Por Luis Gonzalez Fabra
El presidente Abinader, actuando como un estadista, ha convocado al liderazgo político a dialogar en la búsqueda de una posición de consenso en relación con el tema haitiano, el cual obviamente incluye la inmigración ilegal, la defensa de la soberanía nacional y las presiones internacionales sobre nuestro país.
Abinader, actuando con marcado patriotismo y conociendo lo grave de la situación haitiana y los esfuerzos que se realizan paran echarnos encima los graves problemas del vecino país, ha pensado que, si actuamos unidos como país frente a los que nos quieren imponer una solución que no es buena ni conveniente para nosotros, tendremos más fuerza y mejor cohesión para evitar que nos apabullen imponiéndonos lo que no deseamos.
El dialogo, además de ser la esencia de la existencia humana, es fundamental en la política porque permite a los diferentes actores políticos comunicarse y llegar a acuerdos en defensa de toda la sociedad.
La política es un proceso complejo y multifacético que implica la toma de decisiones en nombre de un colectivo o de la sociedad, y es en el dialogo donde se pueden encontrar soluciones para los temas más complejos.
Por la magnitud y las implicaciones del tema haitiano el dialogo es importante para garantizar la representatividad y legitimidad de las decisiones que se tomen. Es un elemento clave para la construcción de consensos y el fortalecimiento del sistema democrático
Negarse a dialogar, en la vida social, en la familia, en la fábrica, en el deporte, en la política, es la negación del instrumento más idóneo para el entendimiento entre los seres humanos. No hay otro mejor.
A mi juicio algunos de nuestros políticos están confundidos, al parecer creen que cuando el Presidente los invita a dialogar es a negociar, y no falta entre ellos que están aún más confundidos al considerar que dialogo es transacción.
Escuche a un bien intencionado periodista radial decir que el partido político que asiste al dialogo para unificar criterios en torno a una posición conjunta con respecto al tema haitiano, está apoyando con su presencia todo lo que el Presidente dijo en su discurso de rendición de cuentas. Y no es así. Abinader no hace ese tipo de manipulaciones que con frecuencia le atribuyen los que poco le conocen.
Manuel Cruz articulista del periódico Vanguardia, España, recientemente escribió un artículo en que dice que ¨la diferencia es clara entre dialogo y negociación.
En la negociación dice el articulista lo que se trata es de mirar, de compatibilizar intereses contrapuestos obteniendo el mayor beneficio posible. En el dialogo, en cambio, lo que se encuentra en juego no son los intereses particulares, sino las ideas, las opiniones de cada cual, de manera que un dialogo provechoso no es el que nos permite continuar sosteniendo aquello de lo que veníamos previamente convencidos, sino, por el contrario, justo aquel otro que nos enriquece con lo mejor de nuestro interlocutor. Dialogar, entonces es correr el riego de cambiar de opinión. Bien podemos afirmar que constituyen la aventura intelectual por excelencia. ¨
Dialogo no es negociación ni transacción como dice Cruz y creen algunos de nuestros políticos de la oposición acostumbrados a negociar para obtener beneficios personales o a transarse para lograr prebendas.
Quizás por eso sienten temor cuando el presidente Abinader les invita a dialogar. No quieren participar de la aventura intelectual por excelencia¨. están incapacitados para correr el riesgo de cambiar de opinión.
Para Platón, que invento el dialogo, este constituye la herramienta más adecuada para hacer avanzar el conocimiento. Y resulta de utilidad recordarlo en estos tiempos en que se tiende a confundir dialogo con negociación o aún peor, con transacción.