Puede que alguna vez Utah o Alabama voten demócrata, aunque no ha sucedido en décadas; puede que alguna vez California o Nueva Jersey vuelvan a votar republicano. Pero en general son estados donde el capital político de un partido u otro está asegurado con una previsibilidad similar a las estaciones. En cambio, Arizona, Carolina del Norte, Florida, Georgia, Florida, Iowa, Michigan, Minnesota, Nevada, New Hampshire, Ohio, Pensilvania, Wisconsin y en ocasiones Texas son como la pluma en el viento de la canzone de Rigoletto: se los considera estados en disputa perenne, que un año pueden favorecer a los conservadores y dos años más tarde, a los liberales.
En esos estados, desde la noche del 3 de noviembre de 2020, se definirá si Donald Trump permanece en la Casa Blanca o si Joe Biden regresa, esta vez como presidente. En realidad, la clave esta vez reside sólo en seis de ellos, que concentran 101 de los 270 votos que se necesitan para conquistar el Colegio Electoral: Wisconsin, Michigan y Pensilvania en el Norte y Arizona, Carolina del Norte y la Florida en el sur.
Los candidatos lo comprendieron bien en el segmento final de sus campañas: todos esos estados aparecen en la lista de los 15 mercados más importantes de la publicidad política y allí Trump y Biden concentraron sus visitas finales hacia el martes decisivo, señaló USA Today. “Si esta vez la competencia es tan ajustada como en 2016, cuando menos de 80.000 votos en Wisconsin, Michigan y Pensilvania decidieron la presidencia, hay que esperar la mayor parte del suspenso provenga de estos estados”.
Wisconsin, 10 votos en el Colegio Electoral
Trump se esforzó notablemente para retener el estado en el que ganó hace cuatro años: en octubre visitó Wisconsin cinco veces para recorrer los suburbios republicanos de Milwaukee, la ciudad de Kenosha y la zona particularmente pendular de Green Bay. Biden, en cambio, solo fue una vez, el viernes anterior a las elecciones; su presencia fue sobre todo en la televisión, con un volumen de publicidad muy superior al del presidente.
Con los casos de coronavirus en aumento, el estado famoso por la cerveza Miller y su gran producción de queso parece inclinarse por el demócrata en esta ocasión. Así se ha visto en las encuestas, estables desde mayo. No parecen haberlas afectado ni las oscilaciones de la pandemia ni las protestas de agosto en Kenosha, primero porque la policía disparó siete veces a Jacob Blake dentro de su automóvil; luego porque en una de las manifestaciones Kyle Rittenhouse, de 17 años, mató a dos manifestantes e hirió a otros con un arma larga.
“Biden domina Wisconsin por 5 puntos”, sintetizó CBS News las encuestas del estado. Cuatro grupos claves que se inclinaron por Trump en 2016 parecen preferir ahora al ex vicepresidente: los hombres, los blancos, los votantes no universitarios y los adultos mayores. USA Today citó el sondeo más importante, que realiza Marquette Law School, que en seis mediciones dio al ex vicepresidente primero con una ventaja de entre 4% y 6 por ciento.
Una de las razones parece ser el coronavirus, que ha causado crecientes contagios y hospitalizaciones en las últimas semanas; incluso el equipo de futbol americano de la universidad estatal, los Badgers, debieron cancelar su partido contra Nebraska porque varios de los jóvenes del equipo dieron positivo. “Los partidarios de Biden señalan que el virus es una de las principales razones por las que lo eligen a él en lugar de a Trump, ya que creen que él haría una mejor gestión del brote”, interpretó CBS News.
Antes del día de las elecciones ya habían sufragado más de 1,9 millones de personas; sin embargo, es probable que hasta el miércoles no se procesen todos los votos, sobre todo en la ciudad más grande del estado, Milwaukee.
Arizona, 11 votos en el Colegio Electoral
Un estado que solía favorecer a los republicanos —desde que Bill Clinton ganó, hace casi un cuarto de siglo, ha seguido la tendencia al rojo que lo había caracterizado antes—, ahora parece darle una ventaja al candidato demócrata. Sin embargo, con un margen de error de 6 puntos en el sondeo de CBS News, el 51% de Biden contra el 46% de Trump entra en el ámbito de lo impredecible.
