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Mantener relaciones sexuales en pleno aislamiento supone un gran reto para la intimidad, pero solo un pequeño desafío para las nuevas tecnologías

Altice

Vivir en cuarentena es un reto formidable. Uno aprende cosas tan dispares como abrir las puertas con los codos y montar un colegio en casa sin mermar demasiado la productividad laboral (en el caso de que, afortunadamente, pueda teletrabajar). La experiencia te enseña la diferencia entre el jabón y el hidroalcohol, y cómo relacionarte a un metro de distancia de los demás. El aislamiento se hace llevadero durante las primeras horas, tras un par de noches solo es tolerable, y se convierte en un asunto crítico cuando uno se da cuenta de que le falta algo importante, un pilar de la existencia que no puede poner en la lista de la compra y que no aparece en ningún protocolo de aislamiento. ¿Qué pasa ahora con el sexo?

Lo cierto es que no es un buen momento para las relaciones sexuales, para qué negarlo. Pero también es verdad que no hay por qué condenar el sexo a pasar una cuarentena. Es más, quienes se han quedado separados de sus parejas pueden afrontar esta crisis como una oportunidad. Al menos es lo que dicen las expertas en sexología, que aconsejan probar y explorar nuevas herramientas para conectar y salir de nuestra zona de confort. ¿Por qué negarles una oportunidad? Si el teletrabajo funciona, ¿por qué no iba a hacerlo el telesexo?

Una excusa para redimir el ‘sexting’, pero con precauciones

Hacer sexting es una costumbre muy criticada, pero en estos momentos no vale la pena andarse con remilgos a la hora de compartir textos, imágenes y vídeos subidos de tono. Siempre que se haga entre adultos y sea una práctica consentida, el intercambio de archivos calientes no tiene por qué ser problemático. Eso sí, hay que tomar ciertas medidas de protección para asegurarnos de que no nos llevaremos un disgusto en el futuro.

La sexóloga Ana Lombardía recuerda que “para practicar ‘sexting’ de forma segura es importante que lo hagamos de manera que no se nos reconozca”. Nunca se sabe dónde pueden acabar las imágenes, y la crueldad de Internet no tiene límites. Pero preservar la identidad es tan sencillo como “no dejar que nuestra cara aparezca en las fotos o vídeos”. También “debemos evitar que aparezcan cosas con las que se nos pueda reconocer, como parte de nuestra casa o de nuestro cuerpo que sean especialmente significativas”, como un tatuaje.

La idea no puede ser más tentadora, pues cuando la pornografía retrata el deseo de una persona cercana, que expone su cuerpo solo para tus ojos, su efecto es especialmente excitante. Pero no todo el mundo está dispuesto a desvestirse de todo pudor y entrar en este juego. No hay problema, esa no es la única forma de participar. “También podemos hacer ‘sexting’ sin usar imágenes de ningún tipo, únicamente con texto”. En este caso, se trata de aprovechar el momento para fomentar la creatividad erótica y crear historias, escenas y contextos que prendan la mecha por nosotros. A través de estos mensajes, la pareja puede aprender mucho de nuestros deseos y fantasías, lo que puede poner en marcha una conversación que habría sido más difícil en otro momento y que quizá culmine en un encuentro futuro que ninguno olvidará.

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Pero tampoco es como para sentirnos como unos pioneros. En realidad, el sexting solo es una versión más explícita de los contactos telefónicos que tanto juego dieron a finales del siglo pasado. De hecho, ¿por qué no volver a coger el teléfono? Eso sí que sería subversivo… Y lo cierto es que pocas cosas son tan sugerentes como una voz bien entonada, ni más excitantes que el susurro adecuado en el momento justo, cuando proviene de la boca perfecta. Una de las grandes ventajas de este canal es que procesamos el sonido con la imaginación, que crea para nosotros una imagen tan viva como la mejor fotografía erótica. Sí, “la voz puede ser un estímulo muy sugerente y excitante”, remata Lombardía.

Si el teletrabajo funciona, el telesexo también

Si el confinamiento te parece un buen momento para probar el sexting, date un tiempo para hacerlo, pero prepárate para pasar al siguiente nivel: los juguetes eróticos diseñados para dar y recibir placer a distancia. “Funcionan a través de apps o con un mando a distancia. De esta manera, podemos mantener el erotismo sin tocarnos directamente, y activaremos la excitación al ver a la otra persona excitada y disfrutando”, aporta la sexóloga María Torre.

Existen diferentes dispositivos que se conectan al ordenador para que los controle la pareja aunque esté a miles de kilómetros de distancia. Klic-Klic, el primer gadget sexual 3.0 diseñado en España, lleva años a la venta. Desde su aparición, han visto la luz todo tipo de opciones que se activan a través del móvil. Y para quienes se sienten abrumados por este universo, hay formas de entrar en él poco a poco, como las aplicaciones móviles para proponernos juegos sexuales a distancia que propone Torre.

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“Si queremos o necesitamos nuevas ideas, una buena es Desire, que ofrece retos para mandarnos, crear los nuestros propios y lanzarnos a probar nuevas formas de jugar”, dice. Basta agitar el teléfono para que la aplicación facilite opciones de mensajes que mandar a tu pareja de juegos, dulces o picantes. Cada prueba superada se compensa con puntos que permiten desbloquear otros nuevos, cada vez más calientes. La única duda es hasta dónde puedes hacer que suba la temperatura.

Leer y ver pelis, pero subidas de tono

La cuarentena también ofrece oportunidad para culturizarnos, gracias a que muchas plataformas ofrecen gratis libros, revistas, películas, series, visitas virtuales a museos… ¿También es un buen momento para ver o leer contenido erótico en pareja? Según la sexóloga Raquel Gargallo, la respuesta es un rotundo sí. “Un ejercicio que hago en terapia de pareja es que si uno de ellos es lector y lee alguna escena erótica en algún libro que le guste, se la escriba, se la describa, se la lea o se la esconda a su pareja para tentarla, y que despierte la imaginación y la visualización erótica”.

El objetivo no es usar esta cultura sexual como unos preliminares, sino como parte de una nueva comunicación erótica que puede hacerse de forma conjunta en la misma casa o desde distintas ciudades. “Sentir el cuerpo del otro sin la penetración, a través de una comunicación distinta, de caricias sin piel con piel, con las palabras al oído en susurro, pero sin tocarnos…”. A veces el hecho de eliminar el coito de la ecuación es precisamente una forma de reactivar el deseo.

Autoerotismo, un ‘salvavidas’ que nunca falla

Ya en clave onanista, está claro que un recurso fundamental para no olvidar la sexualidad en estos días de cuarentena es autoerotismo. Tomarnos tiempo para mimarnos, cuidarnos y salir también de las rutinas de nuestra masturbación, bien sea a solas o con la pareja. “Es una gran oportunidad para usar el autoerotismo como herramienta para conocernos mejor. Normalmente, tenemos que buscar huecos para estar a solas, lo hacemos rápido y con el objetivo de desfogarnos, ahora podemos alargar ese tiempo y entretenernos en poner en práctica otros juegos con nosotras mismas”, recomienda María Torre.

Ana Lombardía recuerda que aún hay personas que viven con pudor su sexualidad, y afirma que este tiempo de cuarentena puede ser positivo para “quitarse miedos al respecto y a liberarse aún más en su sexualidad”. ¿Quién no se atreve a probar?  elpais.com

Por SILVIA C. CARPALLO

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