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Prepararse para subir a un cuadrilátero a pelear y a la vez servir a Dios, crea sentimientos encontrados en cualquier ser humano, que quiere ganar pero sin dañar.

Altice

Con esa batalla interna tuvo que desarrollar su carrera de boxeador profesional Rafael (Avispa) Cabrera, quien tenía que prepararse para no ser golpeado y a la vez no hacer daños permanentes a sus rivales.

Como su mote lo indica, Avispa tenía grandes agilidades para moverse sobre el ring, evadiendo las embestidas de sus adversarios, pero no solamente debía evitar, era necesario pegar para poder ganar.

Después de una brillante carrera como boxeador amateur, llegó el momento de Avispa Cabrera entrar al profesionalismo, el cual es más sangriento y donde se combate sin protección en la cabeza como era en el sector aficionado.

El joven boxeador fue acogido por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, una denominación cristiana  distinguida por su observación del sábado como día de reposo.

Eso agregaba un nuevo ingrediente, Avispa Cabrera rechazaba pelear los sábados, que es uno de los principales días que se escogen para el montaje de cartelera de boxeo.

Avispa no solamente era un buen peleador, con buenas fintas y movimientos sobre el ensogado, sino que era decente y educado, ya fuera en el gimnasio o en las calles de Santiago.

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En el boxeo de paga ganó sus primeras cuatro peleas, incluyendo una contra Elpidio Jiménez a quien luego le dio la revancha y este se desquitó y le cortó el efímero invicto.

Luego de esa primera derrota Avispa Cabrera  hilvanó 19 triunfos en forma consecutiva, alternando sus entrenamientos con la visita a la iglesia Adventista que está en la Juan Pablo Duarte frente a Villa Olga.

El Palacio de los Deportes de Santiago, actual Arena del Cibao doctor Oscar Gobaira, se repletó de fanáticos para ver el choque entre Rafael (Avispa) Cabrera y César (Patico) Polanco, dos ídolos de esta ciudad.

El pleito fue a los grandes, un derroche de calidad de ambos series 31 y los jueces decidieron empatar el combate.

A partir de ahí vinieron los compromisos internacional y Avispa fue a pelear al Gimnasio Neco de la Guardia en contra el monarca Hilario Zapata.

La fecha fue el 28 de diciembre de 1984 y los apoderados del panameño tomaron la precaución de no firmar la pelea por el título, el quisqueya fue quien mandó en el ring, pero en una decisión localista Zapata ganó por decisión dividida en su casa.

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Fue a Puerto Rico y en el estadio Hiram Bithorn noqueó en el octavo asalto a Prudencio Cardona y a Roy Thompson en el quinto asalto.

Cruzó a Miami donde se impuso en cinco asaltos a Gilberto Sosa en el Tamiami Fairgoundd Auditorum.

Avispa volvió a picar y sumó nueve triunfos consecutivos, incluyendo uno contra Félix Martí (Pichito), quien era sobrino del artista Luisito Martí y que vino a Santiago a ver la pelea. Luego en la revancha, Pichito se desquitó contra el cibaeño.

El 28 de mayo de 1989 fue a la lejana South África para enfrentar en el Indoor Sport Centre Vitenhage a Vuyani Nene, quien se llevó la victoria.

Rafael (Avispa) Cabrera solo tenía 25 años de edad, debutando el 5 de septiembre de 1981, pero decidió abandonar el boxeo, ese deporte donde gana el que más daño le hace a su contrincante.

Lo hizo con una foja de 34 victorias, 5 derrotas y un empate, incluyendo 20 triunfos por la vía del nocaut.

Por Tuto Tavárez

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