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Por María Estela de León

Altice

Aquí estoy Yo, así se titula la propuesta de Camila Pinheiro, la cual recoge los discursos de grandes mujeres que inspirando al mundo hasta nuestros días y nos ha motivado a escribir estas líneas, ¿Cuál es la misión de esta obra para las mujeres que creemos que el mundo necesita ser visto a través de las miradas también de las mujeres?

Inicio esta reflexión con una cita de la congresista estadounidense: Shirley Chisholm, en un discurso en defensa a la Enmienda de Igualdad de Derechos, ante la Asamblea de Representantes en el año 1969. “La mujer que no se somete al sistema, que trata de romper las pautas aceptadas, queda estigmatizada como “rara” y “poco femenina”.  

Las luchas y los aportes de estas heroínas y “otras que están bajo el manto del olvido y enterrada en el silencio de la historia sin memoria”. Estas contribuciones han sido vastísimas y en distintas ramas del saber, pero poco conocidas y vociferadas.  Me acomete una inquietud ¿Por qué no son estas hazañas los referentes para inspirar a la actual y futuras generaciones?  ¿porque negar la visibilidad de las mujeres?  Es en este contexto que me aventuro a citar al escritor George Orwell “La historia la escriben los vencedores”.    

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Bajo este embrujo, visualizo a estas mujeres con las de hoy y sin ninguna vacilación deduzco que fueron igual de incomprendidas y que sufrieron las mismas estigmatizaciones y vejaciones. El progreso en el reconocimiento de los derechos de las mujeres en todo el mundo ha sido en principio vilipendiado, cuestionado y pese a ellos, no se detuvieron y las de hoy no lo harán tampoco.

En la mujer vive una fuerza interior que cuando llega a la conciencia traspasa el alma, rompe los cerrojos de los estereotipos sociales, derriba las discriminaciones, hasta anidar en la conciencia; donde se construye el ser social. Fue así cuando la mujer salió a reclamar el derecho al voto, trabajar la tierra, educación, por los derechos políticos, la participación política, entre otras tantas reivindicaciones. 

En ese orden, los derechos de las mujeres se han mal entendido por núcleos incrustados en las sociedades que se resisten a la visibilidad de las mujeres en las direcciones de los puestos públicos, en estamentos gubernamentales, entidades privadas y en las organizaciones sociales de los países.

Es necesario, lograr un mayor empoderamiento de parte de las mujeres para ir hacia la consecución y realización de sus capacidades como seres humanos, y el no hacerlo quedó en el pasado. Es tiempo de que se comprenda que no es una lucha de mujeres contra hombres; es contra un sistema que se forjó bajo la mirada de una masculinidad que les hizo creer a ellas que esa era la naturaleza: los que mandan y las obedecen.

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Es preciso comprender la construcción social que relegó a las mujeres a lo privado y a lo doméstico y catapultó a los hombres para ser los que gobiernan, este sistema medieval llegó a su final. En el nuevo modelo social, a todos los seres vivos se les reconocen derechos; las mujeres no están excluidas de ellos.     

Es tiempo de un nuevo enfoque con relación al papel de las mujeres: Es una ignominia inexcusable que se les siga mirando, bajo la lupa de seres invisibles, débiles e incapaces de asumir y tomar decisiones por ellas mismas. Todo indica que el viejo camino llegó a su fin.

La autora es dominicana, periodista, abogada, y representante del Centro de Mujeres de las Américas RD

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