PABLO FERRI
Elpais.com
Haití se despeña hacia el caos, un camino sorprendentemente largo, que el país transita paso a paso, despacio a veces, a la carrera otras. La última semana ha sido de las aceleradas. En pocos días, la ciudadanía ha atestiguado la evasión de más de 3.000 presos de varias cárceles, ataques al aeropuerto de la capital, Puerto Príncipe, además de batallas a balazos entre militares, policías y bandidos, y las conferencias de prensa de uno de los líderes criminales más mediáticos de los últimos años: Jimmy Chérizier, alias Barbecue, aspirante ahora a líder guerrillero.
Este martes, Chérizier atendió a la prensa en Delmas 6, un barrio no muy alejado del centro de Puerto Príncipe. Lo hizo como si fuera un activista por el cambio, dueño y señor de un discurso marcadamente político. Solo que, encima de la ropa, vestía un chaleco antibalas y llevaba, colgado del hombro, un fusil tipo AK-47 con un cargador doble. A su lado, a modo de asesores, dos muchachos con el rostro tapado cargaban sendas metralletas. Todo esto ocurría con la ciudad patas arriba, por las batallas de estos días, medio pendiente del estado de emergencia decretado por el Gobierno.
Era una de las imágenes de la semana en Haití: mientras el primer ministro y jefe de Gobierno en funciones, Ariel Henry, buscaba la forma de volver al país tras un viaje al extranjero, Barbecue, señalado de perpetrar masacres en la capital estos años, representaba el papel de la oposición. Criticó a Henry, como ha hecho tantas veces estos años, y dijo: “Si Henry no dimite, si la comunidad internacional le sigue sosteniendo, vamos directos a una guerra civil, que conducirá a un genocidio”.
No es que sorprendan las declaraciones de Chérizier. Dentro del complejo universo de grupos criminales que dominan más de la mitad de la capital, según Naciones Unidas, la federación que dirige, G-9 Familia y Amigos, es una de las más poderosas. Su voz ha aparecido con cierta asiduidad en los medios estos años, en entrevistas y conferencias de prensa improvisadas en los barrios que domina, cerca del centro y la terminal portuaria. Sorprende, eso sí, el tono de las amenazas a Henry, después del caos de la semana anterior, con la irrupción en las prisiones y las batallas en las calles.
Envío de policías de Kenia
La situación empeora poco a poco en el país caribeño. Todas las crisis se enredan. Alrededor de 1.200 personas han muerto asesinadas desde que empezó el año, según Naciones Unidas. La situación del mismo Henry muestra lo dramático de la situación. La semana pasada, el primer ministro, en el poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, viajó a Nairobi, a tratar de dar un impulso definitivo al acuerdo de colaboración con el Gobierno de Kenia, que supondría el envío de 1.000 policías a Haití, con el apoyo económico de Estados Unidos y Canadá. El acuerdo parecía por fin llegar a buen puerto.
Pero entonces empezó la última batalla de Puerto Príncipe. No está claro qué bandas de las decenas que campan a sus anchas en la capital participaron en el asalto a las prisiones; o si el propio Chérizier lideró el ataque. Es cierto que él luego asumió la culpa, ocupando de nuevo ese espacio de líder guerrillero. Barbecue no tuvo reparo en decir que su intención era capturar al jefe de la policía haitiana, Frantz Elbe, con el objetivo final de derrocar el Gobierno de Henry.
Henry enfiló el camino de vuelta, pero el retorno se convirtió igualmente en un caos. El primer ministro tomó el avión en Nairobi, con parada final en Puerto Príncipe, pero, en vez de llegar allí, aterrizó en Puerto Rico. Los disturbios en el aeropuerto de la capital imposibilitaron su arribo. Extrañaba que Henry no llegara a República Dominicana, vecina de Haití y compañera de isla, pero este miércoles, el Gobierno dominicano informaba de que no podía permitir que el avión del primer ministro hiciera escala de manera indefinida en el país. La respuesta alimentaba la larga historia de desencuentros entre ambas naciones, siempre con la frontera en el centro de la disputa.
La inestabilidad hace difícil prever el desarrollo de los acontecimientos a medio plazo, incluso a corto. El Miami Herald publicaba estos días que el Gobierno de Estados Unidos y el Caricom, la organización de Estados caribeños, tratan de forzar la salida de Henry del Gobierno, en un intento de canalizar los diferentes malestares de partes de la sociedad haitiana. La convocatoria de elecciones y la llegada de una misión de apoyo a las fuerzas de seguridad del país aparecen así como los puntos principales de cualquier camino a una futura estabilidad.