La cooperación entre Moscú y los países latinoamericanos y caribeños se basa en “un enfoque desideologizado y pragmático” que no va en contra de nadie, resalta el canciller ruso
Rusia no quiere que el territorio de los países de América Latina y del Caribe se convierta en un campo de batalla entre potencias en un mundo “extremadamente tenso” que se sigue degradando “en muchos aspectos”. Así lo declara el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en un artículo publicado este jueves en el diario brasileño Folha de S.Paulo y la revista mexicana Buzos con motivo de su próxima gira por la región.
“Para nosotros, América Latina y el Caribe tienen su propio valor en el marco de nuestra política exterior. No queremos que su región se convierta en un campo de batalla entre las potencias”, insiste el jefe de la diplomacia rusa.
Occidente se agarra al dominio global
En su misiva, el canciller ruso hace un repaso de los antecedentes que condujeron a la actual situación en Ucrania, como el incumplimiento consciente de los Acuerdos de Minsk por Kiev, que no dejó “otra opción” a Moscú que reconocer las repúblicas de Donbass e iniciar la operación militar especial. En este sentido, Lavrov reitera que el así llamado Occidente colectivo busca “mantener su dominio global e impedir la consolidación de nuevos centros de poder” mediante las sanciones antirrusas y el suministro masivo de armas a Kiev.
“En fin, pretenden imponer a la comunidad internacional un orden global unipolar y neocolonial esperando, en palabras del presidente de Rusia, Vladimir Putin, ‘cobrarle un verdadero tributo a la Humanidad, sacar una renta hegemónica'”, señala el ministro.
Lavrov enfatiza que esta aspiración de Occidente explica su “vieja política de injerencia en asuntos internos” de otras naciones, que se materializa incluso por medio de “operaciones ideológicamente motivadas para derrocar gobiernos indeseables“, sanciones unilaterales y “sucias” tecnologías “de guerra informática”.
“Muchos pueblos del mundo ya sintieron sus consecuencias, entre ellos los de Cuba, Venezuela, Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia y Siria”, resalta.
Países con agenda independiente
Paralelamente, el jefe de la diplomacia rusa asevera que EE.UU. y sus aliados buscan sustituir el derecho internacional encarnado en la Carta Magna de la ONU por sus “reglas”. Sin embargo, muchos países ya se dieron cuenta de esto y se aferran a “una agenda independiente” que se basa en la defensa de sus intereses nacionales, subraya Lavrov.
En este contexto, el ministro ruso valora “el auge” de los esfuerzos de algunos países encaminados a desdolarizar el comercio exterior y a crear “una infraestructura de lazos logísticos, interbancarios, financieros, económicos y de transporte no controlable por Occidente”. Lavrov recuerda que “alrededor de tres cuartas partes” de las naciones de todo el mundo, incluidos los socios latinoamericanos de Moscú, no se han unido a las sanciones antirrusas.
Al mismo tiempo, el canciller ruso hace hincapié en que la cooperación entre Rusia y América Latina, que —subraya— juega un rol “cada vez más visible en el mundo multipolar“, se basa en “un enfoque desideologizado y pragmático” que no va en contra de nadie, al tiempo que revalida la disposición de Moscú de fortalecer los contactos multifacéticos, ante todo en el marco de la Celac.
“A diferencia de las antiguas metrópolis coloniales, no dividimos a los socios entre ‘nuestros’ y ‘ajenos’, no los ponemos ante una disyuntiva artificial: ‘con nosotros’ o ‘contra nosotros’. Estamos por la unidad y la diversidad de los países latinoamericanos y caribeños. En la diversidad son fuertes, políticamente cohesionados y económicamente sostenibles”, resalta.
Cooperación al alza en cifras reales
Entre otros países de la región, Lavrov destaca la fortaleza de los lazos que unen a Rusia con Brasil, Venezuela, Cuba y Nicaragua, países que el canciller planea visitar en la segunda quincena de abril.
En cifras reales, las exportaciones rusas a los países latinoamericanos y caribeños crecieron un 3,8 % en 2022 pese a las sanciones antirrusas y la presión política por parte de Washington y de Bruselas. Asimismo, se registró el aumento de los suministros de fertilizantes y de productos petrolíferos, mientras que las exportaciones rusas de trigo se incrementaron en un 48,8 %.
“Me gustaría señalar que suministramos 23 millones de toneladas de cereales y 20 millones de toneladas de fertilizantes a los mercados mundiales sin ninguna ayuda de la ONU”, resalta Lavrov.
El ministro recalca que este volumen podría ser aun mayor de no ser por el bloqueo de “decenas de miles de toneladas de fertilizantes” en los puertos occidentales, lo que —denuncia— va en contra de lo acordado bajo el paquete del mar Negro sellado el año pasado para destrabar los suministros de cereales, no solo de Ucrania, sino de Rusia. “Incluso nos ofrecimos a distribuir gratuitamente esas cantidades entre los países más pobres. También se nos impide hacerlo”, denuncia el ministro.
Entre otros logros del partenariado, el canciller menciona el aumento “constante” del número de estudiantes latinoamericanos que estudian en Rusia y reciben becas financiadas por el Estado.
Curso exterior independiente
Finalmente, Lavrov señala que Rusia y América Latina necesitan hacer uso de la complementariedad de sus economías para formar “verdaderas alianzas de proyectos” e impulsar la transición hacia pagos en monedas nacionales y divisas alternativas al dólar y al euro.
En esta línea, reitera que Moscú seguirá manteniendo su rumbo exterior “independiente, pacífico y multivectorial” y abogará por ampliar tales asociaciones como los BRICS o la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Asimismo, recalcó que Rusia “siempre” está abierta a reforzar los vínculos con aquellos socios que quieran trabajar en base de tales principios como la igualdad y el respeto mutuo. “Me alegra que entre ellos estén nuestros amigos latinoamericanos“, concluye el ministro.