza estabilidad en la producción de alimentos.
Otros sistemas, como Jigüey, Valdesia, Sabaneta y Monción, mostraron aumentos en menor escala. En detalle, Jigüey subió 3.99 metros, Valdesia se elevó 1.13 metros y Sabaneta 1.28 metros, confirmando la incidencia positiva de las lluvias.
En cuanto a niveles actuales, el reporte del Departamento de Hidrología del INDRHI indica que presas como Hatillo (81.4 %), Monción (75.1 %) y Sabaneta (75.0 %) se encuentran en una situación favorable, superando el 70 % de su capacidad.
Sin embargo, no todas las noticias son positivas. El embalse de Jigüey apenas alcanza el 27.0 % de su capacidad, reflejando que algunos sistemas aún requieren un monitoreo estricto y medidas de gestión que compensen la desigual distribución de las lluvias.
El organismo resaltó que el comportamiento de los embalses debe analizarse en el marco del cambio climático, ya que la variabilidad de las precipitaciones y los caudales de los ríos son cada vez más irregulares y difíciles de predecir.
La recuperación hídrica no solo es importante para garantizar agua potable, sino también para sostener la producción agrícola en la próxima temporada de siembra, un sector que depende directamente de la estabilidad de los embalses.
En materia energética, los incrementos favorecen la capacidad de generación hidroeléctrica, contribuyendo a la reducción de costos y al suministro más estable de electricidad en los próximos meses.
El informe subraya que, aunque las cifras actuales permiten afrontar con mayor seguridad posibles periodos secos, es imprescindible mantener un monitoreo constante y políticas de uso responsable del agua en todos los sectores.
Con este repunte, la República Dominicana fortalece su capacidad de respuesta ante fenómenos climáticos extremos, lo que representa un paso positivo hacia la sostenibilidad de sus recursos hídricos en beneficio de la población.
En conclusión, las lluvias de septiembre no solo recargaron los embalses, sino que devolvieron confianza a la gestión del agua en el país, al tiempo que marcan un punto de partida para reforzar la planificación y adaptación frente al futuro climático.