Mantener una buena salud cerebral es esencial para conducir, ya que esta actividad exige concentración, cálculo de distancias, procesamiento simultáneo de estímulos, interpretación de señales de tránsito y reacciones rápidas. Para ello son clave funciones cognitivas como la ejecutiva, la visuoespacial, el lenguaje y la memoria de trabajo y episódica.
Algunas personas con Alzheimer u otras demencias en etapas tempranas pueden seguir conduciendo porque conservan en parte estas capacidades, mientras que otras las pierden con mayor rapidez.
Determinar cuándo es necesario dejar de conducir no siempre es sencillo. Un estudio publicado en Neurology revela que ciertos patrones al volante pueden ayudar a predecir el riesgo de deterioro cognitivo y, por lo tanto, servir como guía para decidir si una persona debe continuar o no conduciendo.
En esta investigación participaron 56 personas con deterioro cognitivo leve —una etapa previa al Alzheimer— y 242 personas sin alteraciones cognitivas, con una edad media de 75 años. Al inicio, todos conducían al menos una vez a la semana.
Los participantes realizaron pruebas cognitivas y un análisis genético de riesgo para Alzheimer, además de aceptar la instalación de un dispositivo GPS en sus vehículos para registrar información sobre su conducción.
Patrones de conducción vinculados al deterioro cognitivo
Aunque ambos grupos mostraron hábitos similares al inicio, tras diez años de seguimiento se observaron diferencias importantes en quienes presentaban deterioro cognitivo leve:
- Conducían el coche con menos frecuencia al mes.
- Evitaban manejar de noche.
- Preferían rutas conocidas en lugar de trayectos nuevos.
El estudio señala una limitación: la mayoría de los voluntarios tenía un nivel educativo alto, por lo que los resultados no pueden aplicarse a toda la población.
¿Cuándo dejar de conducir?
En España no existe una edad límite para dejar de conducir, ni enfermedades que prohíban de manera absoluta esta actividad. La capacidad para mantener el carnet depende del estado de cada persona, lo que justifica la realización de evaluaciones periódicas para su renovación.
La Fundación Pasqual Maragall aclara que recibir un diagnóstico de Alzheimer “no implica necesariamente dejar de conducir de inmediato”. En fases iniciales, algunas personas pueden continuar al volante por un tiempo, aunque a medida que los síntomas avanzan y disminuyen las capacidades cognitivas y motoras, llegará un momento en el que dejar de conducir será inevitable.
Para evaluar si una persona con Alzheimer sigue siendo apta, se recomienda observar su desempeño en distintas situaciones de tráfico y momentos del día.
Señales de alerta que indican riesgo al volante
- Desorientarse en trayectos habituales.
- Confusión entre pedales.
- Incumplir o malinterpretar señales de tráfico.
- Tomar decisiones con lentitud o de manera incorrecta.
- Problemas para mantenerse en el carril.
- Calcular mal la velocidad o las distancias.
- Dudas o confusiones en cruces o salidas.
- Mostrar inseguridad o irritabilidad mientras conduce.
Es importante recordar que la persona afectada puede sobreestimar sus habilidades. Por eso, familiares y cuidadores cumplen un papel clave para detectar cuándo la conducción se vuelve peligrosa y abordar el tema con anticipación, priorizando la seguridad de todos.

