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Las plantas carnívoras son unos vegetales muy particulares, porque de alguna manera podríamos decir que cazan su alimento, bueno, al menos una parte de él, aunque realmente no salen a perseguirlo.

Altice

Plantas ¿omnívoras?

Todas las plantas, incluidas las carnívoras, hacen su propio alimento a través de la fotosíntesis: los carbohidratos que les dan energía, usando la luz del Sol y el dióxido de carbono del aire.

Además de los carbohidratos, necesitan algunos micronutrientes para crecer: nitrógeno, fósforo y potasio, que normalmente toman del suelo.

Las plantas carnívoras, sin embargo, crecen en suelos que son pobres en esos elementos, así que evolucionaron para conseguirlos de otras formas: comiendo animales pequeños como moscas, abejas, arañas, o caracoles.

Por eso más que plantas “carnívoras” podríamos pensar que son “omnívoras”, pues su alimentación es más variada: en este caso, una combinación de fotosíntesis e insectos.

Venus atrapamoscas

Qué dientes tan afilados tienes

Todas las plantas carnívoras pertenecen a las angiospermas: las plantas con flores; de hecho la parte de ellas que termina atrapando el alimento en muchos casos es su flor.

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Una de las plantas carnívoras más reconocidas es la Dionaea muscipula, originaria de la Costa Este de EE. UU., llamada comúnmente venus atrapamoscas cuyas flores parecen tener unos dientes afilados en las orillas.

Aunque en realidad la forma en que se alimenta la venus atrapamoscas, no tiene nada que ver con la masticación de los animales carnívoros.

Pero las flores de esta y otras plantas carnívoras, sí producen sustancias que disuelven a los bichitos que comen: de alguna forma sus flores funcionan como estómagos, que digieren.

Drosera

Peligro, aléjese

Esa sería la advertencia que le gustaría ver a muchas arañas o insectos que terminan siendo el desayuno semanal de una planta carnívora: porque en general no se alimentan de otros seres vivos diariamente sino solo unas veces al mes o al año.

Sin embargo, las plantas carnívoras siguen siendo exitosas porque son atractivas para sus presas: con sus colores o su olor, o incluso si eso falla, en general las partes con las que los atrapan son pegajosas y no los dejan escapar.

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De cualquier forma no podríamos considerar que las plantas carnívoras son cazadoras: para empezar no se pueden mover de donde están, así en realidad no podríamos considerarlas un peligro. Aunque los insectos estén en desacuerdo.

La mayoría de las plantas carnívoras son pequeñas, por lo que, si acaso pueden terminar digiriendo a algún pequeño y desafortunado roedor que termine tropezando con una de ellas.

La Nepenthes attenboroughii, originaria de Filipinas, cuyas flores llegan a medir un metro y medio, podría parecer muy peligrosa por su tamaño, pero no lo es: aunque estemos cerca de un espécimen la planta no nos va a atacar ni intentar comer, ni a nosotros, ni a nuestro perro.

Y si tuviéramos el infortunio de caer en sus flores digestivas, lo más probable es que la que sufriría más sería la planta: ya que su digestión no es instantánea, tendríamos tiempo de escapar, probablemente cortando y matando a la planta.

Así que tal vez las plantas carnívoras pueden tener pesadillas sobre nosotros y no al revés.

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