Tras una larga cacería de varias horas fue sacrificado un tigre que había sido señalado de matar al menos unas 25 personas en la zona de Champaram, en la región de Bihar. Los residentes lo habían bautizado como el “comehombres”.
“Dos equipos se adentraron en la selva a lomos de dos elefantes el sábado por la tarde, y un tercero esperaba en el lugar donde pensábamos que el tigre iba a salir, y disparamos (…) para matarlo en este lugar”, dijo a la AFP Kiran Kumar, jefe de la policía de la localidad, citó Milenio.
Diferentes episodios
Las víctimas residen en zonas cercanas al parque Valmiki, lo que ha llamado la atención de defensores de los animales, ya que la creciente ocupación de los espacios naturales está provocando choques entre especies silvestres y los humanos.
La policía informó que el ejemplar, de unos tres a cuatro años, era el responsible de matar al menos a seis personas en le último mes, entre ellos una mujer y su hijo, lo que provocó la declaración de cacería. “Entre las víctimas también hay una niña de 12 años arrastrada de su cama el miércoles por la noche”, agregó el medio.
En los últimos cinco años, en diferentes zonas de la India, un total de 225 personas murieron producto de ataques de tigres.
La operación
Cuando acudieron los grupos policiales a cazar al felino, los habitantes comenzaron a hacer ruidos con recipientes metálicos para intentar espantar al ejemplar y que no huyera en dirección hacia ellos.
En la operación participaron 200 elementos de seguridad en lo que se cuenta como una importante “baja” debido a la peligrosidad del ejemplar. El felino era un tigre de bengala, una especie que habita en la India, Nepal, Bangladesh, Bután, Birmania y Tíbet. De hecho esta subespecie de tigre es el animal nacional en India, donde existen varias reservas con familias de esta especie. La esperanza de vida para los tigres de Bengala machos en su estado natural es de entre diez y doce años, mientras que para las hembras es un poco más larga.
Los animales que viven en cautiverio suelen vivir más tiempo, ya que pueden ser atendidos en caso de heridas graves por peleas (frecuente causa de muerte), quedan fuera de los riesgos de ser asesinados por cazadores furtivos y por contar con el monitoreo veterinario durante toda su vida.
Según un informe publicado en Science, para el año 2014 se contaban apenas 2.226 individuos.