El juez le había dado de plazo hasta la tarde de este viernes para su ingreso en prisión
Fuentes cercanas a Luiz Inácio Lula da Silva afirman que el expresidente brasileño esperará al último minuto a obedecer la histórica orden judicial que le exige ingresar en prisión a las cinco de esta tarde, hora de Brasilia (diez de la noche, hora peninsular española, tres de la tarde, hora de México). Al exmandatario se le espera en los juzgados de Curitiba (Paraná) para comenzar los 12 años de su condena por corrupción; él, sin embargo, se encuentra en São Paulo, en la sede de su antiguo Sindicato Metalúrgico, arropado por sus seguidores y amigos, y preparando un discurso de despedida. El expresidente está obligado a cumplir la orden, pero aún dispone de incontables herramientas para, cuando menos, expresar su airado desacuerdo y mostrar que se siente víctima de una condena desproporcional por el delito de haber aceptado un soborno de una constructora. Por ejemplo, si se entrega voluntariamente o espera a que vayan a buscarle, o si se aleja de Curitiba, donde le esperan cientos de detractores y periodistas, o consigue ser detenido en São Paulo.
Rui Falcão, expresidente del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, ha asegurado, al llegar esta mañana a la sede del sindicato, que el exmandatario “solo se decidirá [si se entrega o no] al final de la tarde”. La espera tiene como pretexto el recurso que la defensa del expresidente había presentado al Tribunal Superior de Justicia para frenar el ingreso en prisión. Si se le niega, el día del que se ha hablado incesantemente durante años habrá llegado. El día en el que, por primera vez en la historia, un expresidente brasileño entra en prisión. Y quien lo hace es, además, el político más singular (y popular) de su democracia.
Los abogados cuestionan el decreto de prisión expedido por Moro al asegurar que contradice la sentencia proferida por el tribunal en segunda instancia que en enero aumentó su condena de nueve a doce años de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero. Fuente