El señor Luis Peña Valdez, quien pasó 12 años recluido en la cárcel de La Victoria sin ser sometido ante la justicia, perdió lo más preciado mientras estuvo en el penal: su madre. La única persona que lo visitaba.
Peña Valdez fue apresado en 2009 en Monte Plata, según cuenta, porque fue a casa de un ingeniero llamado “Moreno” con el que trabajaba a cobrarle 35 mil pesos, pero este, para no honrar el compromiso, mandó a que lo apresaran.
“Trabajaba con él y me hizo un daño, le presté dinero tres veces”, narró el albañil mientras era entrevistado en el programa El Sol de la Mañana, que se transmite por Zol 106.5FM.
“No le vi la cara” al ingeniero, cuenta el ex presidiario, que saló de La Victoria porque su caso fue dado a conocer a las actuales autoridades de prisiones, con la diligencia de Manuel María Mercedes, presidente del Comité Nacional de los Derechos Humanos.
Dijo que sobre el tercer préstamo de 35 mil pesos, el pago que recibió fue su envío a prisión, donde los policías no le hicieron preguntas, lo esposaron y luego lo mandaron “a La Victoria con un papel, cuyo contenido no conocía”.
Destaca que su comportamiento fue sin conflictos en la cárcel, donde “no hay felicidad” porque siempre hay peleas, pero que cuando esos hechos ocurrían él trataba de aislarse.
La madre era la única que lo visitaba
Luis Peña dijo que antes de ser apresado vivía con su madre. “Yo la cuidaba”, dijo. Expresó que su progenitora lo visitaba, pero que enfermó y cree que la muerte le vino de la situación por la que él atravesaba, de estar preso sin haber cometido ningún delito.
Sin evidente rencor, este campesino de Monte Plata se alegra de estar libre, porque siempre “confié que Dios me daría la libertad”. Se dijo dispuesto a trabajar, comenzar de cero y que sea “Dios que haga justicia”. Sobre el ingeniero que mandó a que lo apresaran, dice que se lo deja a Dios, “porque Dios se lo va a cobrar a él”.