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Por Luis Céspedes Peña

Altice

Sin pasión, observando el transitar del gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), bajo la dirección del Presidente Luis Abinader, debemos decir que el régimen todavía es nuevo, porque está en los cinco meses, pero aún hay grandes logros a favor del desarrollo del país, pero también muchas preocupaciones generadas por los conflictos políticos que se esperan, dentro y fuera de la entidad política gobernante.

Debemos admitir que desde el mismo día que el Presidente Abinader asumió la dirección del Estado, comenzó a poner en ejecución proyectos que buscan incentivar la economía, abatida por el COVID-19, como es el turismo, el más golpeado por la pandemia.

El país tiene un gobierno surgido con el respaldo de muchos sectores, la mayoría de ellos, vinculados a la economía, lo que genera mayores presiones para el Presidente Abinader.

Eso provoca el surgimiento de conflictos, como el que existe entre los industriales que desarrollan sus labores productivas fuera de las Zonas Francas Industriales y los que producen dentro de esa área, cada quien buscando controlar el mercado o recibir más aportes de parte del Estado.

Sin ser ningún analista, sino un simple observador del procedimiento de la economía, consideramos que en virtud de la gran disminución mundial en las exportaciones de artículos de las Zonas Francas, a ese sector se le debe permitir tener mayor participación en la comercialización de productos en el mercado nacional, aunque estableciendo reglas para la competencia, como forma de incentivar sus actividades para la recuperación  de parte de los empleos.

Las inversiones del gobierno en las construcciones públicas, como carreteras, viviendas y otros sectores, ayudan a mejorar la economía, pero más que eso, a solucionar problemas sociales. Pero hay que decir que los altos precios de los materiales de construcción, están mermando el crecimiento de ese sector, lo que le hace muy difícil a la clase media accesar a la compra de un apartamiento para vivir.

El sector construcción privado está vendiendo apartamentos y solares para sus dueños tenerlos a la espera de mejores precios, en vez de depositar el dinero en los Bancos, enviado desde Estados Unidos o Europa, que ganan menos intereses

¡Y la clase pobre simplemente sigue en peores condiciones! Es imprescindible que el gobierno retome el programa masivo de inversiones a favor del sector agropecuario.

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Se requiere aumentar la producción de ese sector para disminuir los altos precios de los alimentos que  perjudican a los consumidores. Siempre se cree que los altos precios favorecen a los productores y no es así. ¡Es a los intermediarios! Cuando el precio de la batata, el maíz, la yuca o los plátanos sube, también se incrementa el costo de los insumos y la mano de obra.

Este país, de tierras generosas, tiene capacidad para producir los alimentos para una tiple población humana, pero el gobierno, sin importar su color partidario, tiene que concentrarse en apoyar a los medianos y pequeños productores, debido a que vivimos en una nación altamente consumidora de artículos nacionales.

El programa de entrega de vacas y cerdas madres, como de pollitas ponedoras de huevos que está desarrollando el gobierno del Presidente Abinader, es uno de los más novedosos para el fomento de la alimentación de un gran sector campesino. ¡Debe ser ampliado a nivel nacional con más proyecciones! Ese programa, puesto en ejecución durante el gobierno del Presidente Antonio Guzmán Fernández, en el período 1978-1982, convirtió a familias pobres en pequeños ganaderos, avicultores y porcicultores.

Es una necesidad que el Presidente Abinader ordene recoger esquejes de yuca, ramas de bata y cepas de plátano, para entregárselos a los productores llevándoselos a los campos para ser distribuidos a través de las agrupaciones comunitarias, como las Asociaciones de Agricultores o las Juntas de Vecinos. ¡Será el mejor aporte a favor de la pequeña producción agropecuaria! A eso hay que agregarle la entrega de semillas de hortalizas para cultivar hasta los patios de viviendas en las ciudades.

Hasta este momento, debemos decir que el país camina por buenos senderos, en lo que respecta a los planes de desarrollo, aunque consideramos que el Presidente debe saber “jugar en un campo lleno de dinamitas”. Cuando citamos la palabra dinamita, nos referimos a los problemas políticos internos y externos a los cuales tendrá que enfrentarse el jefe de Estado, comenzando con fuerza a partir de Enero.

El gobierno del PRM tiene graves y grandes problemas con la colocación de seguidores en Estado, los cuales quieren empleos. El gobierno está nombrando militantes del PRM, pero también de la Fuerza del Pueblo, de Leonel Fernández, y del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), los dos aliados que formaron parte del plan para sacar del poder al gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

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Era imposible que Abinader rechazara la petición de Leonel Fernández para que le designara a Román Jáquez, como nuevo Presidente de la Junta Central Electoral (JCE), amigo personal del ex jefe de Estado, en sustitución del anterior que ocupaba esa posición, Julio César Castaños Guzmán, fiel servidor del leonelismo, a quien la historia ya tiene en sus páginas como el presidente de ese organismo, que canceló unas elecciones en pleno desarrollo, para de esa manera provocar la derrota del PLD.

El gran costo de esa acción será pagado por Leonel Fernández, ex presidente del PLD, que abandonó la entidad para facilitar la victoria del PRM y de esa manera contribuir a la cancelación de muchos millares de peledeístas en todo el país.

En el caso del PRM, su compromiso es el de designar a la mayor cantidad de miembros en el Estado. ¡Eso es así! El problema está que a consecuencia de la alianza electoral, Abinader tiene que nombrar a perremeístas, de la Fuerza del Pueblo y del PRSC, aún creándose un problema interno.

La lucha por los empleos que afecta al PRM es grande. También está el problema que el sector de Abinader rechazó designar a Eddy Olivares como presidente de la JCE. Olivares es una figura clave del sector del ex Presidente Hipólito Mejía. El Senado, controlado por el PRM, es el que nombra a los jueces de la JCE.

Las cancelaciones masivas de todas las instituciones del gobierno, además de otros problemas que afectan al país, son como un barril de “pólvora” para los venideros meses. Por una parte estarán las protestas por las cancelaciones y por otro lado las exigencias de perremeístas para que se les nombre en el Estado.

Los sometimientos judiciales de ex funcionarios y otros personajes por actos de corrupción en el Estado, harán efectos positivos por unos meses, pero luego los demás conflictos eliminarán el plan buscado por un sector del perremísmo, perdiendo interés en la población.

El Presidente de la República, que está bien intencionado en materia de mejoramiento de la economía y la solución de problemas sociales, tendrá que revestirse de mucha paciencia, porque se sabe que está trabajando con demasiada presión de parte de muchos de su equipo gobernante.

¡Gracias por leernos!

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