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El hemisferio norte se está enfrentando a un verano especialmente caluroso, y a las altas temperaturas se le suma el problema de los costes energéticos, que no paran de subir. La situación podría agravarse debido a la Guerra de Ucrania, y en España el Gobierno ha tomado una decisión singular para tratar de contener la situación. No es el único país europeo en hacerlo, pero eso tiene implicaciones.

Altice

Nada de bajar de 27 grados. Esta semana Pedro Sánchez anunció un paquete de medidas para el ahorro y la eficiencia energética. Con ellas se obliga a comercios, hoteles o edificios públicos (hay excepciones lógicas) a limitar a 27 grados el uso del aire acondicionado en verano (y a 19 grados la calefacción en invierno).

La medida estará vigente hasta al menos noviembre de 2023, y Teresa Ribera aseguró que “no nos podemos permitir perder ningún kilovatio hora”. Las multas para quien no cumpla pueden llegar a los 100 millones de euros. También se obliga a los comercios a apagar escaparates y sistemas de iluminación exteriores a partir de las 22 horas y a mantener puertas cerradas para evitar el derroche energético.

Europa entona el ‘winter is coming’. Las medidas anunciadas en España no son las únicas que se están anunciando en países europeos. Ursula von der Leyen recomendaba tomar medidas para reducir la demanda de gas “y prepararnos para el invierno”. Las instituciones europeas ya han puesto en marcha medidas como la reducción del uso del aire acondicionado, desplazamientos en bicicleta o teletrabajo.

La Guerra de Ucrania y la dependencia del suministro del gas ruso han provocado que otros estados de la Unión Europea hayan comenzado también a prepararse para lo peor. No solo para combatir el frío invernal, sino para luchar también contra un calor para el que gran parte de Europa no estaba preparada. Las medidas son diversas, y los ejemplos, variados.

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Francia. De momento las medidas están menos orientadas a entidades públicas y más a privadas. Así, las tiendas deben tener sus puertas cerradas o se enfrentarán a multas de 750 euros, y también deberán dejar de usar señales luminosas en cuanto cierren, además de reducir la intensidad de la iluminación. El plan de “sobriedad energética” de Macron tiene como objetivo reducir más del 10% el consumo energético en los próximos dos años.

Alemania. El país germano está apagando la iluminación de sus monumentos y desconectando sus fuentes. Ciudades como Hannover han anunciado sus propias medidas: duchas frías en los polideportivos y piscinas municipales. La dependencia del gas ruso ha impulsado las ventas de radiadores, y el país ha recortado sus importaciones de gas ruso desde el 55% antes del conflicto al 35% actual.

Grecia. El país, que tiene una fuerte dependencia del gas ruso —el 40% de su suministro llega de allí— anunció en junio la “operación termostato” para lograr reducir en un 10% el consumo energético este año. El aire acondicionado no podrá estar a menos de 27 ºC en edificios públicos. Se insta a los trabajadores a que se aseguren de apgar los ordenadores al terminar la jornada, y se ha anunciado un programa de 640 millones de euros para renovar las ventanas y sistemas de calefacción y refrigeración de los edificios.

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Italia. Mismas medidas para el aire acondicionado en edificios públicos que en España: desde mayo se ha instado a los organismos a no bajar de 27 ºC (salvo en hospitales) y no subir de 19 ºC en calefacción en invierno. Antes de la dimisión de Mario Draghi como primer ministro su ejecutivo preparó —pero no ejecutó— otra medida extrema: el cierre de las actividades comerciales a las 7 de la tarde. Otra medida singular es la del recorte en iluminación pública hasta en un 40% e incluso se preparan para apagones en casos de escasez grave de suministro.

Usando mejor el aire acondicionado. Lo cierto es que estas medidas efectivamente permiten reducir el consumo energético, y de hecho los expertos recomiendan que el aire acondicionado no se ponga a temperatura demasiado baja. Un experto indicaban en Maldita.es cómo además de mantener los motores y filtros en buen estado de limpieza, “lo mejor es dejarlo de manera continúa a 25 º-26 ºC que bajar a 19º y quitarlo y poner según tengamos frío o calor”.

No solo eso: “La diferencia máxima recomendada entre el exterior y el interior no debe superar los 12 ℃. Esto supone que en los peores días del verano (34-38 ℃) estaríamos cubiertos con la horquilla de 24 a 26 ℃”. No enfriaremos la casa más rápido por poner temperaturas más bajas, y además se producen consumos excesivos e innecesarios al hacerlo.

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