Lo que comienza como una conversación inocente en redes sociales puede terminar en tragedia. En los últimos años, se han multiplicado los casos de personas que viajan a otros países para conocer a su “pareja digital” y terminan siendo víctimas de violación, secuestro, robo o incluso tráfico de órganos. Las promesas de amor, conexión y esperanza que se cultivan por mensajes y fotos a distancia, a menudo esconden una realidad más oscura y peligrosa.
La ilusión del amor virtual ha llevado a cientos de personas a cruzar fronteras, motivadas por la emoción de conocer en persona a alguien con quien han mantenido largas charlas en línea. Sin embargo, muchas veces estos encuentros terminan siendo emboscadas bien planificadas por redes criminales que se aprovechan de la vulnerabilidad emocional y la ingenuidad de las víctimas.
Casos impactantes han salido a la luz en América Latina y Europa. Jóvenes mujeres han despertado en hospitales en países que apenas conocían, con órganos faltantes y sin memoria clara de lo ocurrido. La narrativa se repite: viajaron solas, entusiasmadas por iniciar una relación con alguien que conocieron en Instagram, Facebook o una aplicación de citas. Lo que recibieron a cambio fue dolor, trauma y un destino que no imaginaron.
Una víctima dominicana que prefirió mantenerse en el anonimato relató que conoció a un hombre en redes sociales que decía ser médico en Brasil. Después de meses de mensajes y videollamadas, decidió viajar a Sao Paulo. Nunca salió del aeropuerto. Fue drogada, secuestrada, y dos días después apareció en un hospital con una cicatriz en el abdomen. Había perdido un riñón. Las autoridades investigan, pero su caso se suma a una larga lista sin respuesta.
Pero no todos los casos terminan con una agresión física. El daño emocional también es profundo. Muchas personas regresan a sus países humilladas, estafadas o emocionalmente rotas tras descubrir que la persona que creían amar no existe o no era quien decía ser. Este tipo de engaño, conocido como “catfishing”, se ha vuelto cada vez más sofisticado.
A esto se suma una nueva forma de manipulación emocional que ha comenzado a analizarse en psicología: el floodlighting. Según explicó la revista Cosmopolitan, este fenómeno consiste en revelar información muy íntima desde el primer momento de la relación para crear una sensación artificial de conexión profunda y acelerar la confianza, haciendo que la otra persona baje la guardia rápidamente.
Aunque a simple vista puede parecer una expresión de honestidad y vulnerabilidad, el floodlighting puede manipular emocionalmente a la víctima, llevándola a asumir compromisos o tomar decisiones precipitadas, como mudarse o viajar al extranjero sin evaluar los riesgos reales.
Este tipo de dinámicas son especialmente peligrosas cuando se combinan con entornos virtuales donde es fácil mentir sobre la identidad, ubicación y hasta el propósito del contacto. Las redes sociales, si bien ofrecen oportunidades para conocer gente, también se han convertido en terreno fértil para los delincuentes.
Expertos en seguridad recomiendan nunca viajar solo para conocer a alguien que no se haya validado previamente en entornos seguros y siempre informar a familiares y amigos del destino, itinerario y ubicación durante el encuentro. Además, alertan sobre la necesidad de verificar identidades mediante videollamadas, redes oficiales o incluso informes policiales si es necesario.
Las plataformas tecnológicas también tienen un rol que jugar. Muchas aplicaciones de citas han incorporado funciones de verificación de identidad, pero aún son insuficientes para evitar que se creen perfiles falsos o que se utilicen para fines criminales.
Psicólogos advierten que el deseo de conexión emocional profunda, especialmente en personas solitarias o con carencias afectivas, las hace más vulnerables a estos engaños. Los delincuentes suelen detectar estas señales rápidamente y construir discursos atractivos para captar a sus víctimas.
Los gobiernos y cuerpos de seguridad de varios países han comenzado a trabajar en campañas de concienciación para alertar sobre los riesgos de las citas internacionales sin garantías. No obstante, los casos continúan, en parte porque el deseo de ser amado y comprendido sigue siendo un motor muy poderoso.
En un mundo donde las relaciones cada vez más se inician con un “like” o un mensaje directo, es vital fomentar una cultura de precaución sin caer en el miedo. El amor no debería poner en riesgo la vida, y una cita no debería terminar en una pesadilla.
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