Hace unos días se publicó un informe del FinCEN, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en donde se menciona que los “lavadores” de dinero y los estafadores han encontrado en el covid-19 una nueva herramienta para cometer crímenes y engañar a los incautos. Lo que el informe del FinCEN no menciona, ni siquiera de pasada, es que la verdadera estafa —y de proporciones inimaginables— es la que los gobiernos del mundo cometieron este año, utilizando de excusa al covid-19.
La primera parte de la estafa consistió en inculcar pánico extremo en la población para que, presas del miedo, aceptaran dócilmente que se les violaran sus derechos fundamentales, los aprisionaran en sus casas, los amenazaran con toques de queda, los obligaran a cerrar sus empresas, les hicieran perder sus empleos, sus ahorros y su nivel de vida.
Todo por una amenaza incierta, que no justificaba esos encierros y que ahora hasta la OMS se ha lavado las manos diciendo que ellos no los recomendaron. Dicen ahora los “expertos” de la OMS que los costos económicos, sanitarios y sociales de los encierros han sido “masivos” y que, por tanto, recomienda eliminar los cierres nacionales para evitar más costos. ¡Finalmente han aceptado que los encierros fueron un inmenso error!
Pero eso para los políticos era irrelevante. A ellos lo que les interesaba era presentarse como los “salvadores” de la población indefensa. Para ello empezaron por endeudar a esa misma población que decían salvar. En medio del pánico —que ellos mismos habían inculcado— fuimos muy pocos los que nos opusimos a semejante abuso de poder. A la mayoría no le importó, porque se creyeron el cuento de que era para “salvarlos”.
Ya con las bolsas llenas a más no poder, los políticos se voltearon a tirarle migajas a la población, en un supuesto gesto de magnanimidad. Las masas, asustadas y hambrientas, recogieron las migajas eternamente agradecidas con los políticos por “apoyarlos” en una situación tan terrible.
Ahora que los escenarios apocalípticos presagiados por los políticos para infundir miedo en la población no se cumplieron —lo único que sí lograron fue arruinarle la vida a cientos de millones de personas—, estos nuevamente le han jugado la vuelta a la población, diciendo que no llegamos al apocalipsis por todo lo que ellos hicieron, poniéndose de pecho ante el maligno virus, “sacrificándose” por el pueblo.
Y ahora, apenas empieza a pasar la crisis que ellos mismos crearon, sacan las uñas y lo primero que dicen es que, como se gastaron muchos recursos para “ganar la batalla”, ahora se necesita recuperar esos fondos y no queda más que subir los impuestos. Y así, sin mucho aspaviento, en apenas unos cuantos meses los políticos del mundo lograron estafar a la población incauta miles de millardos de dólares.
Lo peor de todo es que la mayoría de la población ni siquiera ha caído en cuenta de que fue objeto de la más grande estafa de todos los tiempos, y todavía se cree el cuento de los salvadores que se sacrificaron por su bien.
Y todavía hay una legión de tontos útiles que ven en esta gran estafa su oportunidad de oro para avanzar su agenda de agrandar el gobierno, bajo la excusa de que es necesario continuar con los apoyos a la población, ya que, debido a la crisis, esta se ha empobrecido más. ¡No son más que una partida de hipócritas y aprovechados!
Ojalá que los ciudadanos del mundo despierten pronto y se den cuenta de cómo los estafaron. Lamentablemente, el daño ya está hecho y las pérdidas se amontonan en cientos de miles de millones de dólares. ¿Será que algún día entenderán que todo fue por el dinero y el poder?
Opinion de Jorge Jacobs en Prensa Libre.