Ya sea que vayas a realizar actividad física a un gimnasio o a una piscina, deberás cuidar tu cabello de la transpiración y de agentes externos como el cloro. ¡Toma nota!
Remoja el pelo con agua de la ducha antes de entrar, así evitarás que se llene de agua clorada.
Usa un tratamiento o aceite natural, como argán, coco o aceite de oliva, después de remojarlo. Sólo coloca un par de gotas en la palma de tu mano, frota ambas manos y extiende por tu cabello. De esta forma lo ayudarás a ser ligeramente impermeable.
¡Cuídalo del sol! Protege tu melena con un spray de protección solar para el pelo, así reducirás el riesgo de que los rayos del sol lo sequen o desvanezcan su color.
Al salir del agua, lávalo: entre menos tiempo dejes el agua con cloro, menor el daño. Si es imposible al menos enjuagalo en algún lado o con una botella de agua.
En general, si se mantiene una buena higiene, el sudor no suele representar un problema. Sin embargo, el pelo puede enfrentarse a diferentes problemas, en especial si no lo lavás al terminar de ejercitarte.
Al tener glándulas sudoríparas, el cuero cabelludo también suda. En consecuencia, esta capa de agua, sal y ácidos podría resecarlo y, en algunos casos, dañar los folículos y provocar su quiebre, además de ensuciarlo.
Recoge tu cabello, así evitarás que sude en exceso y se rompa. Suéltalo al terminar, para que tome aire.
Lava siempre después de cada entrenamiento. Si no puedes hacerlo inmediatamente al terminar, no dejes que pase más de un día sucio.