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Banco Popular

José Rafael Sosa

Altice

Don Alejandro Grullón tuvo claridad en sus objetivos y fuerzas para lograrlos, proyectando con criterio social el dinero, por encima de crear la primera entidad financiera a la que otorgó clase mundial y de contribuir con espíritu y recursos a reservar desde el ambiente con el Plan Sierra como mejor muestrario de un accionar que deja sus lecciones con cada planta sembrada, con cada flor abierta en la serranía protegida gracias a su iniciativa.

El principal valor de su ejemplo radica en su visión precursora y su capacidad visionaria, condiciones personales que destacaron en él, siendo un muchacho antes de iniciar sus aportes y precedentes en la banca, según cuentan personalidades cercanas a Don Alejandro Grullón, y que solicitaron reserva de su identidad.

“Lo increíble de Don Alejandro es que toda su vida, desde que tomó conciencia como persona, de munícipe en su Santiago natal, de joven con una visión propia de su aporte a construir una comunidad mejor que la encontrada” dijo uno de los amigos cercanos del cofundador de las Águilas Cibaeñas.

El principal acontecimiento financiero y social que hizo, se anunció el 2 de enero de 1964 cuando en un ceremonial sencillo, se inauguró la primera oficina del Banco Popular Dominicano, en la calle Isabel La Católica, número 70.

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“Pero la creación de ese proyecto era una vía que buscaba ayudar a la gente por medio de dinero y no ver lo financiero como único propósito principal de su vida, para lo cual tuvo la capacidad de estructurar un proyecto bancario que llevó hasta su máxima eficiencia y proyección” dijo la fuente.

La inauguración de esa primera oficina, era la proclamación pública de una intención que tenía años de desarrollo en la mente y la acción de Don Alejandro Grullón, un hombre que se decidió a establecer una marca nacional hasta entonces inexistente, venciendo los muchos comentarios y actitudes de desaliento que consideraba que, en un país tercermundista, saliendo de una dictadura, ese sueño era imposible de concretar.

“La partida de Don Alejandro debe motivar un sentimiento nacional de agradecimiento por la labor de concretar un proyecto financiero que ha continuado fortaleciéndose y adoptando una postura de responsabilidad social, sobre todo en el plano medioambiental, que es un ejemplo” dice el vocero cercano a su trayectoria.

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Para poder asumir las grandes tareas que se planteó, lo primero que hizo fue estudiar y especializarse acudiendo a la Universidad de Syracuse, en Nueva York, donde obtuvo el título de grado en Administración de Empresas y Ciencias Forestales. Su gran vocación profesional era la conservación del ambiente.

Don Alejandro Grullón deja sus aportes a la creación de realidades que son orgullo y apoyo para amplios sectores nacionales:

· Banco Popular Dominicano

· Plan Sierra

· Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos para la Vivienda

· Asociación para el Desarrollo de Santiago, Inc.,

· Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra,

· Instituto Superior de Agricultura (ISA)

· Centro de Investigación y Mejoramiento de la Producción Animal.

· Compañía Financiera para el Desarrollo Inc. (APEDI).

· Miembro directivo de las Águilas Cibaeñas.

Don Alejandro deja como sus deudores a su esposa Melba Segura Castillo y sus hijos Manuel Alejandro, Virginia María, Eduardo José Grullón Viñas y Alexandra María Grullón Segura.

Paz a su alma. Un hombre noble, que mostró el otro valor del dinero, se ha marchado

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