El envejecimiento es la principal causa de las cataratas, pero existen otros factores de riesgo que sí son prevenibles sobre los que se puede actuar para retrasar la aparición de este problema ocular que afecta a la visión y a la calidad de vida.
Las cataratas constituyen un proceso natural causado por el envejecimiento. La gran mayoría de las personas acabarán sufriéndolas si llegan a vivir lo suficiente. Por eso, hablar de prevención de este problema ocular no tiene demasiado sentido. En cambio, retrasar su aparición sí es posible. No existe ningún método infalible, pero siguiendo unos sencillos consejos de los oftalmólogos se pueden obtener numerosos beneficios que redundan tanto en la vista como en otros órganos del cuerpo.
El envejecimiento del ojo provoca que el cristalino (una lente ocular natural) se vuelva opaco. Según explica Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, oftalmólogo de la Unidad de Córnea y Cristalino del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, “en un ojo normal la luz y la imagen pasan a través del cristalino a la retina, pero cuando hay catarata la retina no recibe la suficiente luz ni una imagen clara, de modo que la persona afectada no es capaz de ver bien, ni siquiera con sus gafas perfectamente graduadas”. En fases avanzadas, las cataratas provocan un deterioro visual muy significativo, con el consiguiente impacto sobre la calidad de vida. Ahí es cuando la cirugía acude al rescate.
Aunque generalmente empiezan a dar síntomas a partir de los 60 años de edad, hay algunas enfermedades y ciertos hábitos que pueden adelantar su aparición.
Prevenir enfermedades para evitar las cataratas
“Las cataratas aparecen con una mayor frecuencia a edades más tempranas en las personas con enfermedades sistémicas”, expone José Lamarca Mateu, oftalmólogo de las áreas de Córnea y Superficie Ocular, Cirugía refractiva y Cataratas del Centro de Oftalmología Barraquer. Se entiende por enfermedad sistémica aquella que afecta a todo el organismo y no a un solo órgano. La diabetes, la hipertensión arterial y la obesidad son algunas de las patologías prevenibles que se han asociado al desarrollo más temprano de cataratas. El consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo también pueden favorecer su aparición. Por lo tanto, la primera recomendación es mantener un estilo de vida sano -alimentación adecuada, ejercicio físico regular, no fumar, no beber alcohol…- para prevenir todas esas enfermedades y, de paso, las cataratas.
Protección frente a los rayos solares
La radiación ultravioleta (UV), y más específicamente una exposición prolongada al sol sin protección ocular adecuada, también se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer antes cataratas. “Por eso los oftalmólogos recomendamos el uso de gafas de sol como medida preventiva”, señala Lamarca. No obstante, aclara que los estudios poblacionales realizados hasta la fecha “no han arrojado ninguna evidencia sólida sobre este aspecto; de hecho, el ojo posee distintos sistemas para protegerse de la luz azul” que emite el sol, así como numerosos dispositivos electrónicos.
Alimentación rica en antioxidantes
Algunos estudios apuntan a que la pérdida de transparencia del cristalino puede estar relacionada con cambios oxidativos. Por esta razón, a pesar de que también en este caso faltan datos concluyentes, los oftalmólogos consideran que una dieta a base de frutas y verduras ricas en antioxidantes (vitaminas E y C, carotenoides, luteína…) puede ayudar a retrasar el desarrollo de cataratas.
Reducir el uso de corticoides
Existe un tipo de catarata causada por el uso crónico o abusivo de algunos medicamentos, como los corticoides. La prevención de estas cataratas farmacológicas parece clara: reducir el uso de corticoides. Pero no siempre es posible porque que estos medicamentos son necesarios para tratar numerosas patologías, varias de ellas oculares.
Lo que sí está al alcance de cualquiera es eliminar el uso de aquellos corticoides que no han sido prescritos por un médico. Así, aunque hay farmacias que dispensan colirios con corticoides sin solicitar la receta al paciente, Lamarca recomienda no adquirirlos de esta manera. Ante el picor o cualquier otra molestia ocular que no ha sido supervisada médicamente, siempre es mejor usar simplemente suero fisiológico o lágrimas artificiales.
¿Cómo influye la miopía en las cataratas?
Las personas miopes tienen más riesgo de padecer cataratas precoces y la miopía es otro problema ocular que solo se puede prevenir hasta cierto punto. Diversas investigaciones revelan que uno de los principales factores de riesgo que favorecen el desarrollo de este defecto en la infancia es la falta de exposición a la luz natural, junto al aumento de las tareas académicas que afrontan los escolares desde la educación primaria. Esos mismos estudios muestran que dos horas de aire libre al día en edad escolar pueden retrasar en años la aparición de la miopía.
Si retrasamos la miopía, tal vez podamos alejar un poco más el desarrollo de cataratas. Y, siguiendo ese mismo razonamiento, ¿la cirugía para corregir la miopía podría suponer un empujón más en la consecución de este objetivo? Resulta que no, en absoluto. “La cirugía refractiva corrige la graduación del paciente en el momento de la intervención, fundamentalmente para reducir el uso de las gafas o lentillas, pero no elimina el riesgo de aparición de cataratas, puesto que un ojo miope no deja de serlo”, indica Fernández-Vega.
La miopía es un defecto de refracción que sucede cuando el ojo es más largo de lo normal y la imagen se forma por delante de la retina. Esto causa una mala visión de lejos, mientras que los objetos cercanos se ven con claridad. “Si el paciente padece miopía magna, también llamada alta miopía, puede llegar a convertirse en una auténtica enfermedad y tener una mayor predisposición a sufrir otras enfermedades oculares: desprendimiento de retina, maculopatías miópicas, alteración del nervio óptico o aparición precoz de la catarata”, resume el oftalmólogo
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