Quien sirve al altar se sirve del altar, muy diferente a servir al partido para servir al pueblo, aunque política y religión se dan la mano y comparten coro.
Se tenía la impresión que alguna gente de alcurnia social, económica, artística, estaba en política por hobbie, como jugar tenis por las tardes. Que participaba en la campaña y a favor de Luis para sacar al PLD del poder y se produjera el anhelado cambio. Personas que servían a la causa por la causa misma.
Ahora resulta que no, que todo el que anduvo por la cocina y por lo menos le puso la mano al caldero o echó una que otra especia, quiere sentarse a la mesa.
El banquete podría ser de aflicción, pues la circunstancia adelanta que será un mandato de muchas contrariedades. No obstante la consigna se redime a sí misma: Mejor arriba con presión que abajo con depresión.
Se pensaba en el compañerito de la base y el “dame lo mío”, pero también el prestante de la cúpula pide lo suyo, e igualmente el impensable corporativo.
El amor y el interés se fueron al campo un día, pero ahora el amor y el interés se quedan en la capital y se encaminan al ensanche Paraíso.
Paraíso es poder, y es bueno cobrar.
De Buena Tinta por el Diario Libre.