Por AP
Economía global en alerta: perspectivas sombrías antes de cumbres internacionales
En plena antesala de las reuniones entre líderes de dos continentes, el panorama económico mundial se torna cada vez más preocupante. Fábricas con baja producción, negocios paralizados y un crecimiento global vacilante son solo algunas señales de una crisis latente. Además, la tensión entre las dos economías más poderosas del planeta, Estados Unidos y China, intensifica una guerra comercial que complica aún más la situación.
De la prosperidad compartida a la incertidumbre económica
Hace apenas un año, las grandes economías disfrutaban de un período inusual de prosperidad conjunta. Sin embargo, hoy la economía global parece al borde de repetir la caída provocada por la crisis financiera de 2007.
Las soluciones no son sencillas. Los bancos centrales enfrentan límites: las tasas de interés ya están en niveles ultrabajos, por lo que bajarlas más implicaría perder herramientas clave para enfrentar futuras recesiones. Además, el alto endeudamiento gubernamental dificulta implementar recortes fiscales o invertir en infraestructura pública como puentes y carreteras.
Revisiones a la baja en el crecimiento mundial
Instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial han reducido sus pronósticos de crecimiento global. El jueves, Moody’s Investors Service estimó un crecimiento mundial del 2,7% para 2019 y 2020, una baja respecto al 3,2% registrado en los dos años previos. La agencia advirtió que esta “nueva normalidad” persistirá durante los próximos tres a cuatro años.
Conflictos comerciales y su impacto en la economía global
Las preocupaciones crecen mientras se reúnen los presidentes de bancos centrales en Jackson Hole, Wyoming, y los líderes del Grupo de los Siete (G7) en Biarritz, Francia. La tensión comercial, impulsada por las políticas proteccionistas del presidente estadounidense Donald Trump contra China y otros socios, alimenta la incertidumbre global.
Trump continúa aplicando y aumentando aranceles para presionar concesiones comerciales. Según Madhavi Bokil, analista de Moody’s, “la incertidumbre comercial llegó para quedarse”.
El comercio mundial en desaceleración
El FMI proyecta un crecimiento del comercio global del 2,5% en 2019, la tasa más baja en tres años. Este descenso impacta directamente a los fabricantes, evidenciado por la caída del índice de manufactura global de J.P. Morgan al nivel más bajo desde 2012.
Economías europeas y asiáticas enfrentan desafíos estructurales
Europa y Japón, impulsados por políticas monetarias expansivas, ahora regresan a un ritmo de crecimiento más lento y típico. En paralelo, China enfrenta su crecimiento más débil desde 1990, con una tasa estimada del 6,2% para este año y apenas 6% para 2020.
La guerra comercial con Estados Unidos, que ha impuesto aranceles a importaciones chinas por más de 250.000 millones de dólares, junto a las medidas internas de Beijing para controlar el endeudamiento, explican esta desaceleración.
Impacto global del enfriamiento económico chino
El debilitamiento de China afecta a países proveedores de materias primas, desde Chile, productor de cobre, hasta Australia, exportador de mineral de hierro, cuyas economías dependen en gran medida de la demanda china.
Desafíos en la eurozona y Alemania
En los 19 países que integran la zona euro, el crecimiento se redujo a una anémica tasa anual del 1,1% en el segundo trimestre. Las relaciones comerciales estrechas con Estados Unidos y China hacen que la región sufra el impacto de la disputa entre Trump y el presidente chino Xi Jinping. Además, la amenaza de aranceles elevados a autos importados desde Europa aumenta la incertidumbre.
En Alemania, motor económico europeo, la economía se contrajo un 0,1% en el segundo trimestre respecto al primero. De mantenerse la caída en el próximo trimestre, el país entraría en recesión.
Problemas estructurales como las costosas inversiones en tecnología para cumplir nuevas normas de emisiones afectan a grandes automotrices. Por ejemplo, la división automotriz de BMW reportó pérdidas en el primer trimestre, algo inédito en una década, mientras que Daimler registró su primera pérdida neta desde 2009.
El Brexit, una amenaza adicional para Europa
El proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea, liderado por el primer ministro Boris Johnson, añade incertidumbre. Johnson ha anunciado que el Brexit se concretará el 31 de octubre, con o sin acuerdo, lo que podría afectar la estabilidad económica regional.
Medidas monetarias y fiscales ante riesgos crecientes
Ante estos riesgos, el Banco Central Europeo (BCE) ha señalado la posibilidad de implementar un nuevo estímulo monetario próximamente. En diciembre, el BCE suspendió un programa de compra de bonos por 2,6 billones de euros, pero el optimismo ha disminuido debido a la evolución económica.
Estados Unidos: crecimiento resiliente pero amenazado
La economía estadounidense, tras una década de crecimiento récord, aún muestra fortaleza gracias al consumo, que representa el 70% de su actividad económica. Las ventas al detalle han aumentado, impulsadas por compras online y gastos en restaurantes, mientras que las tasas de ahorro alcanzan su nivel más alto desde 2012.
No obstante, los aranceles de Trump proyectan una sombra sobre el panorama. Los impuestos previstos para septiembre y diciembre sobre importaciones chinas podrían afectar más duramente a los consumidores y empresas estadounidenses.
Incertidumbre frenando inversiones
Las compañías retrasan decisiones de inversión debido a la falta de claridad sobre el futuro de las disputas comerciales. Eric Lascelles, economista jefe de RBC Global Asset Management, señala que “en todas partes las empresas están a la expectativa” ante la incertidumbre.
Opciones disponibles para afrontar la crisis
A pesar del pesimismo, existen herramientas para mitigar la desaceleración. Aunque las tasas de interés a corto plazo están cerca de cero, los bancos centrales pueden inyectar liquidez mediante la compra de bonos, como han hecho la Reserva Federal, el BCE y el Banco de Japón desde la crisis financiera.
Asimismo, pese al alto endeudamiento, los gobiernos podrían aprovechar las bajas tasas para financiar estímulos fiscales mediante recortes impositivos o inversiones públicas, impulsando así la recuperación económica.

