Cientos de dominicanos y dominicanas de todos los sectores, familiares, amigos y allegados, acudieron ayer viernes en la tarde a la funeraria Crabriel FH Funeral Home en esta tranquila ciudad de Nueva Jersey para despedir los restos de la madre del doctor Yomare Polanco, Doña Mariana Sánchez Bueno viuda Polanco quien falleció la semana pasada con casi 80 años de edad.
Los asistentes se congregaron apretujados en la sala principal de la casa funeraria Crabiel Parkwest Funeral Chapel situada en el 239 de la avenida Livingston, para escuchar cánticos cristianos, música en memoria de la difunta, imágenes y testimonios ofrecidos por su hijo, el doctor Polanco.
Será sepultada hoy sábado 15 de octubre en el cementerio Franklin Memorial Park en la ciudad de Somerset en Nueva Jersey a las 10:00 de la mañana.
A la entrada de la funeraria, una pantalla presentaba en videos un resumen gráfico de la historia de la matriarca, sus hijos y otros familiares, mientras Polanco interpretaba lúgubremente y con gran tristeza conocidas canciones dedicadas a las madres como “Amor Eterno” y el presentador de televisión Rafael (Bomba) Brito recitaba con voz entrecortada oraciones y elegías a la difunta.
Adentro, su cuerpo frágil yacía en un ataúd blanco, con mortaja roja y rodeada de numerosas coronas y ramilletes de rosas blancas y rojas, mientras dos candelabros, uno rojo y otro blanco, iluminaban tenuemente su rostro.
Todavía aún después de muerta, la difunta parecía contagiar una buena vibra según apreció este reportero al acercarse al sarcófago.
En la contratapa del ataúd, un crucifijo dorado llevaba escrito su nombre reflejando como un destello de luz.
El principal testimonio fue el de Polanco quien hizo una apretada crónica de la historia de su madre en vida, describiéndola como una guerrera luchadora que supo sortear muchos obstáculos para alcanzar el éxito en todos sus proyectos, consolidando principalmente su vocación de comerciante.
“Mi mamá no sabía escribir ni leer”, expresó Polanco que en momentos de la narrativa que apresado por la congoja y las lágrimas.
Relató que su abuelo, el padre de su mamá, tampoco sabía de letras por lo que tenía que firmar con una X.
Narró que su madre emigró a la capital dominicana después que un tío suyo decidió no pasar más hambre y se montó en un barco donde el Gobierno del dictador Trujillo lo enroló en la Marina.
“Mamá no se quedó, dijo que se iba a la capital a lavarles las ropas a sus hermanos. Papá llegó a la capital al igual que los otros, sin nada, pero un día encontró a un greidista (conductor de gredas) que trabajaba en el arreglo de la carretera y ya estaba cansada de lavar las ropas, se enamoró, se enganchó con el greidista y se casaron”, relató.
Contó Polanco que su papá le compró dos anillos de boda a su mamá por $5 pesos, pero ella no quiso anillos. “Donde están Molinos Dominicanos, mamá compró un terreno. No pasaron tres meses para Trujillo construir los molinos y le dieron $50 pesos, con esos 50 se fue a Los Mina, compró un terreno e hizo una casa de madera”.
Polanco recordó que después de 5 años, llegaron las monjas y abrieron un colegio hecho en madera al lado del río Ozama, donde él y su hermano ella los inscribió en la mañana mientras la madre estudiaba en la tarde.
“Y se graduó a los tres años de bachiller y corte y confección, a los 25 o 26 años de edad, comenzó a confeccionar camisas que todo el barrio se ponía. Después de ahí, nadie paró a mi mamá, fue para arriba y luego buscó visa para ir a Puerto Rico donde compraba ropas, hizo una fantasía y abrió una tienda con la que vestía al pueblo entero”, añadió.
“La que no sabía de letras ya tenía una tienda y me puso como administrar porque yo dominaba los números, pero mi papá siempre le dejaba $3.25 pesos en la mesa y con eso, bebíamos café claro los muchachos, oscuro la gente grande, se comía y se cenaba y hasta se hacía un morir soñando, pero ella guardaba del diario y cuando mi papá no trabajaba por lluvia, ella le prestaba al viejo, luego hizo una casa de blocks, con marquesina, compraron un carro y puso una tiendita al frente”, relata Polanco.
Su papá se enfermó de cáncer en el hígado cuando Polanco tenía 10 años de edad, y el padre estuvo 5 años con el cáncer, muriendo cuando Polanco cumplió los 14.
“Mamá quedó sola pero tenía y manejaba dinero y cuando supo que mi papá se iba a morir, compró un colmado y me hizo el contaba, en menos de tres años, se convirtió en un almacén que suplía a todos los colmados pobres y pequeños del barrio”, explicó Polanco.
Señaló que después de la muerte de su padre, los hijos decidieron estudiar porque el no estudiar no era una opción en la familia.
“La vieja dijo que había que estudiar, así mis hermanos se graduaron uno, de agrónomo y otro de doctor, mientras yo me fui a Rusia donde ella me mando, vendió el negocio”, cuenta Polanco.
Fue enviado a Rusia por su madre a pesas de que algunos familiares se opusieron diciéndole a ella que Polanco llegaría ahogado a la República Dominicana.
“Yo la veía llorando todas las noches, pero antes de eso, yo quería aprender a tocar guitarra, quería ser artista y mi papá dijo que no”, narró. Mamá me compró la bicicleta e hizo que yo se la alquilara a todos los muchachitos del barrio a 5 centavos la vuelta a la manzana”, añadió.
“Quiero decirles aquí lo grande que era mi madre, hizo una casa de tres familias, pero los perredeístas se equivocaron y abrieron la zona E del PRD en Los Mina donde ella se inscribió, luego que ganó la presidencia Don Antonio Guzmán, el Gobierno la nombró asistenta administrativa del director de Molinos Dominicanos”, explica Polanco, siendo la primera mujer nombrada en esa posición.
Reseñó que cuando trajo a su madre a Estados Unidos, ella sacó la licencia de conducir y se hizo ciudadana americana pasando el examen de ciudadanía.
“No calificaba para el examen en español, era muy activa, positiva, con mucha alegría, le decía que no iba a pasar el examen y que fuera donde un psiquiatra para que le diera un certificado de que no podía memorizar lo que leía, pero me contestó que ella no estaba loca, porque nunca le tuvo miedo a nada y todo lo lograba porque la actitud positiva de esa señora, era increíble”, narra Polanco.
También estableció un club de damas en Los Mina integrado mayoritariamente por mujeres.
“Mi mamá fue un ser increíble y todo lo que se proponía lo lograba”, agregó Polanco diciendo que su mamá cumplió 70 años, estaba en la antesala de la vejez.
“Mamá se murió en su sueño, no sufrió, tenía casi 8 años con Alzheimer progresivo y se le olvidaba hasta comer, me dijeron que la iban a intubar y me negué, ella luchó por no morirse y cuando Dios se la llevó tranquila”, afirmó Polanco.
“Fue una mujer que debemos celebrar que Dios la mandó a este mundo donde resolvió mucho”, señaló.
“Este testimonio es para recordar quien fue mi mamá para mí, los hermanos, sobrinos, su familia y la comunidad, todas las personas que ella ayudó y se solidarizó tienen nuevas generaciones a las que deben decirles quién fue ella”, precisó.
“Resolvió tanto, que ustedes la ven ahí, el cuerpo de ella y todavía todas las personas a las que ella ayudó y se solidarizó tienen otras generaciones que deben agradecer lo que ella hizo por cada uno”, concluyó lloro Polanco.
Por Miguel Cruz Tejada