El sexo oral es una de las prácticas sexuales más comunes. Según el estudio “El mapa del sexo en España,” el 97% de los encuestados lo practica. El cunilingus, que implica lamer y chupar los genitales femeninos, es la forma más conocida de sexo oral. Sin embargo, el anilingus, o beso negro, también está ganando popularidad.
Valérie Tasso, escritora y sexóloga, define el anilingus como la estimulación del ano y áreas cercanas con la boca y la lengua. Jesús Rodríguez, director del Instituto Sexológico Murciano, agrega que también se conoce como “rimming.”
Para realizar el anilingus, es importante que ambas partes estén cómodas y relajadas. La posición puede variar según las preferencias personales. Una opción es que la persona que lo realiza se arrodille o se incline sobre la otra, que puede estar acostada boca arriba con las piernas ligeramente flexionadas.
Existen varias técnicas para estimular el ano: besar, lamer, chupar, mover la lengua alrededor del ano o directamente sobre él, e incluso penetrar con la lengua. Es crucial mantener una buena higiene personal, comunicarse claramente sobre preferencias y límites, y comenzar suavemente para que el receptor se relaje.
El placer del anilingus para quien lo realiza puede estar en la transgresión de la práctica, mientras que para quien lo recibe, la zona es altamente erógena, aunque puede causar dolor si no se hace correctamente.
El anilingus conlleva riesgos de infecciones debido a bacterias, virus o parásitos presentes en el ano o recto, como el VPH, herpes, clamidia, hepatitis B, entre otras. También puede haber riesgo de infecciones urinarias por bacterias E. coli si la boca se acerca a los genitales después del anilingus. Existe un riesgo de transmisión del VIH si hay heridas abiertas.
Para reducir los riesgos, es fundamental mantener una higiene óptima y considerar el uso de barreras de látex, como las utilizadas para el cunnilingus, disponibles en farmacias y tiendas eróticas, o recortar un preservativo.