También en 2016 la definición de Arizona casi se echó a cara o cruz: el presidente ganó por 3,5%, gracias al favor del condado de Maricopa, donde se halla Phoenix, que representa aproximadamente el 60% del total de los votos del estado.
Ambos candidatos visitaron varias veces el territorio: 16, en total, con siete de esas visitas —contando a los cuatro candidatos, a la presidencia y la vicepresidencia— en octubre. Para quebrar la ventaja de 3,9% en promedio que RealClearPolitics le otorgó a su competidor, Trump bombardeó a Phoenix de propaganda electoral: la ciudad recibió “la mayor cantidad de anuncios en el país”, según USA Today, de la campaña por su reelección.
Según Dylan Smith, editor de Tucsonsentinel.com, la ventaja de Biden es aún más sorprendente que la de Clinton en 1996, ya que entonces Ross Perot era un tercer candidato, es decir que no era una competencia solo entre republicanos y demócratas. “Esto es algo que no hemos visto en décadas”, dijo a CBS News.
Una vez más, la crisis del coronavirus parece haber jugado un papel en la decisión de los votantes. Casi uno de cada cinco habitantes de Arizona tiene 65 años o más, y es uno de los grupos desproporcionadamente afectaos por el COVID-19. “Eso ha hecho que algunos votantes, que por lo común son más bien conservadores, se pasaran a las filas demócratas”, analizó Smith.
Con más del 80% de los votos anticipados, se estima que Arizona podría comenzar a anunciar resultados hacia las 7 de la noche (las 10 de la costa este de Estados Unidos) del 3 de noviembre. Pero si la pelea es demasiado ajustada tal vez convenga esperar: una diferencia mínima podría cambiarla y la verificación completa de los votos en la elección anterior, a senadores, en 2018, demandó seis días.
Carolina del Norte, 15 votos en el Colegio Electoral
Este estado sureño es, como Arizona, un factor impredecible. El margen entre los candidatos es aun menor, y lo supera el porcentaje de error posible en las encuestas, que es del 5,9%: Biden lidera con 50% de la intención de voto sobre el 48% que obtiene Trump. Una vez más, hay un déjà vu de 2016, cuando Hillary Clinton perdió en Carolina del Norte por casi 4 puntos.
Tanto Trump como Biden —quien preferiría ganar el estado, aunque no lo necesita, a diferencia de su adversario— han inundado el estado de publicidad política, con un total de USD 68 millones entre el 9 de abril y el 25 de octubre sólo en la televisión local, según Wesleyan Media Project. También abundaron los actos proselitistas: “Trump ha hecho tantas visitas que uno hombre bromeó que debería comenzar a pagar impuestos a la propiedad”, señaló USA Today. La última fue el lunes 2 de noviembre.
La pelea es tan reñida que ambos candidatos dedicaron recursos a seducir a un electorado mínimo como la tribu Lumbee, del condado de Robeson, unos 27.000 nativos americanos que representan el 0,36% de los votantes registrados en el estado. Pero Biden recuerda bien —y los republicanos no lo ignoran— que en 2008 sólo 14.177 votos marcaron la victoria de Barack Obama en Carolina del Norte.
El domingo 1 de noviembre a la tarde se llegó a recibir el 62% de los votos de ciudadanos inscriptos en los registros electorales; una decisión judicial estableció que todos los votos emitidos por correo que tengan un sello del martes 3 hasta las 5 de la tarde podrán ser aceptados hasta el 12 de noviembre, lo cual en la práctica establecería ese día como el del conteo definitivo. Pero la campaña republicana apeló.
Michigan, 16 votos en el Colegio Electoral
“De todos los estados en disputa que pasaron del azul al rojo hace cuatro años, Michigan es el que más probabilidades tiene de volver a apoyar al candidato demócrata”, resumió USA Today. La ventaja de Biden en las encuestas finales llegó al 6,5% en el mapa donde Trump ganó en 2016 por solo 10.704 votos sobre 4,8 millones.
Ante el 48%-41%, Trump se esforzó en la campaña con actos durante el sprint final Muskegon, Lansing y el condado de Oakland, en las afueras de Detroit, además de Grand Rapids, donde cerró su campaña exitosa contra Hillary Clinton. También Biden caminó el territorio, y en Detroit lo acompañó Obama: una clara señal de que ganar Michigan es crucial para que la Casa Blanca vuelva a albergar a un demócrata.
