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Una conocida cadena de supermercados comercializa un chicle que supuestamente sirve para adelgazar y que estos últimos días está en boca de todos. El producto se vende como “chicle reductor con zinc y probiótico” y, al parecer, está teniendo un gran éxito de ventas. Numerosos expertos en alimentación han subrayado su inutilidad, alegando que ni este ni otros chicles sirven para perder peso. ¿Se trata de un nuevo timo alimenticio? No exactamente. Evidentemente, el producto no sirve -ni es recomendable- para adelgazar, pero cumple la legalidad vigente.

Altice

Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y autor del libro Que no te líen con la comida (Destino, 2021), se lamenta de que la estrategia de ventas “es siempre la misma y seguimos picando”. Consiste en escoger un producto y añadirle un nutriente para el que la legislación europea permite alguna declaración de salud. En este caso, el zinc, que es un mineral para el que se han aprobado diversas alegaciones; entre ellas, que contribuye al metabolismo de las grasas. Esta es, precisamente, la declaración que figura en el envase de los chicles.

El tecnólogo de los alimentos señala que el zinc “es un mineral que necesita nuestro organismo para hacer mil cosas”. Pero aclara que el hecho de que juegue un papel en el metabolismo de las grasas “no significa que comiendo más zinc vayamos a metabolizar mejor las grasas ni que vayamos a adelgazar”. Lo que implica es que “si no tenemos zinc no podemos hacer eso”. El matiz es importante. Además, añade el experto, “el zinc se encuentra en alimentos normales y corrientes que consumimos a diario en nuestra dieta”.

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Un chicle con probióticos

Además de zinc, el chicle contiene un probiótico, tal y como consta en su etiquetado. “De los probióticos no se puede decir nada; solo que un determinado producto los contiene”, precisa Lurueña. “No se puede alegar que hagan nada para la salud porque no hay evidencias para ello. De hecho, hay muchísimas alegaciones solicitadas y denegadas”.

Los chicles comercializados por el reputado supermercado cumplen ese requisito: en el envase se cita un determinado probiótico, pero no se relaciona con ningún tipo de beneficio para la salud. Entonces, ¿por qué se añade este ingrediente? Para que el consumidor llegue a la conclusión de que contribuye a esa acción pretendidamente adelgazante.

Otro reclamo para vender el chicle en cuestión es la denominación de reductor. En ningún lugar del envase figura que sirva para adelgazar ni que reduzca grasas o kilos. Pero el término reductor es, por sí mismo, muy sugerente sin llegar a decir nada. Además, se encuentra debajo de un dibujo muy sencillo pero igualmente evocador: dos líneas cóncavas con dos flechas a los lados que indicarían una barriga que adelgaza.

De forma discreta, en un lateral del envase y en letra pequeña, se especifica que “los complementos alimenticios no deben utilizarse como sustitutos de una dieta equilibrada”.

Hecha la ley, hecha la trampa

Por lo tanto, los chicles que comercializa la cadena valenciana de supermercados y que tanto revuelo han suscitado en las redes sociales no son más que otro complemento alimenticio que cumple con las normas de comercialización de alimentos y no supone ningún riesgo inmediato para la salud. Como mucho, un consumo excesivo puede causar diarrea por los efectos laxantes del sorbitol, un edulcorante. Pero que su venta sea legal no quiere decir que sirvan para lo que dan a entender. En definitiva, no tienen ningún efecto adelgazante.

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Lurueña reconoce que la legislación europea sobre alegaciones de salud presenta lagunas importantes: “Por ejemplo, si a un agua mineral le añades vitamina D, ya puedes decir que contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunitario”. También es posible hacerlo con un alimento insano, como unas galletas. Incluso se podría “elaborar una palmera de chocolate, añadirle zinc y decir que contribuye al metabolismo de las grasas”. El tecnólogo de alimentos considera que “ese es el gran agujero de la legislación europea”.

Un solo producto no basta para adelgazar

Los dietistas-nutricionistas y otros expertos en alimentación no dejan de repetir que ningún producto sirve, por sí solo, para adelgazar. Es más, tal y como subraya Lurueña, “hay que tener en cuenta que adelgazar no debe constituir un objetivo vital. El foco es una alimentación saludable; adelgazar viene después”.

No hay chicle que valga para adelgazar ni dieta milagro basada en un solo o en unos pocos alimentos que aporte nada bueno. Los dos o tres kilos de más que se pueden coger en el verano se eliminan con un patrón de alimentación saludable, como la dieta mediterránea, y ejercicio físico de forma regular.

Cuando se trata de una obesidad importante, el problema debe ser abordado por profesionales, que serán los que marquen las pautas dietéticas necesarias.

Cuidateplus.marca.com

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