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El cirujano plástico Héctor Cabral Guerrero, acusado ahora por la muerte de la madre de la instagramer Yatnna Rivera, fue expulsado por tres años de los Estados Unidos en el 2012 después de llegar a un acuerdo con la fiscalía estatal para declararse culpable por un cargo de práctica ilegal de la medicina, por lo que fue condenado a una multa de $5.000 dólares y a una indemnización de US$23.055 a una víctima que operó en El Bronx.

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Cabral Guerrero también fue condenado a 250 horas de servicio comunitario en la República Dominicana.

Con el acuerdo, Cabral evadió una sentencia de 20 años en la cárcel, cuando fue sentenciado el 4 de abril de 2012 en la Corte Suprema Estatal en Manhattan por la jueza Laura Ward.

El acuerdo propuesto a Cabral por el entonces fiscal general de estado Eric Schneiderman fue criticado por las víctimas y observadores del proceso.

El fiscal del estado se vio obligado a renunciar del puesto, después que varias mujeres lo acusaron de acosarlas sexualmente, hace varios años.

Una de las víctimas de Cabral, Erika Hernández, quien después de ser operada por Cabral murió 15 días después en una clínica de Santiago de los Caballeros, pagó $6.000 dólares.

Cabral fue acusado originalmente de diez cargos por la práctica médica ilegal, ya que no tenía licencia del estado de Nueva York, además de las mutilaciones que sufrieron las mujeres, pero mediante el acuerdo las acusaciones se le redujeron a una.

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Se le imputó estar interviniendo mujeres desde 2006 y fue arrestado en 2011.

Después de llegar a la República Dominicana, Cabral continuó su práctica enfrentando también otras acusaciones por casos similares a la de la madre de Rivera.

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El caso de Erika Hernández, quien falleció

Érika Hernández, quien tenía 31 años, viajó desde el Alto Manhattan a la clínica de Cabral en Santo Domingo en mayo de 2012 para someterse a una operación que le habría costado más de $15,000 en Nueva York, pero el cirujano le hizo una abdominoplastia, liposucción, lipoescultura y los implantes de glúteos por $6.000.

La cirugía de siete horas ni siquiera había terminado cuando la anestesia comenzó a desaparecer y Hernández se despertó maldiciendo por el fuerte dolor y relató que uno de los asistentes de Cabral la mandó a callar.

Después de 17 días de dolor insoportable y fiebre alta, Hernández murió el 29 de agosto en otra clínica en Santiago.

“Es pura mala práctica”, dijo la madre de Hernández, Adela Ventura, quien culpa no solo a Cabral sino a las autoridades de Nueva York que lo dejaron libre.

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Cabral, que 52 años de edad, examinaba a las mujeres y las animaba a visitar su Centro Internacional para Avanzados (CIPLA) en Santo Domingo.

Durante la sentencia, Lisette Mejia, que fue paciente de Cabral y residente en El Bronx, dijo que se despertó con la piel del vientre quemada.

“Simplemente me envió a Nueva York para morir”, le dijo ella al juez.

La clínica de Cabral fue cerrada durante 10 días en junio de 2012 por las autoridades dominicanas después de que murieran tres mujeres, todas residentes en Estados Unidos, pero él, que es el dueño de la clínica, no fue el cirujano que operó a las tres mujeres que murieron.

Se estima que el 80 por ciento de las pacientes de cirugía plástica en la República Dominicana viven en Estados Unidos y otros países.

En 2003, numerosas mujeres regresaron de la República Dominicana con infecciones bacterianas graves y desfiguradas, y requirieron meses de tratamiento con potentes antibióticos.

Después que nueve mujeres, siete de ellas dominicanas, residentes en Nueva York volvieron infectadas, el Departamento de Salud de la ciudad, emitió advertencias en 2004 contra los viajes a la República Dominicana para hacerse cirugías.diariolibre

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