Por JUAN T H
Créanme, la corrupción le costaba a este país alrededor de 250 mil millones de pesos todos los años, más del cuatro por ciento del Producto Interno Bruto que se malgastaba en Educación, según los estudios más conservadores de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Más de 250 mil millones de pesos todos los años durante 20 años es mucho, mucho dinero, demasiado, para un país con altísimos niveles de pobreza y marginalidad.
El pueblo dominicano no sabe, ni sabrá nunca probablemente, dónde fue a parar todo ese dinero; presumo que en viejes por el mundo en aviones y yates privados, en grandes orgías con chapeadoras y proxenetas, homosexuales y lesbianas, en villas y castillos suntuosos, pues una gran parte de los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana vivían como reyes.
El PLD se convirtió en un partido hegemónico, que lo controlaba y corrompía todo lo que tocaba. Ese poder absoluto terminó corrompiéndolo absolutamente todo. La fábrica de presidentes de Leonel Fernández, el artífice principal de todo el entramado terminó siendo una fábrica de delincuentes, a juzgar por las revelaciones que ha hecho el ministerio Público que el PLD pretende descalificar alegando que actúa políticamente, cuando es de conocimiento público que tanto Yeni Berenice como Wilson Camacho, fueron nombrados y ascendidos durante su gestión. Y que la magistrada Mirian Germán nunca ha tenido o expresado simpatías por ningún partido.
No quedó -lo he dicho otras veces- un sector social que no fuera permeado por la corrupción durante los cinco gobiernos del PLD. Todo el tejido social fue dañado de un modo o de otro: empresarios, comerciantes, banqueros, medios de comunicación, médicos, ingenieros, periodistas, abogados, jueces, fiscales, militares, policías, dirigentes de casi todos los partidos de la oposición, etc. El PLD tenía la dictadura perfecta hasta que le llegó la división por el incumplimiento de los acuerdos entre Leonel Fernández y Danilo Medina en el 2015, en Juan Dolio.
El PLD en esos 20 años acumuló no solo mucho dinero, sino mucho poder en todas las esferas políticas, económicas y sociales del país, lo que aún le permite desafiar y amenazar hasta con derrocar al presidente Luís Abinader, a quien no dudo que en un acto de desesperación intenten asesinar, por lo que recomiendo aumentar su seguridad.
No olvidemos que Danilo es fruto de una imposición de Leonel Fernández que dijo tener 40 mil millones de pesos, el petróleo de Venezuela y 90 millones de raciones de alimentos del Plan Social de la Presidencia para imponerlo. ¡Y la hizo generando un déficit presupuestario que casi quiebra el país! Encima de eso se robaron las elecciones que había ganado en buena lid Hipólito Mejía, quien evitó un baño de sangre aceptando los resultados de unas elecciones amañadas y robadas.
Quiero llamar la atención del pueblo dominicano sobre los últimos acontecimientos tras los últimos allanamientos y apresamientos de exministros y funcionarios del pasado gobierno, incluyendo a su antiguo candidato presidencial, Gonzalo Castillo, el ex super ministro José Ramón Peralta y Donald Guerrero, entre otros. Las revelaciones que ha hecho el ministerio Público han sido de brinco y espanto. Sumas extraordinarias de dinero han salido a flote. Jamás pensamos que la corrupción pudiera haber llegado a niveles tan desproporcionados, que el costo de la candidatura presidencial fuera tan descomunal. Sin retaliación ni abusos el proceso de persecución y lucha contra la corrupción debe seguir su curso y que sean los tribunales lo que al final decidan inocencia o culpabilidad de todos los imputados, de los que están y de los que aún faltan, que supongo son muchos.
El ministerio Público se tomó su tiempo haciendo las investigaciones. Los resultados están a la vista de todos. El expediente parece estar blindado. El proceso está en marcha cumpliendo con todo lo que manda la ley. El debido proceso será llevado a cabo como lo establece la norma. Les corresponde a los fiscales presentar el caso ante los jueces que tendrán a su cargo la última palabra después de examinar las evidencias. Con un expediente blindado los jueces no tendrán más acción que dictar sentencia condenatoria y recuperar parte de los bienes sustraídos al Estado. Veremos qué pasa. No confío en nadie, en materia judicial.
Ahora bien, las instituciones democráticas y populares, el pueblo consciente, no debe dejarle la lucha anticorrupción solo al ministerio Público, ni al gobierno, porque terminar con el flagelo del robo a los bienes públicos es tarea de todos. No es una lucha de Mirian Germán, ni de Yeni Berenice o Wilson Camacho, es de todos los hombres y mujeres decentes y honrados que quieren un país más justo y equitativo. Las “protestas” y manifestaciones en el Palacio de Justicia patrocinadas por grupos subversivos del PLD pudieron terminar en tragedia. Esa acción es condenable desde todo punto de vista. El PLD se hace un gran daño con esas acciones y pone de manifiesto su intolerancia y su compromiso con actos reñidos con la ley.
Ante las amenazas y bravuconadas del PLD, que dice no abandonará las calles, que en su seno incluso hay grupos conspirando contra la estabilidad y la gobernabilidad para desestabilizar al gobierno, habrá que enfrentarlos en el terreno que haya que enfrentarlos, con las armas que ellos escojan, si es preciso. Si el PLD estará en las calles, que el pueblo también esté en las calles defendiendo la paz social que tanto nos ha costado.