SAN PEDRO DE MACORIS.-El arquitecto Carlos Báez Brugal, Presidente de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana – SARD, advirtió que la República Dominicana se está quedando “sin patrimonio arquitectónico importante”, por lo que considera necesario conservar las edificaciones antiguas como forma de preservar la “memoria histórica” del pueblo dominicano.
Afirmó que las ciudades son espacios conformadas por ciudadanos, sus calles, edificios, áreas verdes “pero sus hechos históricos son valores intangibles que le pertenecen, y el querer borrarlos eliminando los espacios en que ocurrieron es un atentado a la memoria histórica”.
Al pronunciar una charla en la 4ta. Jornada FFA organizada por la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Central del Este, Báez Brugal lamentó que la destrucción del paisaje urbano “siga siendo una realidad cotidiana”, y dijo que Santo Domingo se ha convertido en una metrópoli que ha tenido “un crecimiento repentino, desordenado, mal pensado y con resultados absurdos”.
A su juicio la construcción de “elevados por doquier” y el crecimiento sin límite, horizontal y vertical, con grandes torres que inundan los diferentes sectores de la ciudad, han dividido la capital del país en dos, convirtiéndola en un espacio para vehículos donde se “deshumaniza el paisaje urbano”.
Báez Brugal puso como ejemplo la Zona Colonial, la que dijo no es la ciudad que fue en sus inicios la que, a pesar de conservar su esplendor y el recuerdo de epopeyas pasadas, “ya no representa el centro financiero, social, político y económico que era”.
“Don progreso se llevó el dinero al polígono central y sus alrededores, donde sectores emblemáticos para las elites, como Gazcue hoy lucen deteriorados, donde obras significativas han sido remodeladas y otras destruidas para dar paso a edificios de apartamentos”, puntualizó.
Recordó que no valieron vigilias ni reclamos para evitar la demolición de joya arquitectónica como El Jaragua, ni la demolición del hospital Marion “imprescindibles para el acervo arquitectónico del país, y aún nos quedan monumentos que deberían tener mejor suerte porque son parte importante de nuestra historia”.
Báez Brugal dijo que realizaciones no es “sinónimo de avance histórico” y recordó que con la construcción de la Plaza de la Cultura se descartó la memoria histórica de la casa de Trujillo y sus familiares, evitando que adeptos pudieran usar el lugar para ritos de veneración.
Igual ocurrió –indicó- con la construcción de la avenida 27 de Febrero que mutiló la calle Teniente Amado García Guerrero, que fue escenario de la batalla del puente Duarte en Revolución de 1965, colocándose allí un busto del patricio Juan Pablo Duarte para borrar la memoria de la resistencia de esa época.