Por la economía y por la crisis del COVID-19, según una encuesta de Detroit Free Press, un grupo central entres los simpatizantes de Trump parece darle la espalda: los trabajadores no calificados, que carecen de estudios universitarios o terciarios, lo apoyaron 62% contra 31% en 2016, pero ahora esa cifra se redujo al 54%, y los 8 puntos exactos se trasladaron a su contrincante.
La publicidad demócrata en televisión —18.100 spots en los mercados de Michigan entre el 12 y el 25 de octubre, según Wesleyan Media Project, contra 5.700 de los republicanos— también habla de la importancia de este estado en la gran final del Colegio Electoral. Con un total, para ambos candidatos, de USD 18,6 millones de dólares, Michigan es el tercero en gasto en avisos, detrás de Florida y Pensilvania.
Aunque antes del 3 de noviembre ya se habían emitido 2,6 millones de votos por correo, el gobierno advirtió que pueden pasar días hasta que se conozcan los resultados definitivos.
Pensilvania, 20 votos en el Colegio Electoral
La temperatura de la pelea electoral sube muchos grados en Pensilvania. Al estado de enorme peso en la decisión final sobre la presidencia se suma una diferencia entre los candidatos demasiado próxima al margen de error de las encuestas, 5,9% en los sondeos de CBS News: Biden tiene 53% de la intención de voto contra el 46% de Trump.
Hay otros factores que hacen a este estado pendular mucho más sensible que de costumbre. En 2016 el presidente ganó el estado donde se redactó la Constitución por 44.300 votos de 6,1 millones emitidos. Y en 2020 el registro de ciudadanos habilitados para sufragar llegó a los nueve millones.
Biden, que nació y se crió Pensilvania hasta los 13 años, parece resonar positivamente entre los votantes que dieron el triunfo a los demócratas entre 1992 y 2016. En una última visita al lugar, aludió a su trayectoria desde la casa natal de Scranton —una localidad de 75.000 habitantes en el noreste— hasta la Casa Blanca. Trump, mientras tanto, visitó el estado casi semanalmente durante la campaña, con unas 10 visitas personales o de su equipo.
Hacia finales de octubre 3,1 millones de votantes habían solicitado su boleta por correo y 2,1 millones la habían enviado completada. Sin embargo, varios condados advirtieron en los últimos días que necesitarían más tiempo y que por falta de recursos sólo podrían comenzar a contar los votos una vez terminado el acto electoral, el miércoles a la mañana.
Florida, 29 votos en el Colegio Electoral
Por último, el premio mayor, la Florida, vuelve a presentar un escenario tenso: si en las elecciones parlamentarias de 2018 triunfaron los demócratas, en las anteriores triunfaron los republicanos. Y sobre el estado todavía sobrevuela el fantasma de la disputa electoral de 2000 entre George W. Bush y Al Gore, que terminó con una decisión del la Suprema Corte. Y en la pelea contra Hillary Clinton, Trump prevaleció por solo 113.000 sufragios en el tercer estado más poblado del país.
En la última semana de octubre las encuestas favorecieron a Biden, pero por tan poco que el margen de error lo minimiza: 51% de la intención de voto contra 48% de Trump, según CBS News. Ya 2,5 millones de floridianos han emitido su voto por correo, una cifra impresionante: supera la cantidad total de votantes de 2016. El recuento también ha comenzado, lo que permitiría informar antes los resultados.
“Si Trump pierde Florida, le será más difícil impugnar los resultados de las elecciones en otro lugar”, analizó USA Today. “Pero las encuestas muestran que el presidente tiene una buena oportunidad de ganar el estado”. Para eso hizo un gran esfuerzo en diferentes ciudades durante los últimos 10 días, del mismo modo que Biden, a quien Obama apoyó con actos en Miami y Orlando.
Para los dos candidatos es un estado clave; Trump no puede perderlo y a Biden le costaría mucho remontar los 29 votos en el Colegio Electoral que representa. “Florida, de ti depende”, dijo el demócrata en un acto en el condado de Broward. “Si la Florida se vuelve azul, pues se acabó”. Algo similar expresó Trump en Tampa: “Vamos a ganar en la Florida y vamos a ganar por cuatro años más”. infobae.com