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Crítica de Cine

Altice

Por Carlos Ricardo Fondeur Moronta

Alcides Asenjo, Lorenzo Martínez, José Checo, Carlotta carretero, entre otros actores dominicanos, nos llevan a los tiempos sin análogos en el cine mudo o silente, al observar sus profesionales pantomimas, algo digno de disfrutar.

Se los encuentran por ahí caminando sobre sus propios pasos por las calles de la hidalga ciudad de Santiago de los Caballeros, por la Calle del Conde; sólo que nuestro cine no arranca, ni mudo ni hablado y duerme el sueño eterno, a pesar de crearse leyes y de que contamos con artistas con un enorme prontuario de actuaciones. Y tenemos al olvidado Julio Cesar Imbert y a guionistas de valía.

Podríamos bien crear cine mudo con todas las técnicas actuales de la cinematografía y valorar el cine mudo de los tiempos de las guerras de secesión en los Estados Unidos y emular a Charles Chaplin y a Buster Keaton, por no mencionar otros.

Película muda EL MAQUINISTA DE LA GENERAL

Esta técnica nos envía a la cinemateca internacional y, allí, buscando sin mucho afán, nos encontramos con el mago del cine mudo, Charles Chaplin, el más conocido de los actores de teatro que incursionaron en el cine en sus inicios que subieron al plató y se quedaron para formar parte de los eventos históricos relativos al cine que sellaron una época de esplendor. Pero también estaba ahí, al lado de ese trozo de historia, el actor BUSTER KEATON, quien protagonizó EL MAQUINISTA DE LA GENERAL en el papel estelar como el joven maquinista Johnny Gray, un simple empleado de una empresa de ferrocarril que terminó siendo Héroe de Guerra.

La trama se centra en el desempeño de un joven (Johnny Gray), empleado de un tren de carga, cuando asolaba la cruenta Guerra de Secesión o Guerra Civil de los Estados Unidos, corriendo los años 1861, 1865 y los jóvenes mayores de 18 años fueron llamados a alistarse al ejército del Sur. Su novia y el padre de ésta, lo conminan a vestir el uniforme sudista como prueba de honor.

La tragicomedia, viene a ser adaptada al cine del libro A HISTORY OF THE GREAT RAILWAY ADVENTURE, escrito por Christopher Portway, y protagonizada espectacularmente por el mismo jovencito (Buster Keaton provenía de una familia adinerada de la época), la dirigió y participó en la adaptación, siendo quien caracterizaba al personaje central, actuando en pleno taller de redacción del guion. La Sinopsis nos muestra las peripecias de un chico que “adoraba” su locomotora a la que bautizó con el nombre de “La General”, empresa done (en la vida real) su padre era socio. ERA LA Guerra Civil o de Secesión de los Estados Unidos eran enrolados bajo rangos mediano o alto, mientras que los pobres recibían el rango de raso. Pero la edad lo traiciono y quedó fuera del listado.

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La Guerra de Secesión, una lucha cruel intestina entre los ejércitos del Norte y Sur, lo tomó en la postrimería de su vida y decide ir al frente de manera subrepticia y lucha, sin pretenderlo, hazañas heroicas que al final fueron premiadas por un general sudista.

El Maquinista de La General era un personaje idiota, que sufría de torpeza motora, algún grado de locura y un tanto de comediante. Recomendamos ver esta película como un trozo de material de laboratorio y notarán la fina manera de lograr competir con Charles Chaplin, en una realización sin pausas, de una obra cinematográfica silente, ataviada de profesionalismo en el uso sin extremos de la pantomima, cual cantante al son de su música.

Una hora y diecinueve minutos le harán acabarse las palominas de manera apresurada. Se rodó en el año 1926, aun cuando las técnicas de iluminación modernas no existían y se utilizaba más la luz natural y en otros casos luces de relleno. La luminotecnia, que es la técnica utilizada para iluminar espacios de acuerdo al lugar y las directrices del director, hacia pininos, mientras que el arranque de las luces para los escenarios evolucionaron entre los años 1928, 1930, por eso usted puede observar que la película contiene un color amarillento, debido a dos factores: La iluminación y el revelado del acetato o bandas de fotográficas. Tampoco estaban disponibles las bandas sonoras y la música se tocaba in si tus, es decir, por lo general, ya que ir a una sala dispuesta para la presentación de cine mudo o teatro correspondía más bien a personas adineradas, damas y señores con gustos refinados, mientras que la “claque”, las personas antagonistas sociales, como los llamaban de manera irónica, usaban los desvencijados proyectores de 1895, al inicio del cine, dirigido mas a la necesidad de noticias que a comedia.

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El Maquinista de La General forma parte de la cinemateca de Buster Keaton y Clyde Bruckman (1924), junto a las realizaciones El Navegant (1924), El Moderno Sherlock Holmes (1924-1926), entre otros. 

El cine silente o cine mudo, también sufrió los embates de la lucha de clases y los menos pudiente, aun ya en los años de Buster Keaton (1926 en adelante) los pobres seguían asistiendo al Nickelodeon, que eran salas done se proyectaban películas en formato 16mm, done se pagaba un níquel, que era una moneda barata usada en los barrios populares y los asistentes se sentaban sobre cajas del comercio.

Pero también habían Nickelodeons que ostentaban opulencia, done veían bomberos apagando fuegos, actores lanzándose tortas e a la cara, policías persiguiendo a delincuentes.

EL CINE NACIO COMO UNA NECESIDAD PERIODISTICA

Aunque por decir tal cosa me matarían, la verdad es que en el mundo de la comunicación existen grupos de críticos que no van a aceptar tal osadía.

 El cine nació no con la visión de crear un medio de entretenimiento ni de publicitar artistas. El cine nació como una alternativa a la noticia escrita, que eran los periódicos impresos y done las imágenes eran plasmadas sobre papel con tinta negra sin refinar, ya que provenían de la extracción de petróleo crudo, en un sistema creado por el inglés Eart Stanhope, done se fundían los caracteres en hierro y se les pasaba una brocha entintada, luego de confeccionada letra a letra en el orden de la escritura.

Pero las imágenes eran estáticas y se necesitaba imágenes vivas para recrear las noticias, que generalmente llegaban de las filmaciones de las actividades del Comisario, de los bomberos y alguna construcción en la ciudad. Luego, se hicieron filmaciones anunciando los productos que expendían los negocios.

El cine mudo o silente, es, con Chaplin o sin él, un ejemplo aun vivo de que la pantomima que pregonan los actores de teatro es el esfuerzo magnánimo de poder transmitir ideas claras y precisas, solo con el uso de los gestos.

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