El uso excesivo de los auriculares puede dañar a largo plazo nuestra capacidad de audición. Además, factores como la falta de higiene en estos aparatos pueden causar infecciones en el oído. Por eso, debemos tener en cuenta ciertas precauciones a la hora de utilizar estos dispositivos.
“Deberías bajar el volumen. Según el uso que has hecho de los auriculares, has superado el límite de exposición de audio recomendado”. Es la notificación que suele saltar en la pantalla del móvil mientras las notas musicales de tu canción favorita del momento viajan desde estos pequeños aparatos hasta tu conducto auditivo. Y, puestos a sincerarnos, tampoco es que prestemos mucha atención a esta advertencia virtual. Basta con borrarla y seguir disfrutando de ese mundo paralelo al que la música siempre te transporta.
Sin embargo, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Un uso extralimitado de los auriculares puede provocar no solo un daño auditivo, sino otros problemas como infecciones. En concreto, Manuel Mozota, responsable del Grupo de Trabajo de Otorrinolaringología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), subraya que una utilización excesiva de los cascos puede perjudicar a la audición a través de dos procesos.
“Uno de ellos es por el trauma acústico que producen las ondas sonoras al chocar contra el tímpano y al estimular en exceso al nervio auditivo. Esto depende fundamentalmente de la intensidad y de la duración del estímulo”, explica el especialista. El otro mecanismo al que hace referencia Núñez es aquel que se debe al roce de los auriculares, a la falta de transpiración o a la suciedad que se acumula. La mala aireación puede provocar un exceso de humedad, desembocando en ocasiones en una micosis. Asimismo, es posible que la falta de asepsia (ausencia de gérmenes) sea la responsable de infecciones bacterianas.
En el caso de la micosis (infección producida por hongos), se puede producir cuando coinciden varios factores, a los que alude Faustino Núñez Batalla, presidente de la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL):
- Uso prolongado de los auriculares (más de una hora al día).
- Clima caluroso.
- Presencia de humedad en los conductos auditivos (por ejemplo, al salir de la ducha o de la piscina).
- Empleo de los auriculares de una persona que sufre micosis.
¿Se puede recuperar la audición perdida?
La pérdida auditiva será crónica o no dependiendo de la causa que la haya originado. No obstante, si esta se debe a un traumatismo acústico, será difícilmente recuperable. “En el caso de someterse de forma regular a intensidades de ruido elevadas durante periodos de tiempo prolongados, la pérdida se hace permanente e, incluso, se asocia a otros problemas como los acúfenos o el tinnitus”, detalla Núñez.
La experta alerta de que los principales signos de presentar una pérdida auditiva permanente son la necesidad de poner la televisión muy alta, así como la percepción de pitidos en los oídos o la dificultad en comprender palabras, “sobre todo en sitios ruidosos como una cafetería o un restaurante concurrido”.
A pesar de que resulta muy complicado recuperar la audición, Mozota advierte de la importancia de seguir un tratamiento adecuado para que la hipoacusia no progrese. Además, el miembro de la SEMG apunta a que si la culpable del daño auditivo es una infección, “con un tratamiento antibiótico y antiinflamatorio podría subsanar la pérdida auditiva”.
¿Cuál es el tiempo recomendable de uso de los auriculares?
El volumen y el tiempo de exposición son los factores claves de los que depende el daño auditivo. En este sentido, Núñez nombra la regla de los 60: “Los auriculares a intensidades sonoras altas se asocian a la pérdida auditiva cuando se mantiene una intensidad más alta del 60% del volumen del dispositivo durante más de 60 minutos al día”.
Asimismo, Mozota añade que hay que tener en cuenta la calidad de los aparatos que usemos, si estos se meten en el conducto auditivo externo o, por el contrario, no se introducen y tienen un almohadillado. Estos últimos son los más recomendables debido a que aíslan al oído del sonido exterior y evitan subir el volumen más de lo necesario. Por el contrario, los auriculares de inserción son los que más cerca se encuentran del tímpano, aumentando la presión sonora, así como el riesgo de daño auditivo.
El límite de decibelios
Respecto al nivel máximo de decibelios, este depende de la frecuencia. Los expertos consultados por CuídatePlus recuerdan que el límite regulado por normativa se fija en 85 dB. Si este se supera, “es preciso evitar la exposición o usar protectores auditivos (por ejemplo, en actividades como la industria o minería”, destaca Núñez.
Consejos para no abusar de los auriculares
Además de la regla de los 60 ya mencionada, los otorrinolaringólogos recomiendan cumplir con otros hábitos como:
- No usar los auriculares de otras personas sin una limpieza previa. Es conveniente, además, extremar la higiene en aquellos aparatos que se introducen en el conducto auditivo externo.
- Tener en cuenta que si los usamos en sitios ruidosos, como el transporte público, se tiende a subir el volumen para poder escuchar la música. Por eso, es necesario vigilar no superar los límites aconsejados. Como ya se ha destacado, muchos dispositivos avisan de ello.
- No acostumbrarse a depender de estos aparatos ni usarlos de forma muy seguida. Por eso, es importante hacer descansos auditivos cada cierto tiempo.