No hay que buscar el bien de uno mismo, sino el bien de los demás. 1 Corintios 10: 24
Es difícil encontrar personas que dejen de buscar lo suyo y busquen el bien de los demás. Nos hemos acostumbrados a luchar por lo nuestro al precio que sea, sin importar si hacemos daño o si se beneficia alguien.
Vivimos para complacernos y satisfacernos, olvidándonos muchas veces hasta de nuestros cónyuges, hijos, familias, amigos y hermanos. La indiferencia hacia la necesidad del otro es evidente, ya que nada nos mueve a brindarle ayuda espiritual, emocional o material. Siempre estamos diciendo que es un trato de Dios y que nada podemos hacer.
Cuando nosotros buscamos el bien de los demás, Dios se encarga de buscar lo nuestro. Busquemos desinteresadamente el bien de los demás, dándoles apoyo y ayuda siempre que lo necesiten, porque nuestro Padre Celestial se manifestará con aquellos que están dispuestos a ayudar.
Por la Pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios