Se impuso a Schwartzman en el partido que había sido aplazado por la lluvia el miércoles con ventaja del argentino (4-6 y 5-3). Del Potro, su rival en semifinales
Por Nacho AlbarránNacho Albarrán
París.- Por lo visto este jueves en la Philippe Chatrier de Roland Garros queda claro que los aplazamientos y suspensiones no benefician nada a los rivales de Rafa Nadal. Que se lo digan a Diego Schwartzman, que de dominar al español el miércoles como hace mucho tiempo nadie conseguía en tierra y frenar su racha de 37 sets consecutivos sin perder en el Grand Slam francés (4-6 y 2-3 antes del primer parón y 4-6 y 5-3 antes del definitivo), ha pasado a ser vapuleado totalmente al día siguiente: 4-6, 6-3, 6-2 y 6-2 en 3h:42 de juego. En una mañana soleada, con buena temperatura y poco viento, condiciones opuestas a las del momento en el que se pospuso su duelo, el argentino se ha topado con la merecida suerte del campeón. Rafa está a dos pasos de la Undécima. En las semifinales, que alcanza por 11ª vez en París (27 ya en grandes), más que nadie, se medirá a Juan Martín del Potro a las 15:30 (Eurosport y DMax).
235th Grand Slam match win for @RafaelNadal!
The 10-time champion recovers from a set down to reach the semifinals 4-6 6-3 6-3 6-2 over Schwartzman.#RG18 pic.twitter.com/Nr8ZvwkPCI
— Roland-Garros (@rolandgarros) June 7, 2018
Puede decirse, y valga la redundancia, que llueve sobre mojado. En la final de Roma, Zverev ganaba 3-2 en el tercer set con un break a favor cuando apareció la lluvia. En la reanudación perdió cuatro juegos seguidos y el partido. Hace dos lunes, ya en París, Bolelli tenía un 3-1 en la segunda manga, pero tras un parón por la meteorología cedió cinco juegos. Luego se puso con 3-0 en la tercera cuando el encuentro fue pasado al martes. La continuación tampoco le vino bien porque el español ganó el partido en el tie-break. El miércoles Diego Schwartzman lo tenía todo a favor, con ventaja ante un Nadal fallón (23 errores no forzados, 44 al final) y sin profundidad al que habían vendado ambas muñecas. A la vuelta, 53 minutos después, el balear enlazó tres juegos, anticipo de lo que ocurriría este jueves.
El número uno del mundo carburó como acostumbra, tanto con el drive como con el revés cruzado. Sus golpes llegaban más lejos y con mucha más colocación. El Peque, desde sus 167 centímetros de altura (oficialmente 170) ya no encontraba la forma de pasarle con fluidez, ni con dejadas ni a derechazo limpio. Aún así, con mucho mérito, tuvo arrestos para reñir la derrota y favorecer el espectáculo, sobre todo en los juegos que cerraron los dos últimos sets, en los que se resistió como un jabato. Pero no podía hacer más ante un Nadal que venía con la lección aprendida y un puñado de soluciones para pasar a semifinales, un logro que celebró, eufórico, con un salto. “You’re the greatest of all time” (“Eres el más grande de todos los tiempos”), gritó un espectador desde la grada. Con permiso de Roger Federer, la eterna discusión.