Cocinado o crudo. En salsas o ensaladas. Pocos alimentos podemos encontrar que sean tan completos y adorados como el tomate. Además de ser virtuoso en sabor, tiene muchas propiedades nutritivas que lo convierten en una atractiva opción para prevenir y controlar ciertas enfermedades. Aquí te contamos todo lo que debes saber sobre este delicioso fruto:
Planta reconocida
El tomate es el fruto de la planta Solanum lycopersicum, una herbácea perteneciente a la familia Solanaceae. Es nativa de América y su uso con fines gastronómicos se remonta a 2 600 años. El tomate, también llamado tomatera o jitomate, se caracteriza por su piel lisa, brillante y rojiza, una pulpa muy jugosa y semillas amarillas. Puedes consumirlo crudo, en salsa, puré, deshidratado o enlatado.
Los tomates son considerados superalimentos, ya que poseen una importante cantidad de vitamina A, C, E, K y del complejo B, ácido fólico, tiamina, potasio, manganeso, magnesio, fósforo y cobre. Además, tienen un alto contenido de agua, fibra dietética y proteínas, así como una serie de compuestos orgánicos como el licopeno, que le da su color rojo, y contribuyen a los siguientes beneficios:
Al momento de cuidar la piel, el tomate se alza como una opción más que interesante. Diferentes productos lo contienen entre sus ingredientes principales, gracias a sus propiedades antitranspirantes, antienvejecimiento y antinflamatoria. Además, un remedio caseros muy popular para las quemaduras solares consiste en aplicar rodajas de tomate sobre las zonas afectadas.
Gracias a su rico contenido de fibra, los tomates pueden ayudar a regularizar el funcionamiento intestinal, mejorando su movilidad, agregando volumen a las heces y estimulando la liberación de jugos gástricos que facilitan el procesamiento de los alimentos. Esto puede normalizar las deposiciones, mejorando la salud digestiva general y ayudando a prevenir problemas como el estreñimiento.
El consumo regular de tomate ayudaría a disminuir los niveles de colesterol “malo” y triglicéridos en sangre. Estos son los principales responsables de la aparición de enfermedades cardiovasculares, debido a que favorecen el depósito de grasa en los vasos sanguíneos. Los expertos creen que este beneficio se debe a que el tomate posee licopeno, compuesto con acción antioxidante.
El licopeno, un carotenoide con propiedades antioxidantes que el tomate posee en grandes cantidades, es muy efectivo para eliminar a los radicales libres. Este beneficio incluso se puede obtener de productos procesados en caliente como el kétchup. Distintos estudios encontraron que, por esos efectos, podría proteger contra el cáncer, específicamente de mama y próstata.
Debido a que esta planta es una buena fuente de vitamina C, minerales y antioxidantes, también podría aprovecharse para aliviar los cálculos biliares. Estos son depósitos duros de bilis que se pueden formar en la vesícula biliar. Al igual que en el caso anterior, este beneficio podría aprovecharse incluso si al tomate se lo consume en salsas o puré.
Distintos ensayos vincularon el consumo regular de tomate con un menor riesgo de desarrollar presión arterial alta. Los profesionales sostienen que esto es posible gracias a sus altos niveles de potasio, que es un vasodilatador. Esto significa que reduce la tensión en los vasos sanguíneos y las arterias, lo que aumenta la circulación, reduce la hipertensión y alivia la salud del corazón.
Muchos problemas de visión, como las cataratas o la degeneración macular por la edad, se producen por los efectos negativos de los radicales libres. Los tomate podría ser útiles para prevenir esta situación, debido a que son ricos en vitamina A, que actúa como un poderoso antioxidante y controla la actividad de estos agentes.
Aunque en general el tomate se presenta como un alimento apto para todas las personas, se registran algunas complicaciones que puede causar. Por ejemplo, se desaconseja para las aquellos que sufren llagas en la boca, debido a su nivel de acidez. También podría acentuar efectos secundarios de la quimioterapia, específicamente la mucositis.