Por JUAN T H
Un grupo reducido de buenos seres humanos de la República Dominicana, protectores del medio ambiente y los recursos naturales, flora y fauna, han iniciado una campaña que han llamado “Cero Foam”, desde el Ministerio de Medio Ambiente, encabezado por el viceministro José Ramón Reyes (El flaco Reyes), de recursos costeros y marinos, y el ambientalista Ricardo Ripoll, de “Somos Pueblo”, entre otros, para que el plástico de un solo uso, vasos, platos, cuchillos, chucharas, etc., sean prohibidos mediante ley, como lo han hecho otros países, tanto de la región, como del resto del planeta, debido a los daños que están causando en los océanos y en las aves, perjudicando ya la propia vida humana, por formar parte de la cadena alimenticia.
Los expertos dicen, cito, que “la contaminación por plástico se ha convertido en uno de los retos medioambientales más acuciantes de nuestro tiempo. La producción e incineración de plástico contribuye en gran medida al cambio climático. Los residuos plásticos también ahogan nuestras vías fluviales, contaminan nuestros océanos, matan la vida silvestre y se infiltran en nuestras cadena alimentaria”.
“Si la tendencia actual continúa, para el 2050, tendremos unos 12,000 millones de toneladas de residuos plásticos en nuestros vertederos o contaminando al medio ambiente, el equivalente a casi 80 millones de ballenas azules”.
El plástico es un enemigo más del medio ambiente con tremendo daños colaterales indescriptibles a la vida en el lecho marino, a la vida silvestre, a los propios humanos que, a través de los peces y las aves, consumen, sin darse cuenta, residuos del plástico lanzados a la basura, provocando grandes daños a la existencia humana, destrucción de la capa de ozono y los gases de efecto invernadero, etc.
En las orillas del mar encontramos, en cantidades desorbitantes, botellas, tapones, colillas de cigarrillos, bastoncillos de algodón, paquetes de papas fritas, envolturas de golosinas y caramelos, toallas sanitarias, papel de inodoro, bolsas de plástico, platos, vasos, sorbetes, tenedores, cucharas, envases de comida rápida, botellas de agua, galones, etc., etc. Toda esa porquería que consumimos a diario en cantidades industriales, dañan el planeta y la vida que en el habita.
Una botellita de agua, de esas que consumimos diariamente tarda mil años en degradarse.
El plástico es una bomba de tiempo.
Los científicos dicen que cerca del 90% de la basura plástica que se encuentra en el mar es de un solo uso, como vasos, foam, platos, cucharas, servilletas, etc. ¡89% para ser exacto!
Todos los países del mundo, sin excepción, deben ponerse de acuerdo para detener la contaminación ambiental en todas sus formas si queremos preservar la vida en todas sus manifestaciones, no solo la humana. El ser humano ha sido el gran depredador del planeta, que ahora parece vengarse de todos los daños que le han hecho durante miles de millones de años.
Lo que está pasando tanto en el mar como en la tierra es sencillamente inaceptable para una especie, la humana, que se supone inteligente, que ya superó, en términos cognitivos, la edad primitiva, que se encuentra, por el contrario, desarrollando la “inteligencia artificial” de manera espectacular ganándole vida a su propia vida, pero sin tomar en cuenta los daños que le está causando al planeta y a las especies que en el existen, incluyendo la suya.
Ya sabemos los grandes cambios climáticos que se han producido en el planeta a lo largo de miles de millones de años hasta llegar al quinto desastre catastrófico que registra la historia, donde se perdían hasta más del cien por ciento de las especies existentes hasta ese momento y que debieron ser sustituidas de manera natural. Entonces el hombre no tenía la capacidad destructiva que tiene hoy con sus experimentos científicos, sus misiles, sus bombas, etc.
La tierra que hoy conocemos no es la misma de hace más de 66 millones de años cuando se produjo el último gran cambio climático haciendo desaparecer la mayoría de las especies de la flora y la fauna que la propia naturaleza debió sustituir de manera natural y diversa creando la biodiversidad que hoy conocemos y que estamos destruyendo de manera desaprensiva y brutal.
Las cifras que maneja la comunidad científica sobre las especies que hoy están en peligro dan ganas de llorar. Están en peligro de extinción el Oso Polar, el Oso Panda, el Elefante, la Ballena, el Chimpancé, el gorila de montaña, el Leopardo de las nieves, el Tigre de Sumatra, el León, entre muchos otros. Japón continúa asesinando ballenas sin tomar en cuenta los daños, la selva amazónica continúa siendo depredadas sin tomar en cuenta que es el mayor pulmón del planeta; la industria cárnica continúa produciendo más contaminación que los autos. Lo mismo ocurre con las aves que van desapareciendo poco a poco.
El plástico se añade a la gran cadena de daños climáticos que la humanidad debe evitar. Ya buena parte de los países latinoamericanos, europeos y asiáticos están tomando los correctivos de lugar prohibiendo su uso masivo sobre todo el plástico de un solo uso, como ya hemos señalado.
Me dicen que cinco familias del país tienen la producción de los llamados plástico de un solo uso, incluyendo los vasos foam, que no solo lo comercializan en cantidades industriales, sino que lo exportan a otros países. El plástico ha dejado de usarse ya en muchos países de la región. Nosotros debemos hacer lo mismo. Hay que legislar para impedir el plástico en todas sus formas y usos, comenzando con el vaso foam.
Cero Foam, en la República Dominicana. El interés de 5 familias, de 15 o de 20, de 50 o de 100, de 500 o de mil, no puede estar por encima de la vida de la flora y la fauna, es decir, por encima de la vida misma.