El sistema eléctrico dominicano inexplicablemente tiene muchos enemigos, unos públicos, otros encubiertos, a partir -claro está- de sus intereses, ya sean grupales o individuales, políticos y económicos.
Durante los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana en el área energética la corrupción era su principal característica, unidos el sector público con el sector privado. El despilfarro era despiadado. El sistema eléctrico era un negocio en el que sólo salía perjudicado el Estado, es decir, el pueblo que sufría los embates de un suministro deficiente y costoso.
Por el pago de atrasos a las distribuidoras había que pagar unos 300 millones de dólares todos los años. Ahora, como el negocio ha cesado, el gobierno está al día, no hay atrasos, por lo tanto no hay intereses, no hay mora. Corruptos y corruptores unidos como siempre para estafar al pueblo. En todas las áreas ocurría lo mismo. En la compra de medidores, transformadores, etc., había una mafia gigantesca en la que intervenían empresarios y funcionarios. La justicia anda tras las pruebas. ¡Y hay muchas! Lo penoso es que no caigan todos, como ha sucedido con los sobornos de Odebrecht. Los grandes pocas veces caen, es la verdad. Las investigaciones deben abarcar a suplidores y contratistas, no sólo a los funcionarios.
Una campaña mediática bien orquestada, en radio, televisión, prensa escrita y redes sociales, se ha montado para desacreditar a las EDES y a los principales funcionarios, principalmente al ingeniero Antonio Almonte y al doctor Andrés Astacio. Pretenden matar dos pájaros de un tiro: sacar del sistema eléctrico a esos funcionarios, que no han podido corromper, y de paso lograr que el presidente Luís Abinader venda, a precio de “vaca muerta” las empresas eléctricas al sector privado, alegando que el Estado es “mal administrador”, lo cual sería un grave error. Un sector estratégico para el desarrollo de un país no se pone en manos privadas. La iglesia católica no se pone en manos de Lutero.
Pese a los apagones de las últimas semanas, consecuencia de averías y falta del carbón que utiliza Punta Catalina y de gas natural para otras plantas, no hay dudas de que el suministro de energía a la población ha mejorado sustancialmente. Los apagones eran prácticamente cero hasta hace uno o dos meses. Esa es la verdad.
El gobierno está saneando el Estado, incluyendo el sistema energético, tan hipertrofiado y corrompido como todas las demás instituciones públicas. Es decir, está “dañando” el negocio de empresarios y ex funcionarios con tantas medidas anticorrupción y manejo transparente de los dineros del erario.
El gobierno no se debe dejar chantajear por quienes manejan redes sociales utilizando robots mediáticos y otros instrumentos que la tecnología pone en sus manos. Responderles constantemente a robots electrónico y humanos, no es inteligente. Hay ocasiones en que el silencio es la mejer respuesta, sobre todo cuando quienes hacen las criticas malsanas no tienen calidad moral ni profesional para hacerlas, cuando responden a intereses muchas veces pagados por el peor postor.