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Una investigación de la Unidad de Investigaciones y Procesos Especiales (SIPU) de la oficina de la Fiscal General del Estado de Nueva York, Letitia James, no encontró causa probable para acusar a los policías, entre ellos el sargento Jonathan Rivera, que le dio el tiro mortal, por la muerte del dominicano Allan James Feliz el 17 de octubre 2019 en una calle de El Bronx.

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Además del sargento, los oficiales Edward Barrett y Michelle Almanzar, también  estuvieron involucrados en el asesinato de Feliz. Rivera y Almanzar son de origen dominicano y los tres, detuvieron a Feliz y a un acompañante porque creían que los hombres no estaban usando sus cinturones de seguridad, aunque los tenían puestos.

Barrett verificó el número de  la licencia de conducir  de Feliz, quien había sido sentenciado a cinco años por robo, y encontró una orden de arresto abierta antes de darle una palmada fuera del auto.

Un comunicado de la fiscal explica que después de una exhaustiva investigación, la SIPU no encontró culpabilidad criminal por parte de los miembros del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) que estuvieron involucrados en el incidente.

“Sobre la base de los relatos de los testigos, las considerables pruebas de vídeo y un examen exhaustivo de los hechos, no se pudo demostrar que el uso de la fuerza mortal fuera injustificado más allá de una duda razonable, como exige la norma jurídica”, añade la fiscal.

Dijo que aunque la SIPU no encontró culpabilidad penal “en  trágico asunto”, hay varias preocupaciones serias sobre el manejo del incidente por parte de la policía de Nueva York. La SIPU emitió una serie de recomendaciones para abordar las preocupaciones, incluyendo la reiteración del llamado para que los oficiales de la policía de Nueva York dejen de participar en la aplicación rutinaria de la ley de tránsito por completo.

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“La gran mayoría de las paradas de tráfico – incluyendo ésta – no implican una conducta criminal, sin embargo la participación de la policía en tales situaciones puede resultar en interacciones violentas”, señala el comunicado.

“Si la policía de Nueva York sigue participando en la aplicación de las leyes de tráfico, la policía debe ordenar a sus agentes que no arresten a los automovilistas por órdenes de arresto abiertas relacionadas con delitos menores”, dijo la fiscal James.

“La muerte de Allan Feliz fue una tragedia, y ofrezco mis más profundas condolencias a su familia y seres queridos durante este tiempo”, expresó la funcionaria judicial.

“Mi oficina llevó a cabo una investigación exhaustiva de los acontecimientos que rodearon la muerte del Sr. Feliz y determinó que no podíamos probar que el uso de la fuerza mortal era injustificado más allá de una duda razonable, como la ley requiere para presentar cargos”, explica el comunicado.

“La cuestión decisiva con arreglo a la ley es si un oficial cree razonablemente que un individuo está en peligro inminente, y sería imposible probar lo contrario en esta situación. Aunque no se justificaban los cargos penales, nos preocuparon gravemente algunas de las medidas adoptadas por las oficinas que respondieron y emitimos una serie de recomendaciones que la policía de Nueva York debería tener en cuenta, incluida la de retirar a los agentes de cualquier tipo de actividad rutinaria de aplicación de la ley en materia de tráfico”, sostiene la declaración.

CRONOLOGÍA DEL CASO

Después de matar a Feliz,  el sargento Rivera  le bajó los pantalones, lo registró y lo esposó, sacudiendo el cadáver varias veces, según muestran los videos publicados horas después de la muerte, mientras la madre de Feliz, Mery Verdeja y sus otros hijos, denunciaron que fue tratado como un perro después de asesinarlo.

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Las horrorosas imágenes exponen a uno de los policías (blanco), Edward Barrett, atacando con fuertes puñetazos a la víctima que se resiste a salir del vehículo, mientras le grita “¡sal del carro, sal del carro!”.

El sargento Rivera, toma su pistola eléctrica Taser y hace varias descargas contra Feliz, a pesar de los gritos del civil pidiendo que se detenga.

Luego, dos de los policías entran al carro y uno de ellos agarra y sacude a Feliz por el cuello y el otro lo empuja por la cabeza hacia abajo para tratar de someterlo.

“Voy a tener que dispararte hermano”, le advierte el oficial identificado como el referido sargento, en tanto, la agente Almanzar, pide refuerzos en la escena.

El incidente ocurrió el viernes 17 de octubre en la avenida Bainbridge, cerca de la calle  211 Este alrededor a las 3:00 de la tarde.

La familia de Feliz ha incoado una demanda civil por $350 millones de dólares que incluye como demandante al hermano de Feliz, Sammy Feliz, y su novia Julie Aquino, quienes también presentaran demandas colectivas contra la ciudad y el NYPD debido a que entre  el  2010 hasta el presente, la ciudad no sancionó y apoyó y / o accedió de otra manera al uso del perfil racial como una herramienta para la aplicación de la ley, incluidas las paradas de tráfico.

La demanda también alega, que en el condado de El Bronx,  desde 2010 y hasta la actualidad, los policías implicados  utilizaron fuerza excesiva durante las paradas de tráfico.

Por Miguel Cruz Tejada

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